¡María Alejandra Baldovino! La joya sucreña de 16 años que brilla en la selección Colombia Sub17 Femenina

Foto/Jonh Jairo Bonilla para Semilleros Deportivos
Para Baldovino, esa noche su sonrisa pícara y su mirada viva en el balón, parecían augurar algo especial en la cancha resbalosa y lisa por la llovizna que caía sobre el Palogrande. En el partido anterior contra Argentina, el marcador quedó en tablas y ella no había podido hacer mucho desde la banca, aunque entró en el segundo tiempo.
Pero el profe Paniagua sintió que era el momento de probar una nueva alternativa y la incluyó en la nómina para enfrentar a Venezuela. Algo que la hacía sentir «máxima», porque tenía una oportunidad, quizás única, de evocar aquella época de goleadora en Corozal, Sucre, su tierra natal, cuando se ganó el trofeo de artillera o cuando, jugando fútbol de salón, inflaba las redes en los campeonatos interbarrios.
Desde su salida a la cancha a María Alejandra Baldovino se le vio sonriente, segura y con buen temple, lo que parecía presagiar una noche brillante para la joven sucreña, quien, a pesar de tener dos marcas a su espalda, mantenía la mente puesta en la portería de 7.32 x 2.44.

Foto/Jonh Jairo Bonilla para Semilleros Deportivos
Así que empezó a zigzaguear frente a sus adversarias, adelantándose y retrocediendo, haciendo amagues de carrera para detenerse justo a tiempo.
Finalmente, recibió un saque de la portera y arrancó disputando el balón en línea recta hasta llegar al área de los 10.50.
Cuando el cronómetro marcaba los 20 minutos, Baldovino paró un saque largo desde el medio campo de la portera Isabella Tejada y se llevó consigo a la defensa Vinotinto, culminando la jugada con un globito que bañó a la guardameta venezolana, quien no pudo descifrar si fue un centro que se desvió al arco o un tiro con curva, al mejor estilo del béisbol.
Esa es María Alejandra, la joven de 16 años a quien Corozal, Sucre, vio nacer el 15 de diciembre de 2008, y que logró una tripleta en el partido de Colombia contra Venezuela, robándose las miradas de los medios de comunicación que de inmediato, inundaron las redes con su nombre, hablando de su niñez, su familia y hasta su crecimiento deportivo, que estuvo a cargo de la entrenadora Sandra Narváez del club La Villa FC de Cartagena, gracias a Pocho, un entrenador de Magangué que vio su potencial y se la recomendó a Sandra. Para entonces, la talentosa niña tenía tan solo 10 años.
Desde muy niña solía darle patadas al balón con los vecinitos del barrio, afinando así un cañón potente y preciso, algo que no pasó desapercibido entre sus compañeros, quienes la querían en el equipo, aunque fuera la única mujer, porque sus goles estaban garantizados en cada partido.

Foto/Jonh Jairo Bonilla
Su celebración fue con el salto de Cristiano Ronaldo, su jugador favorito porque, según dice, en el área es frío y decisivo, y así se siente ella cuando entra en la cancha.
Anotó el segundo gol a los 30 minutos y, en el tiempo complementario, marcó el tercero a los 73 minutos tras un pase de Camila Cortés, que se ganó a punta de fuerza y velocidad y superando la marca de la defensa Rebanales, para envir el balón al fondo de la red por encima de la portera, que no pudo alcanzar la redonda.
Al final de esa noche en el Palogrande, quedó el recuerdo, y las imágenes para los asistentes que acompañaron a la selección y que pudieron tomarse fotos con las jugadoras, quienes, en un acto de humildad y gratitud, se tomaron selfis en las gradas, firmaron autógrafos y saludaron a los aficionados.
“Unidos somos más. Más deporte, más región”




 
																			 
																			 
																			

 
																			 
																			