Las mujeres se están dando cuenta que pueden impactar en el entorno del fútbol
Hace apenas unos días se hicieron públicas denuncias que vinculan a personalidades de la Federación Colombiana de Fútbol, es una situación que desde que surgió la Liga Águila Femenina ha sido más visible para entender los retos y desafíos que se deben enfrentar para no vulnerar los derechos de las mujeres en el deporte.
Graves denuncias que terminan generándole continuidad a las dificultades que se viven en el fútbol masculino se hacen cada vez más constantes, esta vez en el fútbol femenino, un escenario que busca respeto, que busca oportunidades, pero también respuestas. Esta situación demuestra que no solo a ellos se les atropella, y que las mujeres tienen un camino largo por recorrer.
Siempre he sostenido que la mejor estrategia para trabajar por los derechos de las mujeres deportistas es la voz, la voz de ellas mismas para denunciar públicamente lo que se hace mal y para difundir todo cuanto se hace bien. No existe una organización no gubernamental, no existe una fórmula matemática, ni un abogado que tenga tanta fuerza, como la voz femenina. Es por eso que por estos días el fútbol para ellas vuelve a ser tema de discusión en las redacciones de los medios especializados en deporte. Es por eso que ahora periodistas están investigando con más nivel de detalle posibles abusos y casos de corrupción.
Y sí, no es necesario investigar para entender que el fútbol está plagado de gestos de corrupción, que la Liga Águila Femenina y la Selección Colombia femenina están batallando contra lo que históricamente ha empañado a este deporte en el mundo, malas decisiones que enlodan el nombre de instituciones que han servido al país. Decisiones polémicas, porcentajes que llegan a dirigentes y entrenadores, porque así es como funciona el fútbol en los ecosistemas menos favorecidos económicamente; pero también desfavorecidos en principios éticos y morales.
Los futbolistas varones se niegan a denunciar por temor a entorpecer el camino, por el malestar que implica romper relaciones con sus entrenadores, atravesar pleitos con dirigentes e incluso con quienes han conducido su carrera. He hablado con jugadores que hoy están saboreando las mieles de la fama, pero que si hubieran denunciado en su momento, se habrían alejado de cualquier posibilidad de ser destacados atletas. Enhorabuena surgen las declaraciones de las futbolistas, que siguen sin aguantar el ambiente precario en el que tienen que darle vida a ilusiones como alcanzar el profesionalismo y hasta poder vestir la camiseta de la Selección Colombia.
Las mujeres futbolistas denuncian porque no tienen mucho que perder. Y es verdad, les hemos dado tan poco que cualquier amenaza por arrebatarles algo termina siendo una broma de mal gusto.
La dirigencia en el fútbol en ciertos contextos se comporta de manera irrespetuosa. En estos dos años de Liga Águila Femenina se ha evidenciado el escaso interés de la dirigencia por corresponder a los derechos de las jugadoras; pero ojo, no solo eso, sino también por complicar el camino que tienen que transitar para firmar un contrato precario en clubes que se escudan en su nivel de profesionalismo. En un total desconocimiento de lo que implican estas dinámicas.
El ejemplo se vive en el presente: la mayoría de clubes en Colombia no tienen una nómina femenina para la Liga Águila Femenina 2019 del segundo semestre, otros, muy reducidos, han encontrado la manera de vincular deportistas en procesos preparatorios. Millonarios, Cortuluá, América de Cali y Orsomarso. Parece que en Valle del Cauca entienden más la importancia del fútbol femenino, en definitiva fue allí donde nació y se le dio fuerza en Colombia.
En conclusión, por ahora solo resta aplaudir la valentía de quienes salen a denunciar públicamente y como periodistas respaldar exigiendo mejores condiciones así el mensaje se envíe una y otra vez. Por eso cada vez que una mujer futbolista denuncia, hay que ponerle el micrófono porque ellas se están dando cuenta que pueden impactar el entorno del fútbol.