La política de trabajar por el deporte, un gesto para reconocer sin temores
A menudo se reconoce a los deportistas, poco frecuente es reconocer a quienes complementan el trabajo desde otros frentes.
Genera temor acudir al concepto de política en época electoral. La reserva, la prevención y la desconfianza aparecen para ubicar un manto de duda sobre lo que esta significa.
En su esencia la política es la capacidad de tomar decisiones en una sociedad. En esa línea, los ciudadanos son actores políticos, porque a menudo toman decisiones que impactan de manera positiva y negativa a sus entornos. Es ahí donde el concepto se percibe como vulnerable, desprendiendo la necesidad de resignificarlo en los imaginarios sociales.
El concepto de política en los países emergentes está tan ligado a la administración de un estado, que a los médicos no se les reconoce como actores políticos, aun cuando su decisión de elegir la medicina como campo de estudio, ayuda la sociedad; con los bomberos ocurre lo mismo, de la misma manera con los policías y guardabosques.
Quienes han optado por el camino del deporte, la actividad física y la recreación, también son actores políticos y se les debe reconocer como tal. Su trabajo complementa el desarrollo de las virtudes de otros ciudadanos en relación a moldear las habilidades en disciplinas específicas.
Sin temor a la política
En el estado político de América Latina y los países donde la corrupción ha permeado todos los sectores de la sociedad, la clase gubernamental es la más expuesta, por ello quien decida iniciar una candidatura como funcionario público, gobernar o dirigir los destinos de las localidades, termina no solo asumiendo el reto de argumentar sus propuestas, sino también de combatir la desconfianza de agentes y colectivos sociales respeto a lo que se interpreta como política.
Aspirar a un cargo público se convierte en un arma de doble filo, cuando debería ser el reconocimiento de la labor en beneficio de las comunidades. Se estigmatiza demasiado el concepto de hacer política, es decir, tomar decisiones ahora en estos tiempos, puede acarrear un peso psicológico para los ciudadanos.
En Risaralda, por citar solo dos ejemplos al interior del Eje Cafetero, hay dos candidaturas por aplaudir, por ser dos personas que han entregado su vida al deporte, Alejandra Ocampo (Fútbol) y Daladier Demarchy (Baloncesto), ambos aspirantes al Concejo de Pereira, cada uno con el respaldo de sus movimientos políticos.
Castigar su candidatura al no querer mencionar sus nombres, es producto de las acciones de ciudadanos que pese a ostentar cargos públicos a nivel nacional, no han comprendido que debe existir un sentido social, un valor civil para hacer política, para tomar decisiones.
Con esto no se quiere afirmar que desde este medio de comunicación se apoyan candidaturas específicas; aunque los periodistas son ciudadanos y tienen derecho a la libre elección de sus candidatos, como medio especializado en deporte, se motiva a que más ciudadanos vinculados al deporte, sientan esa necesidad de aportar desde un frente alejado a la formación, lejos de la competencia, porque desde la estructura estatal, también se pueden generar aportes para el deporte, la actividad física y la recreación.
Se espera que en las próximas contiendas electorales, más personas, más ciudadanos, atletas, entrenadores, dirigentes deportivos, acudan como aspirantes a cargos de elección popular, sin sentir el vacío que genera la despreocupación por la falta de sentido social de quienes han usado la corrupción para maltratar a la política.
El deporte necesita de dolientes que ocupen altos cargos desde los entes territoriales. Personas que hayan sentido de primera mano la importancia de la actividad física y lo transversal que es para la vida de los ciudadanos, así estos sectores tendrán representatividad en las funciones donde se toman decisiones de mayor impacto.