Las bofetadas al periodismo

Las bofetadas al periodismo

Foto / Carlos Marín

El mundo digital ha cambiado, las dinámicas para acceder a la información, tratarla y publicarla están marcando diferencias cada vez más sustanciales desde lo práctico.  Lo que no se podía hacer antes, se puede realizar ahora; sin embargo la censura que no existía antes, existe ahora.

La era digital llegó para transformarlo todo. El engranaje de los medios de comunicación tradicionales con el entorno digital y la migración de contenidos en el papel a las plataformas digitales supone todavía un reto, siendo el primero de ellos la manera cómo se soporta un modelo de negocio  que garantice el ejercicio, después de este, hay que surtir con una venía de retos más entre los que se encuentran la censura a las nuevas formas de hacer periodismo.

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Y hacer periodismo digital es una práctica a la que están llegando miles de comunicadores en el mundo, desde países angloparlantes hasta naciones de habla hispana exponen una creciente en el número de producciones informativas para la web. Es decir, el mundo moderno ofrece a cada periodista la oportunidad de tener su propio medio de comunicación sin asegurar su rentabilidad.

Sin embargo esto no siempre se da bajo el argumento de la presencia digital, corresponde a complejidades relacionadas con el mercado de la información. Ser periodista no es lo suficientemente rentable por los factores antes expuestos, la incertidumbre en el papel y la incertidumbre en el digital.

Bajo ese panorama los contextos que constituyen una sociedad, como la política, la economía, el deporte, la seguridad, se ven más expuestos ante la mirada de los comunicadores digitales independientes. Una ruptura política en un país es más fácil de comunicar ahora, que hace un siglo, cuando apenas existían el papel y los medios para difundirlo se supeditaban a la disposición de las personas para compartir de manera presencial e individual la información.

Ahora una ruptura comercial que suceda en Colombia se puede conocer en Indonesia o en Kuala Lumpur. Todo gracias a los servicios que ofrece Internet.

En el mundo del deporte sucede lo mismo, cada vez son más las personas que se aventuran a narrar los hechos deportivos que consideran noticia a través del entorno digital, todavía con una necesidad, la de entender bien  la dinámica web, una dinámica que no será estática, que difícilmente se mantendrá. Lo que hoy funciona, mañana podrá mutar, o transformarse para un nuevo medio digital.

Estas situaciones no son ignoradas por el Estado, por las empresas y organizaciones que están inmersas en los contextos de una sociedad. Ahora en una oficina de prensa es más fácil comunicar a través de redes sociales una decisión, que convocar a una rueda de prensa donde un número indeterminado de periodistas presencie el acto de entregar la información.

Las organizaciones, especialmente las relacionadas con el Estado, se han puesto en la labor de contratar más comunicadores para que manejen su información, fortaleciendo el mercado laboral del comunicador y debilitando más el mercado difuso de la prensa escrita en el papel y digital.

Es por eso que hoy en diferentes latitudes del mundo moderno, los comunicadores no se ven seducidos por la prensa; pero sí por un entorno que les permita trabajar con la información de una manera más directa, segura pero parcial.

En el contexto deportivo está ocurriendo que las organizaciones estatales al momento de realizar eventos están contratando a sus propios comunicadores, fotógrafos, web master, que hagan la labor que originalmente hacen los periodistas de medios de comunicación.

Esto en los principios fundamentales y los derechos a la libertad de prensa, es el origen de la censura hacia el ejercicio del periodismo independiente. Cuando el comunicador organizacional desarrolla la información, la presenta, la comparte sin derecho a consulta, no es más que otra práctica fundamentada en el veto.

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El periodista vinculado al medio de comunicación recibe una pieza informativa tratada, trabajada por la organización que podría no garantizar ahondar en la información, ya que la parcialidad de la misma tiende a favorecerá a quien la emite.

Cuando una organización decide contratar a un grupo de fotógrafos para que realice la toma de material gráfico para un evento,  ordenando a estos después compartir el material con los reporteros externos, es vetar al fotógrafo del medio, prohibirle que haga el trabajo para el que se preparó, es una bofetada al periodismo que ningún medio debería tolerar. El gesto mismo de hacerlo es un indicador de alarma para pasar a la investigación sea cual sea la excusa.

Ocurre también cuando la organización de un campeonato privilegia sus protocolos de emisión de contenidos por encima de los intereses comunes. Regularmente ocurre en el fútbol. Clubes que denominados corporaciones sociales, a la hora de corresponder a esta clasificación, deciden atender a mandatos fundados en la economía, esto en lo relacionado a los derechos de transmisión de sus partidos. Dejan de ser corporaciones y se trasladan a lo netamente capitalista cuando permiten cláusulas de prohibición a la prensa para que acceda a cierta información que debería ser de carácter público.

Prohibir el acceso a la información a los medios digitales para campeonatos de gran calado es también una manera de abofetear al periodismo.

Todo lo anterior lo que permite es que el papel del periodista en la sociedad sea cada vez más débil, se vaya sustituyendo su ejercicio, su manera de entender e interpretar la verdad en beneficio de las democracias, en beneficio mismo de las comunidades que son quienes dan vida a la democracia.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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