Andrés Galeano, el portero no oyente que inspira al fútbol de Risaralda
El joven futbolista actúa en el equipo Halcones y en la actualidad participa con el mismo club en la Copa Telecafé, categoría 2005.
Son las 10:25 de la mañana, se escuchan voces de adolescentes que corretean buscando la posesión de un balón, 22 jugadores en la cancha y solo uno en completo silencio, observando; no la quiere tener, pero sí quiere estar al tanto de lo que suceda con ella, ese es Andrés Felipe Galeano.
Tiene 14 años y nació con una discapacidad auditiva, que a través de su vida ha logrado transformar en una habilidad: poseer la suficiente serenidad bajo los tres palos para impedir que la pelota llegue a la red. Galeano es la excepción a la regla, irrumpe contra todo concepto que indica que los cancerberos deben hablar, ordenar la defensa y manejar los hilos.
No, él no oye y desde atrás se impone un silencio que se rompe cuando con sus atajadas respalda al equipo, el mismo que no lo ha dejado solo pese a su condición, porque todos al interior tienen claro que no puede escuchar, pero sí los puede defender cuando los partidos se complican.
«Desde niño le ha gustado el fútbol, yo veía que le gustaba pero veía también que sentía un interés mayor por la portería, entonces desde eso lo venimos apoyando en lo que él pida, en el equipo que el decida, con sacrificio lo acompañamos a las canchas y ahí hemos estado para él», compartió Edier Galeano, su padre.
Ha transitado por diferentes instituciones como Audifarma, Confamiliar; pero ha sido Halcones el rincón donde hablar no parece ser tan importante como en los otros clubes, porque ahí ha encontrado una familia.
«Ha sido un proceso muy bonito, llegó a la escuela porque otras escuelas lo rechazaban por la aparente dificultad, sin tener en cuenta que no es una dificultad, sino un detalle para potenciar», compartió Alexánder Giraldo, técnico de Halcones, equipo que en la Telecafé oficia como Fantasías Nueva York.
Desde una carpa, a escasos 15 metros de la portería, don Edier se para y toma atenta nota mental, para ver los movimientos de su hijo, ese que con tanto orgullo sigue, porque Andrés no es el de menos en la familia. Siendo cuidapalos, ha ostentado la valla menos vencida en cinco campeonatos, incluyendo los eventos de la Liga Risaraldense de Fútbol.
Cuando le anotan un gol, se levanta, mira a sus compañeros, mira al público y con total seguridad se sacude, para luego reintegrarse a la competencia. Como dice su padre, «En el fútbol hay tres resultados, se gana, se empata o se pierde, cuando ocurre una derrota hay que pasar la página instantáneamente y trabajar por la victoria. Eso se lo he enseñado desde niño, que si se perdió hay que seguir, dejar eso atrás», agregó Edier.
En el tiro libre los compañeros saben que tiene que mirar hacia atrás para recibir las orientaciones de Andrés. Maneja las barreras, como si llevara años en el oficio. Con solo mover sus dedos y direccionar con el rostro a los jugadores, ajusta para después correr y lanzarse a despejar la esférica.
Y aunque se pensaría que para un onceno es difícil tenerlo, para Halcones es todo un lujo, lo han conservado durante cuatro años. En ese proceso los compañeros han aprendido a comunicarse mejor e incluso mejorado el rendimiento en zonas del campo.
«Ha sido algo sorprendente porque todo el mundo piensa que en la posición en la que él está, el portero es el que más tiene que hablar, porque es el que ve todo el campo; pero con él, los muchachos han sabido potenciar otras cosas; los centrales son más atentos, los laterales trabajan con señas, ya con señas entre ellos se entienden y el niño ya entiende lo que los entrenadores y sus compañeros le dicen», complementó Giraldo.
Porque el fútbol para Galeano, ha sido una experiencia maravillosa gracias a las personas que lo han sabido acompañar. A través del deporte escucha el latido de su corazón, y expresa todo cuanto la vida le ha enseñado siempre bajo los tres palos.
El estudiante del grado cuarto de la Escuela de la Palabra en Pereira, tiene el sueño de cualquier adolescente a su edad, ser futbolista profesional, para conseguirlo tiene al lado al mejor técnico de todos, su papá. «Hago lo que todo padre hiciera, apoyarlo, acompañarlo en este camino», concluyó Edier.