Selección Risaralda, unidos somos más

Selección Risaralda, unidos somos más

El traspié sufrido en el partido contra Santander cuando todo parecía indicar que la delegación local estaba cerca de la clasificación, caldeó los ánimos hasta el desespero; sin embargo sobre el final, la reflexión debe superar la agonía de la derrota.

Por: Carlos A. Marín

Quienes estuvimos presentes en el importante juego que la Selección Risaralda disputó ante el combinado de Santander, sabemos que los jóvenes deportistas no negaron una gota de sudor en la cancha. Que el trámite del partido fue llevando el resultado, que quienes ofician de visitantes siempre llegan con la idea de sorprender al local, y eso fue lo que pasó en este encuentro saturado de sentimientos.

Luego, apelar al dialogo y fomentar la reflexión se hace necesario ante un marcador que no configuró el resumen de un partido que por poco deja como protagonistas a los árbitros. Ya lo venía reclamando el delegado de la Selección Antioquia. «El juez está pitando mal para los dos equipos», expresó, en el juego previo que disputaron los paisas ante los nortesantadereanos y que terminó 0-0.

Echarle la culpa al árbitro es una vieja costumbre; pero es una costumbre que no perderá vigencia dada la condición de ser humano que tienen quienes intentan ejercer justicia en las competencias, no solo en el fútbol.

Aunque ante lo repetitivo de los errores arbitrales, se empiezan a cuestionar las capacidades de aquellos que tienen la responsabilidad de equilibrar las cargas en este deporte, que va desde la Liga de Fútbol Profesional, hasta los torneos de categorías en formación. Parece que el mal es mayor si lo miramos de arriba hacia abajo.

Foto / Pablo Bohórquez

La balanza también se empieza a inclinar cuando la arrogancia de estos «superhombres» que tienen el pito en la boca, choca ante los comentarios reiterativos de los siempre condenados técnicos, los mismos que desde la línea que divide el campo de juego y la zona técnica, intentan sopesar entre lo que consideran justo o injusto.

La gresca en la que terminó el partido juvenil, tiene su origen en las decisiones arbitrales, y eso no lo pueden negar quienes asistieron; sobre el final, los correazos, puños y palazos fueron la conclusión de lo que se vivió en la cancha, con un árbitro joven y desorientado en sus decisiones, que quizá tiene la vaga idea que su oficio en la cancha es favorecer y desfavorecer de acuerdo al ritmo del partido.

Dejar de sacar una amarilla en una jugada peligrosa, es tan desafiante como la patada misma que descargó el rival. Y eso empieza a calar en la mentalidad del deportista cuando transcurren los minutos. Se le suma la intensidad que el público le inyecta a cada jugada.

Los gritos desde la tribuna retumban en el oído de jóvenes que asoman ante primerizas experiencias en el fútbol de alto rendimiento, sin llegar a serlo en este tipo de competiciones. Jóvenes que apenas están escalando peldaños en sus aspiraciones de avanzar hacia el profesionalismo, que quieren mostrar lo mejor de sí para ser tenidos en cuenta. ¿Cómo exigir serenidad ante lo arbitrario en estos casos?

Todo se convierte en un cúmulo de explicaciones que terminan generando un panorama desalentador porque todas aportan a la situación.

Después pasamos a la reflexión de equipo. Es sano para los deportistas ubicarse en la perspectiva que indica que no representan solamente a la liga, cargan en sus hombros el nombre del departamento. Deben sentirse orgullosos, así como sus familiares, amigos, técnicos y la prensa  sentimos orgullo por lo que hacen, independientemente de los errores que en el calor de los compromisos se puedan vivir, incluso después del 3-2 sufrido.

Foto / Pablo Bohórquez

Cristián Tejada, Ontonellar Jiménez, Dayán José Larrahondo, Juan José Trejos, Jefferson Quiñones, Sebastián Echavarria, Jhon Quinto, Juan Camilo Villegas, Octavio Hoyos, Nelson Quiñones, Víctor Clavijo, Leandro Loaiza, Johan Zapata, Jherson Mosquera, Carlos Fiesco, Edward Serna, Kevin Rodríguez, Juan Carlos Díaz Reina, Rubén Zapata, Kelly García y Daniel Hurtado, todos los que hacen parte de la Selección Risaralda, nos representan.

La persona detrás de cada nombre está trabajando por Risaralda y su fútbol, por un legado de 14 municipios que en cada participación construye historia.

Que esta derrota sea el principio de la unión de esfuerzos alrededor del único propósito, disputar la final.

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