Formar personas para la sociedad antes que deportistas de éxito

Entregarle un atleta bien preparado a una región es algo de lo que pueden hacer gala cientos de entrenadores en el mundo; sin embargo entregarle personas formadas a la sociedad es una labor aún más difícil, pero se puede lograr. 

Es cierto que no todos los deportistas tienen las mismas posibilidades de alcanzar el alto rendimiento, factores fisiológicos, psicológicos y socio-económicos, influyen de manera poderosa en el tránsito de un atleta amateur a uno de élite.  Es un camino donde la persona empieza a comprender su papel, a interpretar su vida y desenvolverse en diferentes entornos, a veces topándose con limitantes.

¿Por qué el deporte?, es una pregunta sensata, teniendo en cuenta que en los colegios, universidades e instituciones educativas, se pueden aprender valores de vida, de prácticas cotidianas ejemplares; pero el deporte adicional al trabajo físico y mental con las personas, sume al individuo en un estado donde siempre hay que alcanzar objetivos como modelo de autosuperación, intentando ser lineales a unas normas. En ese conducto entre la persona, la norma y  la actividad física, se encuentre el deporte como estrategia de formación humana.

Con frecuencia se relaciona la formación como concepto estrechamente ligado a los valores: la responsabilidad, el compromiso, la puntualidad, la disciplina, el respeto; pero muy pocas veces se entiende que la formación tiene un sentido mucho más ligado a la esencia del ser, ¿Qué propósito se tiene en la vida?, ¿Por qué ser primero en una competencia?, ¿Qué se está aportando a la sociedad siendo deportista?, ¿Cómo entiende su proyecto de vida un deportista?, Son preguntas necesarias para no solo avocar al talento físico, la destreza mental en una disciplina deportiva devota del resultado, sino atender a necesidades más sociales que parten desde el desarrollo integral del individuo.

Foto / Carlos Marín

Un niño que se inicia en una disciplina deportiva a los 10 años, no tiene garantía alguna para alcanzar el alto rendimiento a los 18 años; miles de niños, niñas y adolescentes en la región encuentran la actividad física cómo recreación, solo en un verdadero proceso de formación entienden si deben continuar o no. Es por eso que en cada nivel de preparación debe existir una estrategia de formación humana, desde la iniciación hasta el alto rendimiento, de tal manera que si la persona desiste de su objetivo por situaciones médicas, o de fuerza mayor durante el recorrido, el aprendizaje queda consigo y la sociedad.

Formar deportistas no solo es inculcar valores, es promover una visión sustancial de la vida, y de la vida en sociedad, esto terminará afectando de manera indirecta el contexto donde desarrolla su vida privada el atleta, por consecuencia la vida social de la personas cercanas a él.

Por eso siempre será más importante formar personas que formar campeones.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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