Clasiclada del Fútbol, opción válida para la convivencia en los estadios
No será la última vez que el Deportes Quindío reciba una sanción en el estadio Centenario de Armenia por los hechos que protagonizaron los integrantes de la barra Artillería Verde.
Y como la sanción se repetirá una y otra vez en la Ciudad Milagro, al igual que sucederá en la Perla del Otún y otras tantas plazas más de Colombia, entonces también es necesario recordar, repetir e insistir en que la solución al flagelo de la violencia y los desmanes en los estadios, debe ir mucho más allá de simplemente castigar, multar, sancionar e instalar sistemas biométricos para controlar lo que ya es incontrolable.
Cuando se tilda o se señala a un hincha, barrista o seguidor de un equipo de fútbol en Colombia, como delincuente, bandido y hasta desadaptado, se admite que como sociedad no hemos sido suficientemente eficaces para formar ciudadanos coherentes con la existencia humana, con el goce y el disfrute de sus derechos, así como el cumplimiento de sus deberes.
Nos hemos quedado cortos, esa es la verdad. El sistema educativo expulsa a los jóvenes y adolescentes con propuestas pedagógicas que son poco atractivas para su desarrollo, las familias desde la mirada tradicional no permiten otras libertades de expresión, y ante contextos tan hostiles, las drogas y las frustraciones se convierten en refugios de ideas y pensamientos que a la postre detonan en comportamientos agresivos, que por supuesto, no son justificables. Pero ante esta realidad, la única medida que aparece para “corregir” dichos comportamientos, son las coercitivas, las privativas y las de control; más no las de educación.
Al parecer los comités de convivencia y paz optan por las decisiones más fáciles, las cortoplacistas, las coyunturales, y no trascienden en acciones o propuestas más pedagógicas o formativas que ayuden a eliminar los hechos violentos de los estadios.
También es necesario reconocer, que existe un ingrediente adicional que busca alejar a los hinchas y seguidores de los estadios como es la comercialización de la televisión, y qué mejor argumento que sus indebidos comportamientos para cerrar las puertas y obligar a encender las pantallas chicas.
Ante el panorama, advertido, anunciado, esperado, y no extrañado, ni por parte de los hinchas, ni por parte de las comisiones disciplinarias, no queda otra opción que seguir llamando la atención por las formas y el sentido de buscar alternativas más estructurales y que realmente contribuyan con vivir de la manera más sana y alegre posible, el espectáculo del fútbol.
Antioquia parece haber comprendido que por más sistemas biométricos que permitan identificar el ingreso a los escenarios y tener control de los actores, no serán suficientes si no se complementan con estrategias de integración entre barras que permita el mutuo reconocimiento de su humanidad, el respeto por las diferencias y preferencias, así como el debido ejercicio de los derechos de expresión.
Previo al clásico futbolero entre el DIM y Nacional, la convocatoria del comité de Seguridad y Convivencia de Medellín está invitando para el próximo sábado, a lo que han denominado la Clasiclada del Fútbol, un escenario que en vez de cerrar puertas, antes las motiva, las amplía y las abre como opción válida para convivencia. Algo sencillo, como ir al estadio en bicicleta a disfrutar del fútbol puede ser una manera de compartir, integrando incluso el sistema Metro, para favorecer la movilidad de los hinchas.
La Clasiclada Futbolera iniciará este sábado 6 de octubre, desde las 9:00 am, cuando seguidores de ambos equipos se dispongan a movilizarse hacia el Estadio Atanasio Girardot a punta de pedal y biela. Unos, los del DIM, lo harán desde el Parque de los deseos, y los otros, los del Nacional lo harán desde Ciudad del Río para encontrase en la calle San Juan donde esperan integrarse para llegar juntos a la fiesta de la pecosa.
El evento por supuesto ha implicado pensar y desarrollar toda una logística por parte de la administración local para garantizar los recorridos, así como disponer de lugares para el estacionamiento de los vehículos como son el Velódromo Martín Emilo Cochise y el Colegio Marco Fidel Suárez.
Es posible que no sea la única alternativa de solución, pero si es una opción que puede contribuir de forma menos coercitiva a la vivencia del espectáculo futbolístico. De nuevo hay que alimentar el alma con el arte, con la literatura, con el medio ambiente, y con el fortalecimiento de las relaciones sociales. Porque en lugar de tratarlos como vándalos, podemos proponerles actividades deportivas, culturales y demás.