Fútbol sin Capital Social, prefiero no esperanzarlos
Fútbol sin Capital Social, prefiero no esperanzarlos
En respuesta al escrito del Periodista Deportivo Mauricio Gómez Buriticá, quien de manera respetuosa dejó plasmada su sensación frente a la actualidad del Deportivo Pereira, quisiera invitar al periodismo de nuestra region a un diálogo, que al mejor ejemplo de @elmago_b, pueda llevarle a la hinchada de los equipos del Eje Cafetero, una verdadera comprensión de las realidades que vive el fútbol profesional, a fin de que decidan de una forma más o menos pasional, seguir o no a sus respectivas escuadras.
Para leer: Prefiero no esperanzarme. Por. Mauricio Gómez Buriticá
Luego de leer el escrito que el colega construye en la lejanía de Buenos Aires desde la hermosa nación argentina, y con quien tengo nula comunicación, salvo desde los escritos que produce o comparte en su red social; al igual que muchos otros lectores, me sentí identificado. No lo digo por ser hincha de la escuadra matecaña, porque no lo soy; dejé de serlo cuando, como jugador amateur, conocí las oscuras relaciones que se mueven al interior de los equipos de fútbol, casi siempre cargadas de intereses particulares y ambiciones económicas, donde el jugador de fútbol es solo un instrumento que se usa, para satisfacer la sed de poder, y especialmente por las grandes sumas de dinero que se mueven en las transacciones de sus fichajes y en las transmisiones de televisión..
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Por estas razones, y por otras de maltrato, abuso y hasta explotación, preferí no seguir como hincha a un equipo y por ahí de vez en cuando, de forma jocosa afirmar que era hincha del Chicó F.C. por el simple hecho de tener en algún momento la oportunidad de jugar en esta escuadra por allá en el año 2001 cuando iniciaba Eduardo Pimentel como Director Técnico y Dirigente Deportivo en la segunda división. Y decía que era hincha del cuadro ajedrezado, porque en la época, esta escuadra no contaba con hinchada, ni siquiera en Zipaquirá donde era su sede de competencia.
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Hoy, después de asumir un reto periodístico en Semilleros Deportivos, con madurez y recorrido académico, puedo asumir una postura crítica más argumentada y menos pasional sobre la realidad del fútbol profesional en la región.
He visto que las cosas no cambian y que al igual que hace 17 años (cuando intentaba llegar al fútbol profesional), los hinchas están insatisfechos, sobre todo con un “espectáculo” por el que pagan cuando ingresan al estadio o por los colores que visten en una camiseta que aman por ser reflejo de su identidad cultural y de su región. El periodismo deportivo, no es ajeno a la misma situación; hoy más que nunca se encuentra en una encrucijada, intentando vender un espectáculo que (dada las limitantes que impone la Dimayor para permitir el cubrimiento deportivo), ha dejado de serlo en la cancha, para venderse en la pantalla chica, que es dónde desean los grandes medios de comunicación dominar, para garantizar su hegemonía en el mercado mediático deportivo. A mi parecer, interesan más televisores encendidos, que asistentes a los estadios, esta es la excusa perfecta para vender su publicidad y pagar a los equipos por aquello que dicen llamarse “espectáculo” televisivo.
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En la actualidad, si bien se preparan las “nuevas” pre temporadas, con “nuevos” “refuerzos” de jugadores, el discurso de las instituciones del fútbol regional no cambia en nada; muestra ciertos “cambios” y estrategias para atraer los seguidores y “reconciliarse” otra vez con la hinchada, luego de fallar en las promesas que desde el mercadeo se vendieron de forma errónea en el pasado. Y digo, de manera errónea, porque las promesas a sus clientes externos, nunca se cumplieron.
También escucho a los directivos del Deportivo Pereira afirmar que en lo económico la institución va bien, que la cifra del equipo supera los 33 mil millones de pesos para una posible subasta y que este año con la llegada de un cuerpo técnico doliente de la región, las cosas van a cambiar. Y pienso, que aún dándose una posible transacción de la ficha y administración de un “nuevo” dirigente, las cosas poco van a cambiar; para esto tengo varias apreciaciones, pero la primera que quisiera plantearle a los lectores, es que los tres equipos del Eje Cafetero como otros tantos del país, hace rato perdieron su Capital Social.
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Me pregunto ¿Quién pagará tanto dinero por un equipo que perdió su capital social?…, incluyo en mi pregunta la idea del Capital Social, para recoger los planteamientos de un economista alternativo de la Argentina, el profesor Bernardo Kliksberg quien precisamente dando el paso hacia los retos del mundo capitalista en el siglo XXI, se hizo la pregunta ¿Por qué la Cultura es clave para el desarrollo? en un ensayo publicado conjuntamente con el premio nobel de Economía Amartya Sen en el libro Primero La Gente. Y en su exposición frente a la idea del Capital Social se presentan cuatro aspectos que una buena empresa (desde un país hasta un equipo de fútbol), más allá del Capital Económico debe cultivar y/o cuidar, entre ellas: Capacidad Asociativa, Relaciones de Confianza, Conciencia Cívica y Valores Éticos. Cuál de todos ellos más olvidado y descuidado en nuestros equipos profesionales.
Los “verdaderos” hinchas de esta región, argumentarán que sin importar la situación acompañarán sus equipos hasta el fin de sus días, como dio ejemplo de ello la recordada “Chila”. Pero si me preguntan como periodista y como académico, responderé como lo invita Mauricio Gómez en su columna de opinión, “Prefiero no esperanzarlos”, porque a mi criterio, ninguno de los equipos de nuestra región, son “nuestros”. Hace mucho entraron en las toldas del derecho privado, pertenecen a algunos cuantos y no a “todos” como algunos hinchas creen por el simple hecho de llevar los colores o el nombre de la ciudad; por lo tanto, perdieron su capacidad asociativa al interior (por los celos e intereses particulares) y al exterior por no corresponder con el deseo de sus seguidores. En cuanto a relaciones de confianza, cada vez hay más duda sobre, si las decisiones son pensadas en el beneficio del buen fútbol o sí por el contrario siempre hay un sujeto, que bajo la mesa gana en sus intereses particulares. Qué decir de los valores éticos, con frecuencia se conocen las mentiras, se disfrazan las verdades y se ocultan las decisiones. Y ni hablar de la conciencia cívica, pues ni los colores ni el nombre que llevan por sus ciudades o regiones, logra ser respetado en un proceso administrativo y deportivo que en verdad represente a quienes creen representar.
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En definitiva, lo primero que debe tener en cuenta el hincha, el seguidor o el espectador, es que cuando asiste al estadio, realmente no interesa su presencia allí, porque, recuerden, es mejor tener televisores encendidos que hinchas en el estadio, esto aumenta la rentabilidad comercial de las marcas y disminuye los costos de logística. Segundo, los equipos pertenecen a quienes se lucran de ellos, y es evidente que muy pocos hinchas o periodistas reciben alguna rentabilidad por seguir al equipo. Y tercero, la pérdida del Capital Social, no se recupera solo con un ascenso de categoría, o con un nuevo cuerpo técnico. Se vuelve al Capital Social, cuando los equipos (entendidos como instituciones) le entregan a sus seguidores lo que desean, que es lo mínimo que debe dar un equipo de fútbol, un buen espectáculo deportivo.
Deseo, por el respeto que merece la pasión de los hinchas, que en las primeras presentaciones de los equipos haya buen espectáculo deportivo, ya que ante la expectativa seguramente muchos volverán al estadio. Ojalá, el buen fútbol los invite a continuar, pero en mi caso particular, como dijo Mauricio Gómez, prefiero no esperanzarlos.
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