Yeimy Tatiana Echeverry, salió con toda en el atletismo del Quindío

Foto/cortesía de la deportista
En el atletismo, la formación a temprana edad puede ampliar las oportunidades para un potencial campeón, porque es a través de los procesos y las etapas que se logra la madurez deportiva, la cual se basa en técnica, experiencia y conocimiento competitivo.
Para atletas como Yeimy Tatiana Echeverry Betancur, quien ha sido medalla de bronce suramericano, medalla de plata y bronce este año en el nacional de atletismo y otros metales que se ha colgado a lo largo de su carrera, esta es una realidad, porque ha tenido que abrirse campo a través del tiempo y los obstáculos que han sido como vallas en su camino para convertirse en una campeona.
Su niñez transcurrió en Montenegro, Quindío, una localidad ubicada a 12 kilómetros de Armenia donde las calles y los parques se llenan de niños que juegan hasta quedar rendidos por el cansancio físico. Sin embargo, para ella y su familia, practicar un deporte no llegaba más allá de solo jugar y sudar, porque no existía la cultura de subsistir o vivir de deporte y por esto no la apoyaron en su decisión de entrenar atletismo.
Para la joven Echeverry, quien para entonces estudiaba en el colegio mixto General Santander, la educación física era el momento en que podía demostrar la velocidad de sus pies, algo que llamaba la atención del profesor quien sin pensarlo le recomendó que fuera a la desaparecida escuela de atletismo que había en el pueblo y participara en unos juegos Intercolegiados, algo que le quedó sonando a la atleta.

Foto/cortesía de la deportista
Sus primeros pasos en el atletismo
Se inscribió en la escuela de atletismo de Montenegro con varios de sus compañeros, pero al mes se lesionó en los isquiotibiales, sin embargo, se recuperó y clasificó para su primera competencia donde perdió todo, porque la compitió en 400 metros vallas, sin haber entrenado o saltado alguna en su vida. Aun así, siguió adelante entrenando.
Paradójicamente, su primer obstáculo estuvo en el encierro de su casa, porque para sus familiares esto no tenía futuro, olvidando que la intrépida deportista ya sabía saltar, por esto se fugaba por las ventanas y llegaba al entrenamiento. En su corazón, Yeimy Tatiana sabía que no estaba haciendo nada malo, sino por el contrario le estaba dando un orientación a su vida y buenos logros a su departamento.
Un amigo le daba los pasajes para que fuera a entrenar y cuando no podía eran sus entrenadores quienes le daban los pasajes y hasta ella misma calentaba trotando, pero no se perdía una sesión con el entrenador.
Por esta razón la joven atleta se trazó la meta de ganar para demostrarle a su familia de lo que se es capaz cuando el amor por el deporte se convierte en un estilo de vida, así tuviera que superar los cuatro esguinces de tobillo, una lesión del menisco y otra de cartílago que la dejó arrastrando el pie.
Así mismo tuvo que enfrentar a su rival más grande, la depresión y la ansiedad, que intentaron ganarle la carrera y por poco la sacan de las pistas, pero logró ganarles y cruzar la meta victoriosa.
Para esta empoderada velocista, estas fueron solo pruebas que la aportaron más fuerza y valentía, porque no estuvo sola, ya que Indeportes, Indera y la liga de atletismo, le mostraron el respaldo que necesitaba en esos momentos y así ha logrado triunfar en las competencias.
Mis metas a corto plazo, son igualar o mantener mis marcas en 400 y 800 metros, donde obtuve la medalla del nacional, porque siento que ahí mi cuerpo es más agradecido con esta prueba. Otras de las metas es tener la oportunidad de volver a ser deportista apoyado, porque uno sin apoyo puede lograrlo, pero con el todo se potencia más. Y a largo plazo, es prepararme muy bien para Juegos Nacionales 2027 y correr en la mayor parte de pruebas y terminar mi carrera de gerontología. Dice la deportista.
Hoy la atleta quindiana se prepara para futuras competencias, porque su sueño es demostrar que cuando se tienen metas en la vida, no hay ni obstáculos, ni barreras que logran derribar ese sentimiento que cada día cobra fuerzas con los entrenamientos y competencias que muestran lo cerca que se está de llegar.
De los compañeros que iniciaron aquel entrenamiento solo quedaron dos, ella y otro atleta de jabalina, los demás desistieron de sus metas deportivas por diferentes circunstancias como el factor económico, laboral o académico, un tema recurrente que se da en países donde históricamente el deporte no es una opción, mucho menos una alternativa.
«Unido somos más. Más deporte, más región»