Es 2018, y las condiciones para las mujeres en el fútbol cambian poco
Es 2018, y las condiciones para las mujeres en el fútbol cambian poco
En el fútbol femenino hay asuntos por resolver: equidad de género, casa hogar, clubes profesionales sin equipos femeninos, desigualdad en cubrimientos periodísticos, condiciones salariales, transferencias de jugadoras, continuidad deportiva que entre otros, son temas que deberán ir cambiando, ojalá en un futuro no muy lejano.
Indudablemente en el mundo del fútbol profesional y amateur, las diferencias entre el masculino y el femenino son abismales, pero con el nacimiento de la Liga Profesional Femenina, de a poco y a paso lento, se ha dado un primer paso para comenzar a cambiar algunos aspectos.
En un primer momento, y tal vez el más obvio, es el de la cobertura mediática que existe en el país entre el fútbol de ambas ramas, y eso claramente lo refleja un hecho reciente que sucedió en días pasados, la Selección masculina jugó dos amistosos, el primero contra Francia y el segundo contra Australia, generando emociones y encuentros en todas partes para disfrutar del espectáculo, y más teniendo en cuenta que el resultado en suelo parisino fue una contundente victoria frente a uno de los ex campeones del mundo; mientras que las mujeres por su parte, en estos momentos representan y sudan la camiseta del país en la Copa América, ayer comenzaron su periplo en Chile con una categórica victoria frente a las uruguayas por 7 – 0, pero eso parece que a pocos les interesa.
Otra de las desventajas que se tiene, es el tema de patrocinios y eso es más que evidente, ya que el fútbol masculino se mueve en gran medida gracias a los millonarias inversiones que se manejan, además de las grandes transacciones de jugadores que parecen en algunos momentos descomunales. Esto genera una tercera dificultad que son las claras diferencias económicas que se perciben en todos los sentidos, sueldos de jugadoras, lugares de entrenamientos, viviendas y casa hogares o simplemente el tema de los derechos de formación, ya que por imposición directa de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), los clubes formativos en caso de una transacción de una de sus jugadoras, no reciben ó más bien no pueden cobrar el ocho por ciento que les correspondería por derechos de formación como sucede en el caso de los hombres.
El estilo de juego indudablemente es diferente, pero más allá de eso, no es igual la forma cómo viven los ‘refuerzos’ de los equipos masculinos, en el caso de los hombres por lo general se les promete casa y no cualquiera, una buena y de buen valor, mientras que en las mujeres eso no sucede, la mayoría (extranjeras o colombianas), viven en casas hogares, que en algunos casos no son las mejores.
Y como si fuera poco, en Colombia con el nacimiento de la Liga Femenina, muchos de los clubes todavía siguen sin brindarle una oportunidad a las mujeres para que integren los equipos de sus ciudades de origen, como el caso del Once Caldas por ejemplo, único equipo del Eje Cafetero que todavía no participa de la Liga, por eso jugadoras como Natalia Espinoza, Andrea Martínez, Leidy Chica, Vanessa Franco, entre muchas otras, buscan en otros equipos una oportunidad, aun cuando en Caldas cuentan con cerca de 25 clubes entre inscritos a la Liga y ‘amateur’, donde fácilmente la divisa caldense podría conseguir las integrantes del equipo profesional.
Se debe comprender que todo hace parte de un proceso de conformación y consolidación, pero es necesario no olvidar las condiciones de igualdad y equidad que amerita el género femenino, y sobre todo en épocas que vienen dejando clara las condiciones requeridas para equilibrar las relaciones de poder y dignificar la condición humana. Con ellas, las mujeres del fútbol, también podemos tener grandes espectáculos, grandes representaciones y al igual que los hombre un trato equitativo en su protagonismo deportivo.