La coherencia en el mundo del deporte, ¡Más que necesaria!

Carlos Marín / Periodista Deportivo

En un sector plagado de intereses económicos y de poder se hace necesario entender que un buen camino para emprender procesos de éxito, tiene que ver con la coherencia en el discurso y la no empleabilidad de la retórica para congraciarse con terceros. 

Trabajar por el deporte es trabajar con consciencia social. Así como los periodistas buscan cumplir con ese compromiso con las audiencias y con los relatos más cercanos a las realidades; los actores inmersos en el mundo deportivo, deben construir  discursos que sean lineales a la práctica.

Un entrenador que consume alcohol con frecuencia, no debería orientar un equipo de fútbol, así como un dirigente deportivo que no tiene tiempo para su liga, debería alejarse de los cargos administrativos. Esto se explica muy bien en la distancia que hay entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace, llegando a impactar el campo de la coherencia en el razonamiento humano.

Sucede en el periodismo, un ejercicio que ahonda en el deber ser de los diferentes sectores. Algunos comunicadores constantemente están generando reflexiones sobre lo que ocurre en la sociedad, a veces propiciando en sus relatos, distancias de manera inconsciente entre la teoría y lo que se pueden interpretar como realidad. Pidiendo lo que ni siquiera desde sus capacidades humanas, son capaces de cumplir, promoviendo espacios que desconocen y convirtiéndose en narradores de relatos que terminan juzgando, antes que mostrando.

Así mismo sucede en el sector. Un funcionario público que incurre con frecuencia en hechos fraudulentos, no debería por ética, ser panelista en un auditorio que espera que se profundice en transparencia en el deporte. Ahí es donde aparece la doble moral, comportamiento arraigado en las sociedades occidentales, proclives a buscar la aceptación del otro como medidor de autoplacer, de satisfacción. Me comporto de acuerdo a los niveles de aceptación del otro.

Foto / Carlos Marín

Se pide a los deportistas esfuerzos sobrehumanos que muchos entrenadores jamás lograrían y ahí es donde se fracturan las relaciones basadas en las conexiones emocionales. Un entrenador que sea ejemplo para su atleta, inspirará más a la hora de la competencia, por encima de un entrenador que en su trayectoria no haya podido acercarse a un registro de éxito, bien sea dirigiendo a otro atleta, o bien sea a través de la experiencia personal.

Ocurre lo anterior hasta con jugadores, que sin entender la función tan esencial que cumplen para sus comunidades, se atreven a trasgredir la linealidad de su ejercicio, truncando carreras, empañando procesos y apartándose del camino.

Es por eso necesario que desde el lenguaje, desde el discurso y la ética en la práctica, las personas que integran el ecosistema del deporte sean referentes, busquen la coherencia y esa necesidad latente de ajustar los nodos entre lo que se piensa, se hace y se dice. Así como el deporte es estrategia para abordar problemáticas sociales, la coherencia es estrategia para transmitir con mayor credibilidad el mensaje. Ser un ejemplo para otros, es el mejor camino del éxito.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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