Colombia y un Preolímpico que no desentonó en las tribunas
Fotos / Pablo Bohórquez
Fueron ocho juegos donde el elenco colombiano saltó a los estadios de Pereira, Armenia y Bucaramanga, y en el que el acompañamiento del público no se vio en discusión, a pesar de la eliminación del elenco cafetero de Tokio 2020.
Desde la elección de las ciudades que iban a albergar el Preolímpico Sub 23, el país giró en torno a acompañar un sueño olímpico, que con el pasar de los partidos y los resultados, se fue esfumando.
La disposición del Eje Cafetero, representado en Armenia y Pereira fue total para albergar los nuevos talentos del combinado tricolor que buscaban dar una nueva alegría, donde los dos estadios estuvieron llenos en los dobletes del elenco de Arturo Reyes.
Aunque el Fútbol poco apareció en el terreno de juego y donde algunos equipos tuvieron pequeños destellos, fue mayor el espectáculo que se generó en las tribunas donde personajes, familias y amantes a este deporte, se pusieron sus mejores pintas para disfrutar del evento que regresaba luego de 20 años.
El camino que inició el 18 de enero en Pereira y que llegó a su fin este 9 de febrero en Bucaramanga, vivió momentos altos y bajos, con selecciones que desilusionaron desde todo punto de vista como Ecuador y Venezuela, otras que sorprendieron con su juego, pero que no les alcanzó como Bolivia y Perú, e incluso selecciones que fueron de más a menos en su rendimiento como Brasil.
Después de 14 días y de haber disputado ocho dobletes (cuatro en cada ciudad), fue Bucaramanga, la ciudad que abría sus puertas para recibir a los cuatro mejores. Brasil, Argentina, Uruguay y la local Colombia engalanaban la ciudad bonita.
Nueve días y tres fechas de dobletes con escenarios llenos, volvían a certificar que esa ciudad es una plaza muy futbolera y que más allá del juego expresado, lo importante era hacer sentir la casa.
Foto / Pablo Bohórquez
Finalmente, Argentina se consagró campeón del torneo y Brasil fue el elenco que acompañó la fiesta con el segundo tiquete a Tokio, mientras en Uruguay y Colombia se tendrán que replantear procesos y dirigentes.
