Lo efímera que resulta la competencia en el fútbol femenino colombiano
Once Caldas y Deportivo Pereira quedaron por fuera de la fiesta final, pero queda la pregunta, ¿Será una fiesta?
Las futbolistas que participan en la Liga Águila Femenina y las que quedaron por fuera después de la última fecha en la fase de grupos, concuerdan en algo: el tiempo de competencia es corto, es efímero. Pero ante esta realidad, el 20 por ciento de algo, es mejor que el 100 por ciento de nada.
Comparativamente hablando, el tiempo de duración de la participación en la primera fase puede ser más corto que un Campeonato Nacional Interligas, organizado por la División de Fútbol Aficionado. Es decir, los 12 equipos que no clasificaron, tuvieron un periodo de competencia de un mes.
Si las atletas fueron titulares, tuvieron un promedio de 540 minutos jugados durante la primera fase. Notable diferencia con el fútbol masculino de la Liga Águila, pues los hombres en la misma fase, juegan un rango de 1800 minutos, claro está, con una intensidad más marcada.
En total, fueron 33 días, cinco semanas para decirle al balompié femenino que sí importa. Que es tan importante como los 10 meses de competencia que tienen los varones, sin contar los trabajos de pretemporada, que entre otras situaciones también son remunerados económicamente.
Semilleros Deportivos pudo constatar con varias deportistas del Eje Cafetero, que ahora no conocen a ciencia cierta cuál será el rumbo a seguir y que esperan una decisión de las directivas de los clubes. Algunas reciben incentivos que no superan los $ 600.000, mientras otras, por su experiencia, reciben un poco más del salario mínimo legal vigente en Colombia.
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Decenas de jugadoras de Cúcuta Deportivo; Real San Andrés; Deportivo Cali; Atlético Fútbol Club; Deportivo Pereira; Once Caldas; Orsomarso; Fortaleza; Equidad; Deportes Tolima; Deportivo Pasto y Atlético Bucaramanga; quedarán a la deriva, sin rumbo y dependiendo de los gestores deportivos de sus departamentos para volver a tener acción en torneos de fútbol aficionado locales.
Cruda y áspera realidad, porque también decenas de ellas ya superan los 20 años de edad, y su edad productiva no les permite ingresar a la población económicamente activa. Dependen de sus familias todavía, bajo la esperanza que en algún momento el deporte, les retorne todo cuanto le han entregado desde niñas.
Hasta ahora los equipos del rentado nacional que continúan en competencia en el Fútbol femenino colombiano, América de Cali, Atlético Nacional, Santa Fe, Millonarios, Medellín, Huila, Junior y Cortuluá, (hacen parte de los clubes de mejores recursos económicos en Colombia), les restan como máximo dos meses de competencia. ¿Es justo?
Las futbolistas merecen una dirigencia deportiva que las involucre como proyecto y que entienda que el mercado del fútbol femenino también mueve público. Solo hace falta quien se encargue de organizar la logística, para que exista una verdadera fiesta.
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