Melany Botia la niña marchista que desafía gigantes con esperanza colombiana

Foto/Archivo familiar

En junio, durante el Campeonato Nacional de Marcha en Bogotá, categoría U18, los ojos estarán puestos en una joven que desafía las estadísticas y las expectativas. Melany Andrea Botia, con apenas 14 años, se enfrentará a las mejores marchistas del país, siendo probablemente la más joven de todas.

Ella es Melany Andrea Botia, una joven de 14 años con padre bogotano y madre payanesa que por cosas de la vida llegaron hace 20 años a Calarcá y luego al barrio Universal de Armenia, donde la pequeña creció en medio del amor, junto a su hermana Paola Tatiana, otra deportista que fue campeona nacional juvenil de ciclismo. Y aunque le lleva 10 años, siempre han sido unidas.

Nadie imaginaba que aquella niña inquieta, de ojos brillantes y sonrisa traviesa, que corría, brincaba y jugaba incansablemente, se convertiría en una de las grandes promesas del atletismo quindiano. Tal vez fue el ejemplo de su hermana sobre la bicicleta lo que encendió en Melany la chispa de la competencia, el deseo de volar sobre el asfalto y sentir la libertad que solo el deporte puede dar.

Desde los 10 años, Melany probó con triatlón, natación, baloncesto y patinaje, buscando ese lugar donde su corazón latiera más fuerte. Finalmente, lo encontró en la pista de atletismo, ese carril que parecía estar esperándola para abrirle el camino hacia sus sueños.

Ese día sus padres, Oscar y Liliana, la llevaron a la pista del estadio, donde fue recibida por experimentado entrenador Jorge Beltrán quien de inmediato vio en aquella niña de sonrisa tímida, y con la ilusión de ser una marchista de talla nacional, una campeona en potencia, y más aún cuando vio sus movimientos rítmicos, finos y coordinados con sus zancadas.

Foto/Archivo familiar

Bastaron dos años para que empezara a recolectar el fruto de su siembra, porque a los 12 recolectó su primer metal.

Pero el camino no ha sido fácil. Melany nació con hiperextensión en brazos y piernas, una condición que, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en su mayor impulso. Cada día en la pista, Melany demuestra que las dificultades pueden transformarse en alas, y que la pasión y la disciplina pueden convertir cualquier reto en una oportunidad.

A los 12 años quedó subcampeona en el Campeonato Nacional de Marcha Atlética en los 2.000 metros. Luego obtuvo otro subcampeonato en los Intercolegiados nacionales de 2024 en los 3.000 metros. Y para el otro año su meta es ganarse los 5.000 metros, algo que ya empezó a cimentar al foguearse en la sub 18 y estar en la selección Colombia, así tenga 4 años menos.

Las proyecciones deportivas de Melany Andrea Botia son positivas y esperanzadoras. Tiene una marca de 29:57:7 en los 5.000 metros, que la muestran con un buen futuro deportivo como la risaraldense Lorena Arias quien fue cuarta en los pasados Juegos Olímpicos de París, dejando una marca nacional de 1:27:03 en los 20km y 2:46:44 en los 35km.

“Por su corta edad, le propuse que practicara atletismo en forma generalizada, pensando en su desarrollo corporal, antes de ser atleta, pero ella llegó con la idea rotunda de ser marchista, y apoyamos esa decisión e iniciamos su principal objetivo. Y hasta el momento ha participado en eventos nacionales de marcha sub 16, donde ha logrado tiempos extraordinarios, porque ella tiene como meta principal ser la mejor de Colombia y representar al país en el mundo. Por esta razón realizamos entrenamientos exhaustivos sin olvidar su desarrollo corporal integral, algo que se ha logrado. En estos momentos está clasificada para el campeonato nacional sub18”

“Así hemos hecho con todos los atletas, un entrenamiento que sea alegre y estimulante para cada uno para que vean este deporte como algo personal y de logros extraordinarios más adelante, pensando no solo en ser los mejores sino excelentes personas, que sean admirados por su forma extraordinaria de ser.” Dice Jorge Beltrán, entrenador de atletismo del Quindío.

“Hoy, Melany Andrés Botía es más que una joven promesa del atletismo colombiano: es un ejemplo de que con perseverancia, amor por el deporte y actitud positiva, no hay límites para alcanzar los sueños. Su historia apenas comienza, pero ya inspira a quienes creen, como ella, que la meta siempre está más allá de lo que los ojos pueden ver” Dice Oscar Botia, padre de la deportista quien junto a su esposa Liliana, siempre han estado a su lado

«Unidos somos más. Más deporte, m{as región»

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