Los adolescentes no son productos del mercado del fútbol
Por estos días que se desarrolla en Manizales la fase clasificatoria del Campeonato Nacional Interligas Infantil, es necesario ahondar en algunas reflexiones, para nuevamente precisar sobre el deporte como camino hacia el disfrute.
Algunos jóvenes no han decido si el deporte es su proyecto de vida. Algunos lo hacen como pasatiempos, otros por el simple hecho de disfrutar la actividad física y otros hasta por emular a algún familiar que tuvo éxito en el alto rendimiento.
En cualquier situación, los entrenadores, familiares, técnicos, periodistas y acompañantes deben tener claro que presionar a los menores a ritmos exigentes puede tener consecuencias contraproducentes para los procesos. A los jóvenes deportistas, en categorías menores, tratándose de Infantiles y Pre-juveniles, hay que dejarlos experimentar la satisfacción de la práctica.
Incluso se habla de evitar momentos de excesiva competencia, pues estos suelen afectar el rendimiento físico, el comportamiento y las relaciones que el adolescente tienen con su entorno. Si bien, los profesionales en el área del deporte, la actividad física y la recreación, saben distinguir estos elementos; es necesario que la teoría no se distancie de la práctica.
Los familiares también son llamados a corresponder en este ambiente donde su presión o la ausencia de ella marcará notables diferencias en la etapa formativa del deportista. Aunque el entrenador sea un orientador al interior de la cancha o los espacios deportivos; los familiares pueden asumir ese liderazgo de complementar las enseñanzas.
Los niños, niñas y adolescentes no son productos del mercado del fútbol, son sujetos de derechos en una etapa de desarrollo, donde apenas están conociendo sus capacidades, identificando sus pasiones, siguiendo a quienes están cerca para forjar una personalidad, un estilo propio basados en lo que encuentran a su alrededor.
Por fortuna en cada delegación de Caldas, Quindío y Risaralda, estas reflexiones están siendo bien trabajadas. Y como no ha sucedido en años anterior, los familiares de los deportistas están comprendiendo que el técnico es el técnico y que el adolescente ingresa a la cancha a disfrutar y no a vivir la obligación de parecerse a Messi, Cristiano Ronaldo o Falcao García.