El negocio del Fútbol, redondo para pocos y cuadrado para muchos

Andrea Mesa Quiceno
Asociada Acord Risaralda

El fútbol en Colombia como en muchos países, ha sido interpretado como un bien común, un deporte que mueve masas, alegrías y pasiones y que como ninguna otra disciplina deportiva, entrega al país grandes resultados económicos, resultados obtenidos porque en últimas el fútbol es un negocio con muchos actores, equipos, jugadores, hinchas, comerciantes y dueños. El negocio ha cambiado mucho.

El contexto social ha influido en los cambios que el fútbol ha experimentado, no estaban las transmisiones de televisión y como no había violencia relacionada a la barras bravas, ir al estadio era un plan familiar; la radio entonces tenía un lugar de preminencia, pues aunque se viviera o no de forma presencial el encuentro, ‘el transistor’ era la compañía ideal. Con el paso del tiempo y la adaptación de costumbres extranjeras a las vivencias del fútbol, llegaron las barras bravas y la violencia, hecho que alejó a las familias de los estadios, entonces se fortalecieron las transmisiones por televisión, ahora el plan de las familias colombianas era en la paz del hogar, siguiendo al equipo amado sin moverse de su casa, una gran oportunidad para los amantes del fútbol gracias al mercado y a las nuevas dinámicas de consumo de este deporte, por ello, ahora vemos los estadios vacíos.

 

De cierta forma, la televisión y los dueños del fútbol encontraron una fortaleza en la problemática de la violencia, porque esto permitió que la importancia de las transmisiones de televisión creciera cae vez más. Hoy todos los partidos de la Liga son transmitidos, los más importantes del Torneo y algunos de la Liga Femenina.

El negocio ha cambiado mucho, ahora el consumo está en los derechos de televisión y en la publicidad, y como en todo negocio, el consumidor, el usuario o el cliente, deberían tener el lugar de privilegio, sin embargo parece no ser así; las últimas actuaciones de la Dimayor permiten prever la privatización del fútbol. Se habla de un canal Premium, «pagar por ver», imagínese que cosas tan interesantes han podido suceder en estos años de experiencia el canal deportivo de TV, que seguramente el negocio da para más y  de darse esta situación en Colombia ya no solo se piensa a nivel del espectáculo profesional, si no también a nivel aficionado, solo basta mencionar el caso de la PonyFútbol. En últimas el consumidor será quien decidirá si compra o no, pero eso sí, el hincha consumidor vale es por su capacidad de «pagar» y no por posibilidad de «sentir».

Foto / Pablo Bohórquez

Los encargados de administrar y reglamentar los torneos de fútbol en nuestro país, los dueños del negocio, hoy lo manejan como bien les parece, todo gira en favor de la transmisión, los horarios se establecen pensando en todo menos en el hincha, en últimas es el negocio de ellos, triste realidad, pero en últimas realidad. Dimayor va expresando con sus decisiones que del cliente final (el hincha) solo le importa su consumo publicitario y no tanto su satisfacción con el espectáculo.

Sumada a esta postura de mirada al hincha, hay que decir que en toda esta situación de cambio que ha venido presentando la Dimayor, también se ha entrado a vulnerar la libertad de prensa y cada vez son mayores los requisitos que exige para que los periodistas puedan ingresar a un cubrimiento futbolístico, olvidando que por años le han engrandecido el negocio. Y no solo a la Dimayor, sino a cada uno de los equipos de fútbol del país.

Lamentablemente vivimos en una nación con poco recuerdo, donde a los directivos del fútbol colombiano les dio ahora por faltar a todos los principios de la libertad de prensa y cada día los periodistas se ven más limitados para hacer el trabajo en los escenarios futbolísticos del país, luego de que las anteriores generaciones  ayudaron con sus micrófonos y majestuosas voces a hacer grande al fútbol colombiano, ahora que el fútbol supuestamente ya no los requiere por su solvencia económica, entonces terminan siendo la piedra en el zapato para ellos.

El negocio ha cambiado tanto que ya las taquillas no son significativas, lo significativo son los derechos de televisión como centro de las finanzas. Los dueños del fútbol están despreciando a sus clientes más importantes, el hincha y el periodista, vulnerados por criterios de privatización, pero la realidad es que la pasión no se privatiza. Entre los clubes y la Dimayor, se han repartido el negocio, pero señores, no se les olvide que el fútbol está hecho de hinchas que viven la pasión y de periodistas que con sus letras y palabras han hecho de este un deporte masivo, de impacto y de total rentabilidad y aunque el dinero esté en la transmisión del fútbol, no saquen al periodista del estadio, sea de prensa, web o radio que por años han estado ahí y  tampoco aparten al hincha del común de su equipo amado, permítanle seguirlo y sentirlo de cerca.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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