Con seguridad, el clásico futbolero se tomó el Hernán Ramírez Villegas

Foto / Semilleros Deportivos / Pablo Bohorquez

Un estadio colmado de hinchas matecañas y una zona norte poseída por los de Holocausto, hicieron gala de la fanaticada en las tribunas, mientras en la cancha se debatieron los goles.

El clásico gritó tres veces once, aunque en Pereira aspiraban a disfrutar de un triunfo que al final no llegó, pero dejó buenas sensaciones en lo que correspondió con el operativo de seguridad y convivencia.

Cierta expectativa anticipaba un lleno total para el que sería el clásico número 212, según registró el Blog de las Estadísticas de Don Hugo Ocampo. Expectativa dada no solo en el reencuentro y el resultado final, si no también en la respuesta que esta ciudad pudiera darle a la llegada de los seguidores caldenses y en especial a su barra Holocausto Norte.

Un gran despliegue de seguridad se movilizó desde tempranas horas, con acompañamiento de suficientes unidades de policía y tránsito municipal por las vías de acceso y salida de la ciudad, especialmente para las caravanas de buses blancos; toda una logística que contó con las garantías suficiente para permitir que el encuentro se centrara al interior del estadio en lo que sería el fútbol, en los cánticos y en el compartir en familia.

Foto / Semilleros Deportivos / Pablo Bohorquez

Así fue, intenso de principio a fin, con los truenos que desprendieron desde norte y la inmediata respuesta que entonaron los del sur. Dialogaron en medio de sus arengas, sus saltos y trapos, mientras en la cancha, los jugadores hicieron lo que les correspondió… jugar al fútbol, despertar emociones y desahogar el grito de gol… tres veces para los blancos, una vez para los de casa.

Por supuesto hubo tensiones en ambas tribunas, pero todas bien controladas por el equipo logístico y la Policía Nacional.

Seguramente no se ganó en la cancha para los pereiranos, pero sí se ganó en tranquilidad, se ganó en experiencia, se ganó en control, se ganó en seguridad y sobre todo se ganó en convivencia.

Los momentos de llegada y salida del estadio fueron bien interpretados por quienes integran la Comisión de Seguridad y Convivencia, y al final las decisiones, aunque modificadas, fueron necesarias para que los amantes del matecaña pudieran salir primero, en orden, con tranquilidad y respeto, pese a la derrota en la cancha.

Si de un partido clásico hablamos, esta vez la logística y las medidas de seguridad se llevan un buen protagonismo. Seguramente no se ganó en la cancha para los pereiranos, pero sí se ganó en tranquilidad, se ganó en experiencia, se ganó en control, se ganó en seguridad y sobre todo se ganó en convivencia.

No todo será perfecto, pero los avances son notables y cada vez la ciudad se prepara mejor para responder a eventos masivos de gran magnitud.

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