Deportes no convencionales y personas con limitaciones para la movilidad, también requieren inclusión
El Coliseo Menor de Pereira no encuentra en su infraestructura un acceso que le permita a las personas con limitaciones de movilidad, llegar a sus escenarios...
Hace un mes, las ligas de Voleibol y Bádminton de Risaralda, entraron en discusión por el uso de un escenario deportivo que como el Coliseo Menor de Pereira, no solo requiere redistribución de los horarios para su uso e inclusión de los deportes no convencionales, sino también remodelación en su infraestructura.
En una comunicación publicada por la Liga de Bádminton de Risaralda, la cual está lejos de generar malestares en las relaciones interinstitucionales con los entes deportivos, se advirtió sobre la necesidad de comprender el momento que atraviesa el deporte regional y por qué no nacional.
«…el desarrollo deportivo de nuestra región no es el mismo de hace 20 años, todo ha cambiado y a nuestra región han llegado un sinnúmero de deportes llamados no convencionales, los cuales han generado gran impacto y sobre todo ha traído excelentes resultados para el departamento, entendiendo que la única manera de competir con los deportes tradicionales son los resultados, porque competir con cantidad es difícil y más si se tiene presente que no se cuentan con escenarios adecuados para la práctica.» se afirmó en la comunicación del pasado 9 de febrero.
Sin el ánimo de revivir el malestar que en su momento presentó la Liga de Voleibol por la redistribución de los horarios que buscaron beneficiar también a la Liga de Bádminton, es necesario también hacer el llamado por la inclusión, no solo de disciplinas no convencionales (como es el caso citado), sino también de población con limitaciones físicas y de movilidad.
El Coliseo Menor de Pereira no encuentra en su infraestructura un acceso que le permita a las personas con limitaciones de movilidad, llegar a sus escenarios, una problemática que se suma al hacinamiento de ligas (donde confluyen también tenis de Mesa y Boxeo).
Si de pensarse en la posibilidad de motivar la práctica del voleibol o el tenis de mesa en silla de ruedas y en personas con habilidades diversas (discapacidad) especialmente relacionada con movilidad; hay que decir que en definitiva el Coliseo Menor (principal escenario para la práctica de voleibol y el tenis de mesa en la ciudad y el departamento), no responde a las actuales demandas, pues no ofrece las mínimas condiciones de accesibilidad para la libre movilidad dentro del espacio, incluyendo en esta desventaja a los mismos espectadores, que tampoco encuentran condiciones de inclusión.
No hay rampas, no hay ascensor, no hay rutas de evacuación seguras para población con discapacidad, y muy seguramente el escenario no cumpla hoy en día con muchas de las normas de seguridad e higiene, que exigen los grandes eventos deportivos.
Este Coliseo, que no por ser «Menor» amerite menor atención, es solo un ejemplo de una infraestructura deportiva obsoleta que no da respuesta a las nuevas generaciones de deportistas, llámese convencionales o no convencionales, nacionales o paranacionales, y mucho menos favorece la inclusión de personas con alguna limitación física en su movilidad.
Este año, cuando cierran los gobiernos actuales de alcalde y gobernador, tendremos que hacernos la pregunta, ¿en qué orden de prioridad se asignaron los rubros presupuestales de Pereira y Risaralda, especialmente para la recuperación, remodelación y cuando menos mantenimiento preventivo y correctivo de los principales escenarios deportivos de la región?.
Los secretarios de deporte, recreación y cultura, sus pares de las secretarías de infraestructura y hasta los mismos gobernantes en su titularidad, aún están a tiempo de responder a estas deudas con las cuales esperamos no cierren sus periodos de gobierno, porque al menos el Coliseo Menor de Pereira, requiere más que una simple teja para tapar el mismo hueco que por meses lleva luciéndose como señal de una limitada gestión adminitrativa para solucionarlo.