Los árbitros también son llamados al respeto hacia los deportistas

Foto / Pablo Bohórquez

Son varias las denuncias que este medio de comunicación ha recibido en los últimos meses sobre comportamientos de árbitros, que rayan en la falta de respeto y la comunicación poco asertiva con atletas y dirigentes deportivos.

Si bien en el plano del referato nacional no hay que generalizar, se debe apuntar a una reflexión que invite a los ciudadanos que se orientan hacia este ejercicio, a comprender que su trabajo buscar mejorar los ambientes deportivos del país, bajo ningún pretexto condicionarlos.

Los jueces, sea cual sea la disciplina, emprenden una labor que dignifica el deporte, y bajo este postulado, acudir a agredirlos o que ellos agredan en cumplimiento de sus funciones, desvirtúa la esencia del oficio.

Semilleros Deportivos se ha caracterizado por resaltar la labor de los árbitros, cuyo trabajo se hace fundamental en las competencias de múltiples disciplinas. Son los responsables de hacer cumplir el reglamento e impartir justicia durante el desarrollo de los juegos. En algunas ocasiones se ha elevado voz de respaldo y hasta voz de protesta por las constantes agresiones de las que son víctimas. Sin embargo, en este espacio, también se busca que exista un equilibrio.

Su labor los convoca a ser referentes, utilizando un lenguaje que propicie el entendimiento en el terreno de juego y en determinados casos, por fuera del mismo; motivando a la transparencia, llevando a escenarios de equidad y condiciones iguales para todos.

Cuando un árbitro impone su mirada y sus emociones, por encima de los que se entiende como objetivo, está empañando no solo la realidad de un equipo, también de deportistas que individualmente han labrado un camino para alcanzar una meta.

En los deportes de individuales sucede lo mismo. Cualquier decisión basada en el calor de las emociones puede perjudicar de lleno todo un proceso, e incluso mandar al vacío meses de preparación.

Si bien se requiere de mayor respeto hacia los mismos, porque los jueces se convierten en actores expuestos, estos deben apelar a conductas cada más arraigadas a la comprensión de lo que están haciendo. Mostrando siempre la preparación y el profesionalismo, emanando un respeto hacia afuera. No puede un juez exigir respeto, cuando durante las competencias minimiza y amedranta a atletas, preparadores físicos y entrenadores.

Sea cual sea la disciplina, sea cual sea el género, el referí es siempre autoridad y como autoridad debe manejar comportamientos de líder, donde el respeto hacia el otro, sea la base principal de su labor.

Luego, están llamados a entender que en los procesos formativos, en el deporte de base, más que árbitros, se convierten en una guía complementaria para los semilleros. No queriendo decir esto, que deban cumplir con la función de entrenadores, psicólogos ni padres de familia; pero sí comprendiendo que la comunicación varía de acuerdo a los niveles de interpretación de los deportistas.

Un deportista de 12 años, no entenderá igual que un deportista de 19 años, o que un deportista que está inmerso en el alto rendimiento.  Allí es donde la comunicación no debería convertirse en un factor vulnerable, por el contrario en un elemento que el árbitro domine por sus conocimientos, cualificación y preparación.

De esta manera se exhorta a los árbitros de Colombia a seguir cumpliendo con una labor que se sabe no es sencilla, pero que desde el mismo sector deporte, se entiende como fundamental. Y mejor si se desarrolla respetando la dignidad del ser sea cual sea el deporte.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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