Lo que callan los periodistas deportivos en Colombia

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Remuneraciones por el piso, escaso respeto y poca aceptación del sistema nacional del deporte, pues se le identifica como un actor de difusión y no de participación activa en la construcción de políticas públicas.

Surtieron efecto los XXI Juegos Deportivos Nacionales y V Juegos Paranacionales, con gran presencia de periodistas deportivos de todas las regiones de Colombia. Los comunicadores fueron los encargados de hacer sonar en cada rincón del país la importancia de estas justas.

Fueron 33 delegaciones deportivas y más de 10 mil deportistas en deporte convencional y no convencional, los que arribaron al encuentro deportivo para relatar sus historias y mostrarle al mundo de qué están hechos, esto con un aliado fundamental, la prensa deportiva.

Medios tradicionales, nuevos medios y plataformas de periodismo digital, enviaron a sus colaboradores a Cartagena, Magangué, Arjona, Turbaco, Nilo, Cali y Bogotá con todo y la logística que supone; el esfuerzo por comercializar productos para que sus periodistas puedan cubrir con independencia, rigor y fidelidad los hechos. Narrar cada suceso de las competencias durante 24 días de acción deportiva, reflejó que la labor no pierde vigencia.

Pese a la importancia del papel de los periodistas deportivos, en algunos escenarios no se les brindó las garantías suficientes para desempeñar su trabajo, en otros la hidratación no se vio pese a ser anunciada por la organización de los juegos en cada escenario. Y hubo lugares donde dirigentes administrativos de federaciones deportivas, restaron interés al trabajo de la prensa, y obstaculizaron a la misma, privilegiando los canales institucionales y entregando réditos a sus comunicadores, en espacios que debían ser reservados para la prensa nacional.

Como en los Juegos Nacionales, sucede en planos específicos al interior del sistema nacional del deporte. Algunos organismos del deporte asociado, todavía no comprenden la importancia de la prensa especializada y la labor tan importante que esta desempeña. Subestiman su trabajo y se desentienden del valor que tiene difundir realidades, más allá de sus públicos específicos.

Los periodistas deportivos como actores de la sociedad no necesitan privilegios, lo que necesitan son condiciones mínimas para desempeñar el ejercicio, en beneficio de los actores del deporte y de las audiencias.

Un ambiente de adversidades

Todo esto se da en un panorama agridulce para los periodistas deportivos en Colombia. El surgimiento de medios sociales y plataformas digitales permiten a los ciudadanos abrir canales de difusión de información que suele confundirse con periodismo de rigor, deformando la práctica de comunicar, dejándola a merced de los interesados en trinar, en postear sin ningún reparo en la clasificación de datos, detalles de autoría o temporalidad de lo publicado.

La profunda dependencia de los medios tradicionales con los entes estatales en materia de publicidad, están mutando hacia los nuevos medios. Medios nativos digitales buscan financiar sus proyectos con dineros del Estado, deslegitimando la distancia que debería existir entre uno y otro. Esto termina envenenando el concepto. Luego aparecen los silencios, la omisión de la denuncia, la justificación cómplice del obrar sin sentido social, bajo el argumento de la financiación.

Claro está, el modelo económico de los nuevos medios no está encontrando el respaldo suficiente en la empresa privada, que actúa de espaldas a esas nuevas narrativas. Es este escrito la invitación manifiesta para que líderes y empresarios del gremio deportivo, también se adhieran a ese propósito de revalidar el valor del periodismo desde acciones prácticas que impulsen a través de relaciones comerciales, la actividad de informar.

El oficio del periodista deportivo necesita revalidar su importancia, encomendar el respeto que debería tener reconviniendo las malas prácticas e instruyendo a las nuevas generaciones.

El periodismo prepago y el periodismo extorsivo que abundan por doquier; exigen abnegación y preponderar lo colectivo por encima de lo individual. Alejarse de las esferas políticas y de poder, para narrar desde afuera cómo estas influyen en la democracia. Desde adentro el periodista no le queda otro camino que ser parte, restando atributos, desprotegiendo el criterio.

Quienes administran los medios tradicionales y nuevos medios, deben ampararse en los principios que rigen la responsabilidad de informar, no en la necesidad de financiar con modelos de producción informativa, los mismos proyectos; toda vez que resulta inconveniente para la libertad de expresión. La violencia, el poder y el dinero coartan la libertad de prensa en innumerables dimensiones.

Remuneración indigna

Los salarios de los periodistas deportivos ante extensas horas de trabajo, no hacen de este ejercicio el más apetecido. Egresados de diferentes universidades de la región optan por acudir a otras ramas de la comunicación y evadir la alternativa que genera el periodismo en sus múltiples vertientes.

Los comunicadores deben estar en la mañana en un escenario cubriendo Rugby, en la tarde cubriendo Voleibol y en la noche cubriendo Fútbol, ante míseros sueldos que no equilibran el tiempo perdido con sus familiares.

Los empresarios de la información se han creído el cuento de la pasión, han logrado manipular con esto hasta conseguir con gestos retaliativos disminuir los derechos que tienen quienes cooperan con sus proyectos, logrando asumir las prácticas neoliberales que el mismo periodismo en esencia y desde otro ángulo de lo moral, ataca, lo que determina una incoherencia absoluta.

Semilleros Deportivos desde su surgimiento, ha propendido por resignificar el ejercicio, otorgándole al periodista la libertad de manejar su tiempo, disponiendo de dinámicas de trabajo donde la labor no repercute en los tiempos familiares, concediendo libertades que invitan al periodismo a encontrar otros equilibrios.

Este medio encomienda continua capacitación a sus colaboradores, con modelos de cualificación interna que buscan que periódicamente los mismos, eviten ingresar a esa atmósfera áspera del mercado donde todo vale. Desde vender el concepto, hasta trabajar de la mano con la política, distorsionando la comprensión de lo que significa ser periodista.

Financieramente ha sido un reto mayúsculo porque el panorama así lo ha manifestado; sin embargo este medio persiste en visibilizar el deporte colombiano desde las bases deportivas con un periodismo que siempre está en esa búsqueda de la imparcialidad.

Sin obviar los retos que tiene la prensa deportiva de Colombia, se ha preocupado por trabajar con rigor, fidelidad e independencia pese a las adversidades.

Con las empresas que han confiado en el proyecto, sostiene su filosofía y motiva a otros a continuar desarrollando un periodismo que clarifique el camino para las masas. Ojalá más empresas entiendan que hacer periodismo no es fácil, pero sin acudir con celo al argumento de la pasión, la responsabilidad convoca día a día, a entregar lo mejor para dar lo mejor.

Esperando que las audiencias no sustituyan estos valores, por el deseo pernicioso de recibir información sin ningún tipo de tratamiento.

El maestro Javier Darío Restrepo hablaba del periodismo de esperanza y a eso le ha apuntado este medio, que espera con la complicidad de sus audiencias, seguir trabajando para potenciar el talento deportivo en Colombia, porque unidos somos más.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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