La felicidad no siempre incluye podio y desde el periodismo hay que narrarla
No es necesario esperar a que el deportista consiga la medalla internacional para entrevistarlo, esa mirada utilitarista de hecho, impide un conocimiento detallado del proceso que atraviesa el mismo antes de llegar a los altos logros.
Los actores del deporte están llamados a la unión para la generación de procesos de desarrollo que permitan experiencias satisfactorias en los deportistas. Entre ellos hay uno llamado periodista, cuya labor cobra importancia desde que el ser humano inicia su proceso, hasta que decide terminarlo, sea llegando a la gloria, o disfrutando el paso a paso.
Aunque desde la ética, el periodismo tiene la responsabilidad de alejarse de cualquier papel directo en el sistema, es claro que su aporte es significativo en cuanto sirve a la sociedad para mostrar todo lo que existe, y lo que no existe a la vez; pero su trabajo, hablando del campo deportivo, debe iniciar desde el deporte de base, evitando focalizar su ejercicio en los resultados.
Cuando desde la práctica del periodismo se indaga por los procesos, se logra una cercanía adecuada con las historias. Cuando el atleta ha llegado a la cúspide, el narrador no tiene que remitirse a la investigación profunda para rememorar la trayectoria del personaje. Por el contrario, puede contar con soltura cómo ha sido su paso a paso, porque de manera acuciosa lo ha seguido.
En el periodismo deportivo latinoamericano existe ese afán pernicioso por convertir en noticias los triunfos y ubicarlos en un panorama tendencioso, olvidando que hay otras historias que se están construyendo. Ahí, en ese punto, hay que soltar el micrófono, dejar de lado la cámara e irse al otro lado a indagar por esos nuevos talentos que también vienen. No hay que esperar que el atleta llegue a la meta, hay que iniciar desde la partida con él.
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Publicar 20 artículos periodísticos sobre la gloria de un personaje es en sí un despropósito, toda vez que con una distribución equitativa de la producción informativa, se pueden obtener mayores niveles de información a la audiencia. Pluralidad, equidad e igualdad desde las salas de redacción.
Siempre hay una historia alterna por contar, por más histórico que sea un hecho. La relevancia de una victoria, en cualquier caso, no deberá suprimir el éxito que se está construyendo. La responsabilidad en contarlo no pierde vigencia ni en los tiempos donde la súper producción de información invade al planeta.
Semilleros Deportivos, la línea filosófica y el trabajo de comunicación para el desarrollo de uno de sus promotores, invita constantemente a pensar en el deportista como un ser humano capaz. No necesariamente debe obtener una medalla para medir su éxito. Con que este sea feliz es suficiente, porque la felicidad también hay que contarla y esta no siempre incluye podio.
Entonces no podemos dejar de contar las historias de los deportistas que no alcanzan medallas, porque tal vez miles son atletas, porque encuentran satisfacción y felicidad en su práctica, más que en la competencia misma.
De esta manera, sin ahorrar esfuerzos, el periodismo puede ayudar a construir talentos si aventura a contar las historias que parece que no son. Porque allí donde no hay una victoria, aún, puede que exista una reflexión más profunda.