El entrenador sin pista que prepara campeones en un corregimiento de Risaralda

Foto/Víctor Iván Serna

Gracias a los semilleros y a las escuelas deportivas del país, se han logrado formar innumerables deportistas que dejan huella en el mundo, al destacarse en altas posiciones de sus disciplinas deportivas.

Podría decirse que leyendas como María Isabel Urrutia, Mariana Pajón, Caterine Ibargüen, Oscar Figueroa y James Rodríguez, no pasaron la primera vez por un gimnasio, una cancha o una pista; y con una gambeta, un pedalazo o un envión descrestaron a los entrenadores que les pusieron una camiseta y los enviaron a competir para que le dieran un triunfo a Colombia.

Todos sus logros hicieron parte de un proceso que tuvo su génesis en un club o escuela deportiva, donde tal vez con más ganas que habilidad, optaron por insistir, enfrentar obstáculos y hasta ser porfiados consigo mismos, para encontrar el punto exacto de donde parten los futuros campeones: amor por el deporte.

Cuando se habla de este sentimiento, el amor, se llega hasta Santa Cecilia, uno de los corregimientos más lejanos del departamento de Risaralda, donde la mayoría de los habitantes son de raza negra y algunos indígenas Embera Chamí. Este caserío tiene una calle y una cancha múltiple para jugar baloncesto y micro fútbol.

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Desde el punto de vista común, este no sería un lugar para buscar talentos deportivos. Sin embargo, para Víctor Hernán Serna, un visionario del deporte, su pensamiento es diferente, porque es en estos lugares carentes de tantos juegos electrónicos y del síndrome de las ciudades, que los niños corren, saltan y ejercitan su cuerpo, y así logran desarrollar habilidades y destrezas para el deporte competitivo.

Su inicio como entrenador fue en 1999 bajo la supervisión de varios entrenadores como María Eugenia Mejía, que lo apasionaron por el atletismo. Luego surgió la oportunidad de trasladarse a Belén de Umbría, cuando el presidente de la liga de esa época, Fernando Sierra, lo contactó para que trabajara esta localidad, pero luego le sugirieron que se fuera por 4 meses para Santa Cecilia, su tierra natal, como parte de un programa de cazatalentos.

Sin pista, pero con futuro

A diferencia del pueblo donde había estado, este caserío solo tenía una calle y un parque lleno de niños sin juegos infantiles, pero con unas ganas de jugar que hasta hacían balones de papel y arcos con piedras o estacas con tal de quemar energía y sudar. Parecían correcaminos huyendo del coyote; una imagen que lo llenó de optimismo y ánimo.

Con el tiempo, el profe Serna fue gestando su escuela deportiva en el pequeño caserío, empezando un programa de entrenamiento infantil que consistía en formar semilleros para llevarlos a las escuelas deportivas y pulir aquellos diamantes humanos que no se habían descubierto hasta ese momento y que sumaban más de 70 niños y niñas entre indígenas y negritudes.

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El plan de trabajo era creativo pero apegado a las normas. Para desarrollar la fuerza de los niños atletas, se subía una loma que hay cerca al corregimiento y, para las competencias, se utilizaba la empedrada y polvorienta calle que se convertía en una pista atlética, donde los niños esquivaban las motos y los vehículos que transitaban por allí, porque había una cancha que se disputaban entre microfútbol, baloncesto y atletismo, donde el que primero llegara se quedaba entrenando.

A correr que se tomaron el caserío

Como anécdota, el profesor recuerda el 17 de marzo del 2000 cuando se disponían a realizar unos juegos intercolegiados hacia las tres de la tarde, y de repente se escucharon unos disparos, de inmediato todos corrieron a refugiarse en el hospital del corregimiento hasta el otro día, cuando terminó la toma guerrillera.

Entre los atletas que han surgido de este lugar, se encuentran Keysi Alejandra Mosquera, Karen Maturana, Kliver Nagles, Jhon Fredy Rentería, Sara Hinestroza y Martha Alejandra Maturana.

Una entidad ambiental les donó un lote para construir un escenario digno para los niños deportistas que merecen toda la atención y el apoyo. Ahora falta el dinero para los estudios y diseños, algo que Víctor dice se logrará este año.

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A este cazador de talentos la gratitud no le ha sonreído con bondad, porque su salario a veces se pierde cuando los contratos se tardan demasiado, o no llegan y sigue trabajando gratis, algo que le molesta, pero no le roba el sueño; total, ha sobrevivido 25 años en la misma situación y en vez de angustiarse, se refugia buscando esas perlas escondidas que sabe que irán surgiendo en este territorio de atletas.

“Los muchachos en el pueblo y en el campo tienen une estilo de vida distinto, porque nosotros nos criamos en las fincas, en las calles y en las quebradas. Estamos enseñados a saltar, nadar, danzar y a los juegos tradicionales, lo que fortalece a los niños desde pequeños, y por eso, Santa Cecilia es mina del deporte en Risaralda.

El Deporte lo prepara a uno para la vida y lo hace persona de bien, y esto es de enseñar de generación en generación para que no se nos acabe”, dice Víctor al referirse a su vida como entrenador en el corregimiento de Santa Cecilia de Pueblo Rico – Risaralda.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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1 respuesta

  1. María Consuelo dice:

    Muchas gracias por el apoyo,que informe tan completo, ayúdennos a materializar la construcción de la pista de atletismo en Santa Cecilia Risaralda.

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