Deportivo Pereira: confuso, entreverado, gris, así es la situación

Cómo evitar abordar de nuevo el tema -Deportivo Pereira-, cuando el mismo alcalde de la ciudad Juan Pablo Gallo se encuentra en la encrucijada de querer ayudar pero sin encontrar caminos certeros que le permitan, como mandatario, responder al deseo y a los sueños de los hinchas pereiranos.

Su despacho sirvió ayer como escenario de encuentro entre un grupo de periodistas representantes de los medios de comunicación, directivos del Deportivo Pereira, Difútbol, Liga Risaraldense de Fútbol, ACORD Risaralda y por supuesto la Alcaldía de Pereira.

Fue un espacio de diálogo, por momentos acalorado, que intentó revelar y anticipar posibles soluciones para que la institución matecaña pueda trazar un camino amigable que le permita salir de la profunda crisis en la que hace más de una década entró.

Voces de los diversos actores intentaron descubrir los caminos posibles, algunos se debaten entre el pesimismo, otros lo hacen desde el optimismo, pero en definitiva la realidad invita a considerar que la superación de la crisis del «Grande Matecaña» tomará, no se sabe, cuántos años más.

Tampoco se dio el anhelado ascenso en el 2018, no ha sido posible la esperada subasta, el proceso de liquidación encomendado por la justicia colombiana no procede según los intereses del pueblo que clama por un cambio acelerado y radical que les permita volver a soñar.

De un lado y con persistencia, se encuentran los argumentos utilitarias que fundamentan toda su postura desde la cuantía presupuestal, desde el valor económico de la sostenibilidad (que es insostenible), del patrimonio representado en bienes que también se devalúan; del otro lado las voces piden con urgencia auditoría a los procesos financieros, exigen intervención del Estado y la justicia a la labor del Gerente Liquidador, y solicitan al mandatario acciones contundentes para «recuperar la ficha» que acredita al cuadro matecaña como un equipo adscrito al Fútbol Profesional Colombiano. Y entre pesimismo y hostilidad, aparece los soñadores, los conciliadores y las miradas, que tal vez románticas, siembran la posibilidad de la esperanza.

Foto / Carlos Marín

Pero hay algo que queda suficientemente claro en el nutrido encuentro de dolientes, y es que la confianza entre las partes se perdió, recuperarla va a tomar un proceso largo que amerita paciencia. Ni la subasta, ni la liquidación, ni la viabilidad financiera parecen ser soluciones de corto o mediano plazo; y en medio de la angustia del alcalde Juan Pablo Gallo, solo queda apelar a las buenas intensiones para construir entre actores y dolientes lo que sería un posible Manifiesto de Acuerdo, donde se enuncien compromisos necesario y reales para que el Gerente Liquidador y su equipo de colaboradores, correspondan en lo que sería el proyecto de ciudad Deportivo Pereira 2019.

Cúmplase o no con el manifiesto, el próximo año será un periodo de incredulidad, donde el hincha que es el más afectado, intentará creer en un proceso que de cumplirse con juicio, solo dará resultados en el largo plazo.

¿Qué tan preparada y dispuesta se encuentra la ciudadanía doliente del Deportivo Pereira, para esperar?, ¿Cuáles son las mínimas condiciones que se deben cumplir para retomar el camino de la confianza?

Ante el deseo casi generalizado de que el actual Gerente Liquidador – John Omar Candamil de un paso al costado y «devuelva» la institución a la ciudad o a los anteriores propietarios, es necesario advertir que se asumiría un riesgo probable de hacer más lento  el padecimiento, por las complejidades que implicaría nombrar un nuevo liquidador. El proceso de la subasta, que según los versados en el tema pordría darse antes de seis meses, depende de las posibles «trabas» jurídicas que también y casi con certeza es posible que aparezcan en el camino.

Es decir, ni muy allá ni muy acá se avizoran soluciones; las posibles se encuentran entre acá y allá, ninguna es concreta y las esperanzadoras requieren además de continuidad, una nueva credibilidad.

¿De donde saldrá nuevamente la confianza de la gente para seguir creyendo en un proyecto que le han vendido por más de una década y que años tras año sigue derrumbando sueños?

Toda postura es respetable, como pesimistas y como optimistas; independiente del extremo donde un doliente se ubique, plantea que en el medio y de manera confusa, entreverada y de color gris se encuentra la situación del Deportivo Pereira.

Lo mejor por ahora es no volver a ilusionar, y más bien construir un camino que parta de reconstruir la confianza perdida.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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