El deporte paralímpico, más que reflexiones necesita acciones
Toda buena labor parte de un sustento reflexivo y en algún punto hay que pasar a lo concreto. Los deportistas paralímpicos en Colombia lo han interpretado así. Inclusión real, más que retórica.
Recién culminaron los VI Parapanamericanos, Lima 2019 y el país poco pudo enterarse de la gesta histórica de este grupo de deportistas que entregaron un saldo de 133 medallas a Colombia (47 de oro, 36 de plata y 50 de bronce), siendo la de Perú, la presentación más importante hasta ahora.
Detalles, finos detalles no han permitido que la escalada monumental que han tenido los atletas paralímpicos del país, cobre la importancia que merece. Desde la escasa cobertura, hasta el trabajo arduo que deben realizar para lograr la cercanía de empresas nacionales e internacionales en búsqueda de financiar proyectos deportivos.
Si gestionar recursos para el deporte convencional, se puede puede convertir en una experiencia prolongada, hay que aplicar la sensatez para asumir lo que significa para las personas que tienen habilidades diversas, o como se reconoce socialmente, personas con limitaciones físicas o cognitivas.
Los representantes del Comité Paralímpico Colombiano han hecho una admirable labor desde el 2015. Tanto así, que el mismo presidente cafetero, Julio César Ávila Sarria, se convirtió en el líder para las Américas de este movimiento. Esto ocurrió justo antes que el país ostentara el honroso cuarto lugar en Lima, Perú.
Sin duda, las personas vinculadas al deporte paralímpico están desarrollando labores admirables que logran resignificar al ciudadano en su condición de atleta. Sin importar, claro está, las limitaciones físicas que aparentemente posean. Ejercicios que entregan resultados decorosos como el de Lima, que incluso, superó el desempeño del deporte convencional.
Los organismos del deporte asociado, que decididamente le han dado lugar a los talentos con habilidades diversas, han enriquecido su función social, porque están incluyendo en sus agendas este componente con actividades concretas. Porque no es pedir más espacios, es ofrecerlos. No es cuestionar la ausencia de coberturas, es realizarlas.
Desde las acciones hay que motivarlos a que se sientan acompañados. Y la compañía también se concreta desde el patrocinio, desde la cobertura periodística real, desde el momento cuando en las redacciones se aborda la discusión de organizar la agenda deportiva en torneos paralímpicos, desde los foros de inclusión en el deporte, desde la distribución de los presupuestos, desde la focalización del trabajo, desde la articulación con organizaciones sociales.
La verdadera inclusión ocurre cuando se transforman las miradas y se convierten en algo práctico. El deporte paralímpico necesita mucho más de todos los colombianos, porque las medallas en Perú, no son promesas, son una realidad alcanzada.
«Unidos somos más. Más deporte, más región»
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