Alberto Suárez se va del Deportes Quindío, ¿Qué hacer ahora?
Como cualquier ser humano los técnicos tienen sus falencias, la de Alberto Suárez, no fue fallar deportivamente con el equipo; sino enfrentarse a periodistas e hinchas. Su salida, provoca suspiros entre quienes ven una oportunidad que se avecina.
Aunque pareciera que Suárez es el ‘coco’ del Deportes Quindío, hay periodistas que de manera cooperante avalan su trabajo, lo cierto es que los detractores son más y ahora es necesario pensar qué es lo que esperan los ciudadanos de un equipo de fútbol profesional que los representa a nivel nacional.
Por lo pronto, con el sentido humano que debe caracterizar el ejercicio periodístico y al buen hincha, agradecer a Alberto Suárez por estos tres años de labor entregados al Deportes Quindío, se quiera o no, en la historia de la segunda división su nombre quedará entre líneas.
Hernando Ángel, un nuevo reto
Con Hernando Ángel nada se sabe, habrá que esperar que inicie la temporada 2020 para saber si realmente Alberto Suárez no estará más con el representativo de la Ciudad Milagro. Puede que faltando una semana, el sentimiento de culpa no lo deje y vuelva a llamar al técnico vallecaucano.
Y es que si se analiza la situación de fondo, el máximo accionista del Deportes Quindío es quien debe fortalecer el trabajo del cuerpo técnico, el mismo que durante tres años, no logró una escalonada significativa, una que gustara del público.
De materializarse la salida de Suárez, el ciudadano armenio, el hincha, el periodismo deportivo y la dirigencia deportiva de este departamento, deberán buscar un espacio con Hernando Ángel, solicitando participación en la construcción de un diálogo incluyente, respetuoso y donde todos sean tenidos en cuenta.
El gran error que ha cometido Ángel, es que se ha creído un empresario de cuenta aparte; sin mirar de frente que los ciudadanos consideran al Deportes Quindío como un patrimonio futbolístico de la ciudad. Luego, cualquier triunfo o pérdida, será de la ciudad y no del equipo mismo. Ahí es donde se refleja el grado de proximidad que tiene la gente con la institución, pero no la institución con la gente.
Proyecto de ciudad
El mejor ejemplo lo representa en esta zona del país, el Deportivo Pereira. Un equipo que le abrió las puertas a la gente, que permitió un aire de renovación en la dirigencia del club y con ideas jóvenes está sacando adelante un proyecto de ciudad, que está a 90 minutos de lograr el ascenso.
Pero no solo eso, Pereira solidificó al interior su estructura, las fuerzas básicas y está cooperando de manera plausible con el fútbol aficionado, en una relación ejemplo con la Liga Risaraldense de Fútbol. Eso es un proyecto de ciudad. Hoy, en las finales de Torneo Águila II, se comprueba con la presencia de Delio Ángel Ramírez, el volante que se ha ganado la titularidad, el joven de la Selección Risaralda.
En Quindío, los ciudadanos, aficionados y prensa deportiva local, están llamados a abandonar el lenguaje radical, iniciar caminos de diálogo, si no con Ángel, con los hinchas, con líderes deportivos que trabajen de manera articulada por ser escuchados.
Es un lástima que la gente tenga que rogar por ser escuchada, por eso Hernando Ángel tampoco debería ser el presidente del Deportes Quindío, pero es lo que hay. El 50 por ciento de algo, es mejor que el 100 por ciento de nada.
En la voz de periodistas que piensan más en mercado que en ciudad, Ángel le está haciendo un favor a Quindío y puede que así sea, puede que el nombre de Quindío esté sonando en Win Sport, pero el mercado no es más importante que el impacto social, y en Quindío hay talentos que necesitan una oportunidad, ese anhelo de conectar sus sueños con un referente como lo es el equipo de fútbol profesional de este departamento.
Si más ciudadanos tiene la oportunidad de salir al balompié local a través del Deportes Quindío, no solo dependerá del equipo el asunto de posicionar a Armenia. Seguro el nombre de Quindío se escuchará mucho más.
Así pues, gracias Alberto Suárez, como humanos fallamos, nunca fracasamos, porque el fracaso no existe, es una ilusión errada que se desprende de la emoción de perder.