«Nico» Morales: los sueños de triunfo y esperanza que nacieron con el Bádminton
Para el Quindío los pasados Juegos Nacionales Juveniles fueron una oportunidad de examinar el talento deportivo que posee. Estar en el puesto 18 de 29 departamentos que asistieron es un promedio aceptable, tratándose de deportistas en formación competitiva que pronto alcanzarán el nivel de mayores.
Por supuesto, hay atletas que se destacan por el número de metales que ganaron en sus respectivas disciplinas, como el caso de Nicolás Morales, que en bádminton se colgó una medalla de plata en la categoría individual y dos de bronce en masculina y mixta y que viajó a Chile para participar en un torneo internacional.
Con estos logros, el joven sacó la cara por el departamento, convirtiéndose en uno de los exponentes deportivos de la región cafetera, en cuanto al deporte de la pluma.
Y como siempre, todo logro tiene una historia que da las razones por las que un atleta triunfa y se destaca, y la de “Nico” tiene un tinte paternal.
Cuando tenía 5 años, jugaba con las raquetas de su padre, Hugo Morales, quien para la época representaba al Quindío en esta disciplina. Progresivamente el niño empezó a mostrar habilidades al lanzar el “gallito” o recibirlo, algo que a sus padres les llamó la atención porque sin entrenar ya había desarrollado una habilidad considerable por el bádminton, y que a su edad no es muy común.
El pequeño se había grabado en su mente los movimientos de su progenitor, quien se convirtió, desde entonces, en su entrenador, además ha llevado al departamento a ser una potencia del bádminton, de donde han salido campeones como María Yulieth Pérez, Lucía Barrios, Giovanny Stiven Pulgarín y el propio Nicolás.
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Su primera medalla se la ganó en Chía, durante una competencia infantil sub 9, desde entonces ha recolectado cerca de 200 medallas, un promedio que lleva la familia, porque perdieron la cuenta.
Los 13 años que Nicolás lleva como badmintonista, le han dejado grandes lecciones y enseñanzas, porque ha aprendido a ver las dos facetas de Hugo. Por un lado, el entrenador firme, estricto y exigente, y por el otro, la del padre ejemplar que le enseña valores como el respeto y la humildad. Por este motivo Nicolás es un joven sencillo y aplomado.
Claro, para el entrenador Morales no es fácil apartar su papel de padre cuando están entrenando o en una competencia, y más aún cuando su hijo es quien está en la cancha, porque naturalmente aflora ese amor paterno mezclado con ansiedad y nervios, aunque ha aprendido manejarlos, dice él, cuando se refiere a los campeonatos y al rol de padre.
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“Es una buena relación basada en el respeto y en la disciplina, tenemos claro que mientras estamos entrenando o en competencia, me toca desligarme de mi papel de padre y asumir el rol de entrenador” Dice el entrenador.
Para esta joven promesa del bádminton y para su familia, las metas y prioridades están claras, hay que aprovechar el buen momento del atleta y perfeccionar sus movimientos y técnicas para llegar muy alto. Son cerca de 15 torneos internacionales que muestran que hay Nicolás para grandes eventos nacionales, internacionales y olímpicos.
“Con Nicolás tenemos un proyecto olímpico y para eso estamos trabajando a nivel internacional, el estudio para nosotros en este momento no es prioridad, eso lo tenemos claro. Un día le preguntamos qué lo hace feliz, y la respuesta fue jugar bádminton, entonces decidimos que sea feliz y que el día que ya no quiera jugar más, ese día se ponga a estudiar. Dice su padre y entrenador, Hugo Morales.
«Unidos somos más. Más deporte, más región»