Me pregunto si asistir al Estadio ¿Será un buen plan familiar?

Me pregunto si asistir al Estadio ¿Será un buen plan familiar?

Llevo muy poco tiempo ejerciendo como periodista deportivo, pero un buen tiempo trabajando con familias, niños, niñas, adolescentes y comunidades de Pereira. Siempre me cuestiono por el tipo de sociedad que somos y que día a día construimos para las nuevas generaciones.

Por. Jhon Hadison Aguirre Escobar

De joven tuve la firme intención de ser un futbolista profesional y pasé por algunas divisiones inferiores de equipos profesionales en Colombia. Si bien no tuve el éxito que deseaba, puedo afirmar que aprendí de éste mundo, el cual, después de formarme y ejercer la comunicación desde el campo educativo, puedo cuestionar con criterios de valor.

No sé si asistir al Estadio sea un buen plan familiar. En principio creo que sí, que vale la pena encontrarnos en este espacio para apoyar, acompañar y motivar el equipo de la ciudad y principalmente para darnos un abrazo por el hecho de encontrarnos en un lugar que nos convoca y que nos une. Sin embargo, me cuestiona y me preocupa lo que allí sucede en medio de tantas personas que deciden asistir en familia a expresar sus emociones, por supuesto con sus hijos e hijas o incluso con sus jóvenes sobrinos quienes les acompañan.

Recuerdo que de niño fue mi papá, quien me llevó por primera vez al Estadio. Creo que muchos vivimos una situación similar. Ese día el Deportivo Pereira le ganó 2 goles por 1 al Deportivo Independiente Medellín. Yo tendría unos 9 años, y recuerdo cuando el Pereira hizo el gol de la victoria. fue cuando un hombre, un tanto subido de kilos, que no era mi padre, me abrazó y me desapareció en su cuerpo, estuvo a punto de cargarme. Ese día fue algo bonito… cuando salimos los hinchas pereiranos gritaban ¡medallo, medallo, Pereira es tu papá!, honestamente no recuerdo escuchar un solo insulto, aunque podría estar seguro que lo hubo en medio de tanto alboroto.

Ahora me preocupa ir al Estadio, porque no encuentro adecuado que un padre o una madre (o un señor o una señora asistentes), lancen vociferaciones de odio, insultos y reclamos a jugadores o árbitros delante de sus hijos y esposas. Bueno, también vi la señora que lanzó unos cuantos madrazos a ese ser, a esa persona, que le hizo un gol en contra a su equipo amado.

Está bien gritar, emocionarse, subir las manos, cantar, brincar y vivir con uno que otro madrazo entre la boca. Pero desnudarse en palabrotas, señalamientos y gestos de desagravio hacia los deportistas, creo que no es un buen ejemplo para niños y niñas que asisten a disfrutar del fútbol con sus padres. Creo que así no es la forma como un niño o una niña aprendan a valorar a otra persona.

Quizá sea un soñador muy romántico en esto del fútbol, pero me gustaría creer en la posibilidad de ver y vivir el fútbol con la alegría del goce y el disfrute permanente, independiente de los triunfos; me gustaría que las personas que asisten, sean hinchas o no, se detuvieran a pensar qué tipo de sociedad podemos construir a punta de madrazos, reclamos y vociferaciones que validan en nuestros niños y niñas, en los jóvenes que apenas llegan al Estadio y en sus familias, el odio y el rencor por seres humanos, que también viven y respiran nuestro mismo aire.

Creo que los adultos podemos cambiar y dar buen ejemplo a nuestros niños y niñas. Mi invitación, para quienes la quieran tomar es que vivamos el fútbol y los estadios en paz y sembremos amor y respeto con nuestras palabras. Es así como podemos empezar a construir otra realidad.

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1 respuesta

  1. 26 de enero de 2018

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