Diego Abril quiere ser campeón en octubre
Previo al partido de vuelta de la final de la copa profesional de microfútbol en Colombia, el conjunto calarqueño Caciques del Quindío compartió con sus seguidores, sus jugadores se tomaron fotos, firmaron autógrafos y entregaron entradas para disfrutar del partidazo en el coliseo del sur en Calarcá.
Por: J.J. Tabima
La prensa del departamento estuvo presente, la gran mayoría de los jugadores aceptaban las entrevistas con gran facilidad, pero uno de ellos huía a las diferentes peticiones, Diego Abril, el habilidoso jugador aunque catalogado por sus compañeros como el más «mamagallista» le tiene terror a los micrófonos, cámaras, grabadoras y similares.
Diego Armando Abril Patiño nació en Bogotá hace 36 años, es el menor de 3 hermanos y solo hasta los 20 años cuando finalizó sus estudios, se dedicó de lleno al Microfútbol, participando en varios de los tantos torneos que se realizan en la capital colombiana.
«Yo empecé muy tarde, mis padres me inculcaron mucho el estudio, luego me fui a prestar servicio y a los 20 años inicié en el Microfútbol, mi infancia fue llena de alegría, me la pasaba con el trompo, el yoyo y todo eso, jugaba el micro en el colegio, recochar, pero nunca pensé en jugar Microfútbol profesional, mi deporte era ser niño y divertirme«. Para este jugador de Caciques del Quindío la prioridad es su familia -padres, hermanas, sobrinas y su hija-, «a ella le he inculcado el deporte, la honestidad, la sencillez, uno tiene que esforzarse y ser disciplinado que es lo más importante, me considero un gran padre, una persona que es recta con los demás, ser humilde con todo el mundo, eso es lo que más le digo a Laura Valentina mi hija«.
Este jugador al que le tocó ir paso a paso, abriéndose camino en la élite del Microfútbol, es considerado hoy por hoy uno de los mejores jugadores no sólo de Colombia sino del mundo, consagrándose en el mundial de Bielorrusia en el año 2015. «Me entreno como si ese día fuera el ultimo de mi vida, me entreno bien, porque debo estar a la altura de mi deporte».
Se puede vivir del Microfútbol en Colombia, aseguró Diego, «Tampoco es que uno gane mucho pero tampoco se gana poco, el que se meta de lleno a esto sabe que vivimos del y por el Fútbol de Salón».
En la final de ida ante Visionarios de Sincelejo, estuvo enfermo y no pudo aportar lo que tiene «Nos fuimos a conocer Coveñas (Sucre), pasó un señor vendiendo Camarones, le compramos y fui de los que menos comió pero el que más se intoxico, no pude estar en mi 100 por ciento».
Diego Abril es el eje de su equipo, quien pone el picante, el que está al tanto de las bromas, pero es el que más le teme a las cámaras y los micrófonos, «Mis compañeros me achantan, me dejo llevar de eso y por la risa, pero con todo respeto le mamo gallo al presidente, al técnico, a los jugadores, para que el equipo este unido y no estemos tan estresados, como para variar y salirnos del contexto».
John Jairo Pinilla, catalogado por muchos años como el mejor jugador de microfútbol en el mundo, es el mejor amigo de Diego. «Como persona es responsable, juiciosa, dedicada a esto que lo lleva en la sangre, se entrega en cada entrenamiento y partido, lo conozco hace 15 años, pero desde hace 7 años estamos muy juntos, se merece todo lo bueno que pueda pasarle».
Diego Abril, el papá de Laura Valentina de 10 años de edad, espera en Calarcá levantar nuevamente un título en Colombia.
Sin lugar a dudas este jugador de la capital tiene varias ofertas sobre la mesa para la próxima temporada, pero tiene claro que si Giovanny Galindo, presidente de Caciques del Quindío quiere renovarle su contrato, se quedaría en Calarcá con todo el gusto y la alegría que lo caracteriza, además siente que ya está muy cerca de dejar las canchas, armarse de cronometro y pito, para dedicarse a dirigir, no sin antes pasar por las aulas.