“Hay que ascender porque la ciudad lo necesita”, Pablo Rossi, volante del cuadro ‘Matecaña’

Foto / Pablo Bohórquez

El jugador del elenco pereirano nunca pidió la número ‘10’ solo le tocó porque cuando llegó, el utilero le preguntó en cuál posición jugaba y se la entregaron, luego el técnico Alberto Bulleri se la dejó para brindarle la confianza al chico que fue goleador en la segunda división del fútbol norteamericano.

POR: CARLOS A. MARÍN

Detrás de cada jugador de fútbol hay una persona, alguien que ha escalado durante años para llegar hasta el profesionalismo. Ese es el caso de Pablo Rossi, el volante de 25 años que hace parte del Deportivo Pereira, quien conversó con Semilleros Deportivos.

Aunque a Rossi el dorsal 10 le tiene sin cuidado, expresa que está dispuesto a todo con su actual club para poder llegar a la máxima categoría, ya que fue Deportivo Pereira el que le dio la oportunidad de regresar al fútbol profesional. Pues estuvo en el 2016 en Perú, país donde no se pudo acomodar por la altura, las condiciones y la cultura.

Foto / Pablo Bohórquez

De una familia humilde de la ciudad de Rosario, Argentina, este joven comenta que en 2008 dejó el colegio para dedicarse a la pecosa, una decisión que le cambió la vida. Su padre, Juan Rossi también vivió una situación similar cuando estaba joven; sin embargo Juan eligió el colegio, mientras su hijo optó por el deporte rey.

Pablo Rossi inició desde muy pequeño en las escuelas de fútbol de Rosario, después por dificultades económicas de dichas instituciones se acabaron, fue el momento cuando Rossi sintió que quería llegar más lejos. “Cuando tenía 17 años me tocó irme a Atlético Rafaela, allí hice varios años en reserva y tuve la oportunidad de debutar a los 19 años”.

Uno de los mejores momentos que recuerda en su corta carrera, fue el debut, cuando le llegó el momento de estar con Leandro Romagnoli, ídolo de San Lorenzo de Almagro, jugador que no olvida porque aparte de tenerle profunda admiración, le obsequió su camiseta aquella vez. “Soy hincha de San Lorenzo, me tocó debutar contra ellos y contra mí ídolo que es Romagnoli, en ese partido me regaló la camisa… tenerlo al lado, yo lo miraba más de lo que jugada, al final tuvo el gesto de regalarme la camisa, yo no le di la mía porque era mi camisa del debut, le dije ¡Discúlpame!”, y con esa disculpa pudo obtener un momento inolvidable en su vida.

Foto / Pablo Bohórquez

Cuando tenía 21 años se le presentó la oportunidad de llegar al fútbol norteamericano. El Seattle Sounders F.C., de la ciudad de Seattle, Whashington, le abrió las puertas para que estuviera con el plantel, como el equipo estaba listo, jugó en segunda división, competición en la que fue goleador y tuvo bastante reconocimiento por parte de los aficionados estadounidenses.

Estuve un año en Seattle, fue la primera vez que estaba lejos de mi casa, fue una experiencia en lo personal muy buena… allá vivía con un compañero con madre mexicana, entonces entre los dos aprendíamos inglés y español, recuerdo que compartíamos mucho, jugábamos play station, compartíamos diferentes momentos”.

Rossi resalta que su núcleo familiar, compuesto por Laura Bocaletti (madre), Daniel Rossi (hermano) y Juan Rossi (padre), le han significado un apoyo constante. El hermano estudia derecho, mientras sus padres no lo pierden de vista por más que se encuentre lejos.

Deportivo Pereira

Foto / Pablo Bohórquez

Estaba libre, estaba entrenando en Rosario con jugadores libres, estábamos en una escuela de fútbol de alto nivel, uno de los profesores era Bulleri… él viene a Colombia, y me recomendó. A la gente del club le gustó. Cuando me avisó que tenía la oportunidad de venir, yo no lo podía creer,  lo tomé como una nueva meta en mi vida”, dijo.

Fue el también argentino Alberto Bulleri que entendió el recorrido del futbolista y lo mostró a las directivas ‘Matecañas’. Pablo de 25 años y con varios equipos en su trayectoria se dispuso a buscar información sobre su nuevo club. “En seguida me puse en Internet a consultar sobre Deportivo Pereira y vi lo que había pasado con el ascenso. Nosotros no lo veíamos tan fuerte, pero cuando llegamos aquí con Matías Degrá, y tuvimos contacto con los jugadores, entendimos más la situación, dijimos: ¡ehh es más grave el tema!”, señaló el jugador.

Ascenso

Luego de conocer por parte de los compañeros la dura realidad, entendieron más la situación del equipo, la misma que indica mayor esfuerzo, más sacrificio en el trabajo para conseguir los objetivos, los mismos que hasta hoy tiene presente el rosarino. “El sueño por ascender no es solamente de la gente, es un sueño que tenemos todos, por nosotros y por la ciudad que lo necesita”.

Silbidos

Pese a las adversidades y a los silbidos desde la tribuna, Pablo considera que la afición es mejor que la de Estados Unidos, expresa que le gusta vivir el fútbol suramericano por culturalmente existen diferencias entre las aficiones y la intensidad con la que se vive el fútbol. “La verdad la gente me grita, pero trato de no escucharlos,  uno trabaja para hacer las cosas bien, si el club asciende también me sirve a mí”.

Con humildad acepta que quiere estar a tope en cada partido para competir y aportar a sus compañeros, “no tengo otra opción que trabajar duro para aumentar el nivel, pedir la pelota en los partidos, hacer el juego, así es el fútbol, no siempre vas a estar a un nivel alto”.

La dorsal ‘10’

Foto / Pablo Bohórquez

En Argentina me tocaba usarlo, pero no usaba siempre el 10. Aquí me tocó llegar y recuerdo que estaba haciendo los exámenes médicos, el utilero (que ahora no está en el equipo) me preguntó en cuál posición jugaba, le dije: volante, y me pasó la 10, cuando la vi, pensé que era otro reto más. No me molesta usarla pero si me hubieran dado la 33, no tenía problema”, indicó.

Finalmente Rossi apunta a que la relación con los demás jugadores es buena, existe un buen ambiente en el equipo en torno al ascenso, la meta que según dice han trazado todos.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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