El deporte en el Eje Cafetero necesita una matriz DOFA urgente

El deporte en el Eje Cafetero necesita una matriz DOFA urgente

Carlos Marín / Periodista Deportivo

Son cerca de 70 ligas deportivas, más de 710 clubes y una población estimada que supera los 2 millones de habitantes, toda una alternativa para la oferta de productos y servicios, de cara a la consolidación y desarrollo de un sector que no existe. 

Lo primero que necesita el deporte en el Eje Cafetero, es convertirse en un sector, para ello no basta solamente con emplear el discurso, la reflexión. Este intento por explicar la importancia del deporte, la actividad física y la recreación en la sociedad, se debe ir soltando, dejando a un lado, para pasar a dominar conceptos como la innovación social, el emprendimiento y mercadeo digital.

El gremio de la actividad física, recreación y deportes para ser sector, necesita organizarse, conocerse a sí mismo, realizar una especie de matriz DOFA, que le permita identificar las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades.

Un sector que no es sector

El ambiente del cine lo vivió, cuando se plantearon discusiones sobre si Colombia tenía una industria o no, finalmente se entendió que no, que la producción de películas anuales no superaba las 20, contrario a las más de 1.500 que se producían en Norteamérica, incluso en la India.

La ley del cine, la 814 del 2003, permitió que se partiera de un conocimiento sobre lo que se producía en Colombia, para ya después empezar a incentivar la producción de filmes. Las operas primas llegaron como pan caliente; sin embargo el cine en Colombia después de 15 años, no ha logrado posicionarse como debería, porque sus actores internos han direccionado en su mayoría, por caminos diferentes, aun cuando el Estado brindó el apoyo.

El Eje Cafetero es sede de los Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales 2023

Foto / Secretaría del Deporte de Caldas. El Eje Cafetero es sede de los Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales 2023

En el deporte sucede lo mismo, no se puede denominar sector, a un gremio que apenas está empezando a identificar que los discursos necesitan desarrollarse, que esa teoría debe pasar a la práctica y luego transformarse, como sucede en la naturaleza de las organizaciones.

El llamado sector no es más que un ecosistema al que le restan kilómetros de trabajo. Es por eso que ante las ventajas que tienen otras zonas del país, respecto a su demografía y dinámica comercial, el deporte en Risaralda no podría trabajar solo, lo mismo el deporte en Caldas e igualmente en Quindío.

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Las economías internas de estos departamentos, las fluctuantes relaciones entre los organismos deportivos, la escasa oferta de productos y servicios, ni siquiera darían para consolidar ideas tan ambiciosas como convertir el gremio en un sector. Para hacerlo se necesita partir de lo estadístico, del valor comercial y la inyección de soluciones a las problemáticas sociales que abundan en estos tres departamentos, pero de manera conjunta.

La Región Administrativa de Planificación, puede servir como herramienta, aunque no está demás estudiar otras posibilidades, por eso es fundamental la lectura social de los territorios y motivar a los dirigentes deportivos, entrenadores y deportistas a que se visionen, más allá de la voluntad político-administrativa.

El trabajo estimulado con los procesos

Un observatorio del deporte regional, un banco de proyectos de orden regional, una oficina de apoyo a los emprendimientos del gremio, y un equipo interdiciplinario que se encargue del ejercicio metodológico y técnico para realizar una radiografía y posterior matriz DOFA, de lo que es el deporte, la actividad física y la recreación en esta zona del país.

Una apuesta que podría tardar años, superar dos ciclos olímpicos, pero que en definitiva, a todas luces, permitirá resignificar la idea del deporte en la región y proyectarse como sector, sin depender de la caridad de los politiqueros. Porque en lugar de estar arrastrando votos, la gente puede estar capacitándose para servirle a su gremio a consolidarse.

El gremio de las artes y la cultura en Nueva York en la década del 2000, entendió que el diagnóstico que habían hecho sobre su escasa producción económica estaba mal, que sus redes de trabajo habían orientado de manera equívoca los esfuerzos en la búsqueda de las verdaderas falencias, después las herramientas para llegar a las soluciones, cuando se ejecutaron, no fueron las adecuadas.

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Por eso autodenominar al sector, como sector, sin saber cuál es su aporte económico hacia a la sociedad, es un error del que hay que aprender. Porque el aporte social está claro hace cinco décadas, pero se sigue trabajando sobre el mismo para conseguir miserias del Gobierno colombiano a través de las llamadas Políticas Públicas. Como si el cine en Estados Unidos dependiera del Gobierno, o como si el deporte también lo hiciera, las Políticas Públicas son instrumentos y nada más que eso, pero desde la administración pública, un instrumento puede ser eficaz o puede no serlo.

Las realidades contrastan de un lado y del otro, hasta lesiona el pensamiento la misma comparación con Estados Unidos; pero es necesario. El ecosistema del deporte regional requiere conocerse y venderse a sí mismo, eso no siempre visto desde la perspectiva neoliberal, es desde la manera de hacerse imprescindible para la sociedad en abundantes sentidos, además de autosostenible y sin caer en la pecaminosa reflexión de censurar al capitalismo como alternativa.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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