Madres en el deporte ¡Feliz día!

Foto / Carlos Marín

Les han denominado el sexo débil, ¿débil? Y qué tal si hablamos de una mujer estudiante, ama de casa, esposa, trabajadora, deportista, entrenadora y madre.

Semilleros Deportivos en el mes de las madres, reconoce el papel de ellas en el deporte. Una madre es un pilar fundamental en el hogar y si aplicamos cada una de sus cualidades al ámbito deportivo encontraremos entrega, dedicación y sacrificios. A través de 3 historias de vida de madres en el deporte del Eje Cafetero, este medio de comunicación rinde un sencillo pero sincero homenaje a todas, quienes con excelencia en el deporte, cumplen su rol de madres, para ser mujeres ejemplares.


Unidas por el Bolo

Toda una vida en el deporte. Gloria Arango durante 40 años ha practicado el Bolo y es una madre ejemplar. Madre que ha gozado los mejores momentos de su vida alrededor de su familia. En el deporte tiene los más memorables momentos y precisamente a través de su Bolo amado, ha podido fortalecer su relación madre – hija. Gloria, la subcampeona suramericana, centroamericana, durante 12 años presidente de la Liga Risaraldanse de Bolo, mejor dirigente Acord durante varios periodos, es la orgullosa madre de Juliana Franco Arango.

Foto / Pablo Bohórquez

“La mayor satisfacción que el deporte me ha dado es la posibilidad de ver las medallas de mi hija tanto en el Mundial Juvenil como el Élite”, indica Gloria al retractarse de su respuesta inicial y es que una de las cualidades de las madres es que se dejan así mismas para dar el lugar de importancia y reconocimiento a sus hijos. Sin duda, los logros alcanzado por Doña Gloria, le han permitido llenarse de orgullo, pero sus glorias deportivas no son nada al mirar los triunfos de su bebé. Juliana la campeona de los Bolos.

Foto / Pablo Bohórquez

Para Gloria, la mujer en el deporte es sinónimo de disciplina, de entrega y más aún cuando su labor deportiva es el complemento de una vida de madre. Además, es odontóloga, en las horas de la mañana atiende su consultorio y en la tardes, sin falta, se dedica al entrenamiento. Un encuentro especial con su pasión. Derribar los pines tiene un significado más allá que trasciende las medallas y los logros. Allí en la bolera, comparte con su hija, “he sido su apoyo y acompañamiento en la carrera deportiva de ella, trato de ir a todos los eventos en los que participa, me gusta hacerle barra porque ella es mi alegría y mi satisfacción”.

Gloria ha dado todo de sí por una familia que ha estado unida a través del deporte, no solo su hija, sino también su esposo y otrora sus padres quienes también oficiaron como dirigentes de la Liga Risaraldense, “Juliana empezó a jugar a los 4 años y medio, sin duda, es una herencia, ella salió bolichera y mi bebé es la campeona suramericana, centroamericana, medalla de oro a nivel panamericano y campeona iberoamericana” indicó Arango.

Para esta reconocida dirigente deportiva en Risaralda, la mayor alegría es ver que su única hija practica su mismo deporte, el deporte no le ha implicado un sacrificio de tiempo para la familia, por el contrario, a través de el se han hecho amigas, “somos muy parceras, estamos juntas todo el tiempo, estoy orgullosa de ella, la han becado 5 semestres por buenas notas en la Ingeniería Financiera, ella es mi bebé, tiene 24 años pero sigue siendo mi bebé, es un estupenda hija”.

Foto / Päblo Bohórquez


Madre de 116 hijos

Hace 15 años Natalia Correa vibra con el deporte, desde el colegio mostró sus evidentes capacidades, pasando por diferentes disciplinas, pero siempre con gran entrega y dedicación. Licenciada en Educación Física, Natalia Correa “la Pecosa” como es conocida, es la madre y deportista destacada del Quindío, quien es entrenadora de la población con habilidades diversas, tanto de niños como de adultos en el Instituto Municipal del Deporte y la Recreación.

Foto / Suministrada

Natalia en medio de su transitar deportivo, ha visto como el rol de la mujer es fundamental, “todo lo que nos pongamos de meta y de objetivo lo podemos lograr, sin importar el qué dirán, lo logramos con muchísima disposición” y es esta precisamente su experiencia, pues gracias al fruto de su dedicación y esfuerzo, hoy puede atender a deportistas con habilidades diversas. Tal vez el hecho de ser madre, le ha permito a “Pecosa” entregar más de sí misma, pensar en sus deportistas con más ahínco y proyectarlos con el más alto nivel técnico en cada uno de sus entrenamientos.

Foto / Suministrada

Natalia es madre cabeza de hogar, vive con su hijo Juan Pablo, su gato y su perro. Su gran amor tiene 10 años de edad y cursa el quinto grado de primaria, “siempre le he inculcado que debe ser una buena persona antes que cualquier cosa, es el legado más importante que puedo darle”.

Alterna todo, su papel de madre, responsable del hogar, trabajadora y dedicada deportista, pero también vincula a su hijo en su rol como entrenadora, “yo le he dicho que debe practicar deporte, que debe amar y respetar a todos y le enseño llevándolo como un apoyo a mis entrenamientos, siempre estamos en un buen vínculo tanto en lo laboral, como madre – hijo”.

Foto / Carlos Marín

Natalia tiene una gran motivación, es la satisfacción que he encontrado en la forma en que las personas con habilidades diversas, puedan lograr sus objetivos sin importar el qué dirán, ellos aman lo que hacen y agradecen enormemente lo que se les enseña, todos los días encuentra gratitud a su alrededor. Suficiente motivación, por eso, aunque sí hay muchos sacrificios para una madre deportista o entrenadora, como en su caso que trabaja prácticamente todo el día, descubre que vale la pena perseverar por ellos.

“Yo tengo un hijo de sangre  y puedo decir que soy madre adoptiva de 115 hijos. Ellos se convierten en parte de mi familia, soy muy afortunada de tenerlos como hijos adoptivos y me siento muy orgullosa de sus avances, hacemos trabajo de exploración motriz, trabajamos en las clases de educación física y trabajamos arduamente en horas alternas al colegio”

Con pasión por el deporte y mucho amor por el ser, Natalia ha llevado adelante este maravilloso proyecto de inclusión, donde día a día ha visto los avances de sus hijos adoptivos en las escuelas deportivas.


Inspirando proyectos de vida

Mónica Franco está en el baloncesto como deportista  hace 30 años y como entrenadora hace 20, toda una vida inspirada e inspirando a otros a luchar por sus sueños. Hoy Mónica es entrenadora de Manizales Basketball Club y entrenadora departamental de baloncesto en las categorías pre mini y mini rama femenina, “me apasiona y enamora lo que hago en cada rol de mi vida, me siento bendecida a diario por tener la oportunidad de aportar a los proyectos de vida de mis deportistas y alumnos a través de mi labor”

En sus palabras Mónica refleja esa cualidad de las madres, que siempre van más allá anticipadas a lo que puedan sentir y necesitar sus hijos, y es así como a lo largo de estos 20 años, se ha ganado la confianza de padres de familia para permitir que la entrenadora haga parte de la crianza de sus hijos. Mónica es una mujer decidida que sabe de la importancia de su rol en el deporte como mujer y madre, “nuestro valor agregado es la dedicación que se le coloca a lo que hacemos, el esfuerzo y la mentalidad de guerreras, la lucha diaria y el empeño por lograr los objetivos”, indicó.

Foto / Suministrada

Jerónimo, el hijo de Mónica con 13 años de edad práctica también Baloncesto, ha crecido acompañando a su madre a las canchas, disfrutando cada segundo la labor de su madre y dejándose enamorar de la pelota naranja, ella lo describe como hermoso, reconoce sus grandes cualidades y su dedicación a lo que hace, pues además de sus entrenamientos se dedica al estudio del Inglés.

Esta basquetbolista, relaciona mucho su labor deportiva laboral, con su labor como madre, ya que reconoce que es una lucha diaria, “soy exigente en mis dos ámbitos eso ha permitido que tanto mi hijo como mis deportistas tengan un proyecto de vida y unos ideales por los cuales luchar, mi labor como madre es difícil ya que el tiempo libre de los otros es mi tiempo laboral por el tema de los entrenamientos, sin embargo, mi hijo ha crecido acompañándome en las canchas entonces se hace un poco más fácil” indició Mónica la encargada de los procesos infantiles del baloncesto en Manizales.

Fotos / Suminitrada

Y aunque son muchos los sacrificios, Mónica ha encontrado que la mayor satisfacción es el agradecimiento de sus deportistas y los padres de familia que ven en su labor de entrenadora, una forma de educar en valores a través del deporte, “es muy satisfactorio ver deportistas que después de muchos años logran sus sueños y se vuelven profesionales y personas de bien, es hermoso aportar a esos proyectos de vida”.

Y aunque le ha quitado tiempo a su familia a causa del deporte, Mónica ha disfrutado enormemente preparar adecuadamente un deportista con mucha dedicación. Su rol deportivo, tan importante como su rol de madre, le permite concluir que ser mamá significa cambiar su vida, su forma de pensar, de entregar su corazón y de luchar día por aportar a la sociedad un hombre mejor, se trata de su hijo.

Fotos / Suministrada

Es así como tres madres, tres mujeres de la región cafetera son ejemplos de vida por su trabajo, su dedicación, su rol y su aporte a la sociedad desde el deporte. ¡Feliz día para ellas!

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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