¡Hay que generar una cultura del fútbol en el Eje Cafetero!

Foto / Ernesto Naranjo Henao

¡No la tenemos! es evidente que no la hay, ni alrededor de los clubes profesionales, menos en el fútbol aficionado. 

La abundante organización de eventos deportivos no garantiza que en la zona exista una cultura del fútbol. Una cosa es apreciar este deporte, otra comprometerse e identificarlos como un valor cultural y deportivo.

Año tras año Once Caldas, Deportivo Pereira y Deportes Quindío, deben hacer esfuerzos mayúsculos por acercar a los hinchas a sus proyectos. La compra de camisetas, los escasos abonos y el descontento social, demuestra que no existe un interés por reconocer en el fútbol profesional, ese gran entretenimiento que requieren las masas.

Luego, tampoco en los eventos del fútbol aficionado, que son más frecuentados. En un 90 por ciento por los familiares de los deportistas que buscan el acompañamiento; sin embargo, esto tampoco indica que haya un respeto por lo que significa jugar al fútbol, los valores que este transmite y la importancia de coincidir en el deporte, no son reconocidos, por el contrario tergiversados con las constantes agresiones hacia los árbitros, entre jugadores y demás.

Deportivo Pereira acaba de ascender a la máxima categoría, y hasta la fecha el respaldo que ha recibido de la ciudadanía es escaso. Del 2019 exitoso, que cerró el año con caravanas y majestuoso acompañamiento de los pereiranos, no quedan sino las fotos en redes sociales, porque los amantes de la pecosa, poco se han acercado a respaldar ($) al plantel con la compra de abonos, o la mínima intención de acceder a las prendas alusivas al club.

Esto se repite en Manizales, una ciudad que ha mantenido a su equipo en primera división y que ya goza de una Copa Libertadores de América (2004); además de cuatro campeonatos domésticos, los mismos que han impulsado a que en las calles manizaleñas, los ciudadanos sientan el blanco como propio.

Luego, ese aprecio no se ve reflejado en el ‘vamos todos a la cancha’, el hincha caldense es mucho más crítico, su sentido de pertenencia se refleja en la reciprocidad que le brindan los jugadores en la cancha. Esto hace que sea difícil determinar que exista una cultura del fútbol.

En cuanto al fútbol aficionado, los panoramas no varían. El respeto por el fútbol, el proceso y la determinación de las condiciones idóneas para generar nuevos talentos, no están tan arraigadas; porque resulta que en el fútbol, para que exista una cultura del mismo, se requiere de armonía, actores que comprendan, cada uno su importancia en el desarrollo que deben emprender para fortalecer esa mirada.

En Quindío, ni hablar. Es un departamento rezagado en cuanto a su fútbol. Ni siquiera la Liga Quindiana de Fútbol sostiene una comunicación productiva con el Deportes Quindío. La relación que debería existir entre el plantel y el fútbol aficionado se desconoce.

Esto alimentado por el descontento que genera que el ‘milagroso’ se mantenga en la segunda división. La desproporcionalidad entre el sentido de pertenencia y el malestar que provoca que la administración del Quindío se desentienda del valor social que tiene la institución, no solo para el departamento, también para el Eje Cafetero en general.

De esta manera, hablar de cultura del fútbol, es un poco apresurado en la región. Tener dos o tres equipos en primera, no garantiza que se viva, tampoco el que exista una amplia oferta en la organización de campeonatos.

Los estudios culturales, los datos estadísticos, las memorias del balompié regional, reposan en recintos aislados del contexto deportivo. Algunos se han atrevido a crear museos, otros desde la lejanía de una habitación tienen libros de datos que bien podrían servir para construir una antología del fútbol local; pero no ha ocurrido así.

Desde el entorno aficionado, los principales valores que promueve el fútbol se desvanecen. El respeto, la solidaridad, el compromiso y la disciplina.

El gran escenario del fútbol regional, adolece de los más importante, una cultura del fútbol. Esa que motive a todos los actores a encontrar indistintamente de colores de camisetas, nombres de organizaciones, una oportunidad cultural para desarrollar al ser humano a través de la redonda. Historia, valor social y sentido de pertenencia, eso integra la cultura.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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