LA NOCHE MÁS LINDA DEL MUNDO

La crónica del primer título del Deportivo Pereira

Foto/colprensa

Muy pocas veces, una canción supera en emoción, a una hinchada que canta y alienta el himno de su ciudad, minutos antes del pitazo inicial. El caso existe, ‘Al recio empuje’ frase célebre que acompaña la partitura más escuchada en el Estadio Hernán Ramírez Villegas de Pereira, fue sustituida como si se tratara del primer cambio del partido, por una romántica salsa con la que se identifica cualquier hincha matecaña.

Una relación sentimental tóxica, muy personal. A veces pasional y encendida de alegría siendo noche de velitas. Otras, como en su mayoría, lluvias de tristeza y dolor que una simple persona terrenal pensaría ‘y a este ¿quién le ha hecho pues tanto daño?’ esa es la vida, un desborde de emociones con centros venenosos, despejes alarmantes, asistencias paramédicas y una celebración virtuosa que nunca se olvidará.

La ‘Perla del Otún’ se detuvo por completo, el tiempo pasa lento en medio del estadio repleto de almas que acompañan el mismo escudo.

Se siente la energía y sincronización de todos los ojos puestos en un solo arco. Atrás, un marco espectacular, la popular de siempre, la hinchada más genuina de todas que entiende como solo unos pocos segundos, solo doce pasos, separan a Leider Berrio de convertir el penalti que escriba en los libros de historia el nombre del ‘Grande Matecaña’.

Una simple jugada reglamentaria que define un título. Minutos antes ‘Caliche’ Ramírez con la banda de capitán y máximo representante del empuje pereirano, mandó a todos en las tribunas a agarrarse la cabeza, emulando su propia reacción, todo porque el palo izquierdo de la portería sur le había negado el primer gol de la tanda.

—La hinchada hizo del jugador número 12, a pesar de errar el penalti le doy gracias a Dios, sí así tuvo que ser estoy tranquilo. Además, eso marco mucho el momento porque luego ‘Chipi’ aparece — La acción de Carlos Ramírez silenció a todo el estadio, con excepción de las cabinas de radio, las señales mágicas encargadas de transmitir todo, hasta como suena una hinchada enmudecida que acaba de vivir una situación de esas.

Por primera vez se escucha lo pesado que puede sonar el silencio. En ese momento la hinchada recuerda que así siempre es con el pereirita.

—Yo Llegue muy temprano al estadio, me prepare muchísimo, yo había vivido el descenso del Pereira el 9 de noviembre del 97’, una llorada impresionante, partidos perdidos por w. ¿ganar el título? ¡Yo desde la cabina no le veía! — Posiblemente, una de las personas más cuerdas en ese instante, su voz característica, su tono y su libreta de memorias, que no lo deja mentir, acompañan toda una vida de experiencia en el caballero del comentario, el periodista Uber Montoya Zúñiga.

 

‘Chipi Chipi’

Entre amores y odios, un personaje de ficción sacado del Chocó. Por muchos pasajes héroe sin capa, voló y salvó pelotas que sin duda ahogarían la ilusión de cualquier hincha.

No creía en nadie, estaba en su momento. Fue tanta el aura que se cargó. Qué Harlem ‘Chipi Chipi’ Castillo hasta llegó a ser padre de dos gemelos (grandes, vikingos con barba pronunciada y pintica de jefes, pero con un defecto, no son más que Cadavid y Arregui) el tímido e intrépido niño se convirtió en una barrera desde el punto de tiro donde fue el verdadero artífice del título. Dejando a más de uno llorando como aquel que no tiene la aprobación de su padre.

 

EL DIRECTOR  

Dos ciudades se han encontrado durante esta noche de velitas y un hombre se mantiene en el centro como protagonista. Comparte historia con ambas ciudades. Cada minuto que transcurre se lo está disfrutando, la tranquilidad es notoria porque la hinchada así lo transmite. Una comunión en la que todos empujan hacia el mismo lado, todos los que están en el estadio se están jugando su propio partido.

Ni en las películas más taquilleras de Hollywood existe un guión con estas características. Se tiene un reparto como este, digno de ‘David contra Goliat’, limitado en presupuesto, con un director de cine paisa. El tipo, es capaz de hipnotizar a toda su audiencia, a todo un estadio y a toda una ciudad. Con Alejandro Restrepo, no es descabellado pensar en bajar a Bolívar del caballo y montar al director, en plena Plaza del centro de Pereira.

—Para mí el míster es una persona que más que un técnico, es un amigo, un padre y para la ciudad es su máximo ídolo sin duda alguna, lo que estaba a punto de conseguir no tenía precedentes —Carlos Ramírez, quien era el mejor cobrador desde el punto penal en el equipo y por eso fue el primero en la tanda.

Foto/Cortesía

 

LA TRIBUNA

Como al ritmo de esa canción ‘La noche más linda del mundo’ era en lo que se estaba convirtiendo aquel momento de historia. Pasan los minutos, el partido cerrado, siendo Deportivo Pereira local impone más condiciones y es más atrevido que el Medellín.

Desde sur la hinchada ya había sacado un tifo deslumbrante, capaz de compararse con alguno que se haya visto en un partido de Champions, así ellos allá jueguen por el estrellato y sin presión, cuando llegan con Rolex y en Rolls Royce a los estadios. Mientras que aquí al otro lado del charco, nos consagramos a cualquier vientecito, velón prendido, cábala guardada, aquí todo sirve para ganar. No hubo una sola alma que no se haya confesado para venir al estadio esta noche.

En el tifo se ve la caricatura de un niño besando el escudo, además que tiene la copa en sus pensamientos, el título que lo condecore como el mejor equipo del torneo. Dibujo que representa a todo hincha de esta ciudad que desde pequeño siempre ha querido ver en lo más alto al Pereira. ¡Cuántos ya se fueron! Otros ni lo creían posible. Se está viviendo un sueño que se define en los penales.

—Desde Oriental se vive la final de una manera diferente, días antes se tenía el estrés de hacer una salida bonita y aquí están los materiales para la fiesta, rollos, humos amarillo y rojo que adornan la panorámica y bueno distinto de los demás partidos, creamos un trapo insignia que dice ´Hacelo por los que ya no están´ un trapo que recuerda a todos los que ya partieron, pero siempre apoyaron al equipo. —Frank Arbeláez, líder de la barra de Oriental Depor Sos Mi Vida —fue un sueño hecho realidad.

El estadio se fue llenando rápido, con muchas horas de anticipación. Nadie quiere perderse la fiesta. Es navidad y toda una ciudad le pide en tono de coro lo mismo al niño Dios.

—Yo tengo una ventaja, que yo llegó muy temprano al estadio, entonces yo veo que la gente llega, yo me voy contagiando de ese ambiente, yo no llego con el estadio lleno, sino que el estadio se va llenando y vivo todo el proceso de cómo va llegando la gente a las tribunas, todo eso ayuda y este es un partido especial —Uber Montoya desde la cabina de transmisión del Hernán Ramírez Villegas.

El ambiente futbolero que arropa a la ciudad es algo lindo, todos querían que llegara este día tan lejano y hasta difícil de creer, pero la armonía y tranquilidad que hoy tiene el hincha matecaña es lo que quiere transmitirle a cada jugador y cuerpo técnico del plantel.

Foto/Depor Sos Mi Vida

 

PARA LA HISTORIA

Han pasado 78 años desde que se fundó Deportivo Pereira, desde que el estadio Mora Mora era el ‘Fortín de Libare’ y ahora ese fortín es sustituido como si se tratara del segundo cambio del partido, por el Hernán Ramírez Villegas.

Deportivo Pereira se hizo fuerte de local. La angustia también creció cuando se tenía en duda donde se jugaría el segundo partido de la final. Todo el sufrimiento de tantos años, las lagunas de lagrimas creadas por los hinchas de siempre y hasta grietas dentro de la institución. Siendo más las agonías que las alegrías, todo se resume en esta noche.

Al pitar los 90 minutos se ve la gente llorando, se siente y se suda la angustia de tener que esperar lo que iba a pasar.

Un empate sin goles pronosticado por pocos cerró el marcador, tras el 1-1 hecho en Medellín la estrella de navidad se define desde el punto penal. El partido está enmarcado en la retina de cualquier espectador, no solo los que están en el estadio. Absolutamente toda Colombia esta enterada del pasó que podría dar un pequeño con ganas de ser ‘Grande Matecaña’.

Comienzan los penaltis, el sorteo es ganado por Carlos Ramírez, viejo zorro, escoge por supuesto terminar esta historia donde todo empezó, en el arco que atrás sostiene la incansable y genuina hinchada de Lobo Sur. Empieza cobrando Medellín.

En el primer disparo de la noche, el turno es de ‘Chipi’, el chocoano se hace gigante, le gana la pulsada a Cadavid y le devuelve con la misma moneda al capitán de Independiente Medellín que ya lo había sufrido en la ida. Celebra en un jubilo, todo el estadio matecaña.

Luego está Ramírez, quien portando la banda de capitán tras la sustitución de Jhonny Vásquez sobre el minuto 81’ erró su penal y le puso fin a la celebración.

Ambos capitanes fallaron y la ola de agobio en la tribuna crece junto con el calor de la noche.

Sigue el goleador, la resiliencia hecha persona. El que más le sumó a este equipo desde adentro. Leo Castro, nunca aparta la mirada del balón, sabe mejor que nadie donde va entrar esa pelota y dispara con una vehemencia inatajable para poner el primero de la tanda y devolverle la tranquilidad a todo aquel que este haciendo fuerza por el Pereira.

‘Chipi’ continua en su exhibición, su concentración y energía son más grandes que los huevos de ‘Arregui’ mediocampista argentino que tampoco fue capaz de batir el pórtico custodiado por sur.

A partir de ese momento nadie falló, no había cabida para el error y se dependía de si mismo para el título.

El marcador en los penales se pusó 3-3 luego del gol convertido por Christian Marrugo, quien cobró el quinto y último penalti para la visita. Falta un tiro a favor del Pereira, el encargado es Leider Berrio, capaz de llevar al éxtasis y desenfreno total en el máximo templo de la ciudad

Solo doce pasos, separan a Berrio de convertir el penalti que escriba en los libros de historia el nombre del ‘Grande Matecaña’.

Era el final de una capitulo jamás pensado, con más ilusión y energía que calidad por momentos del torneo, es un cierre de telón en un escenario especial en el que cada pereirano se ve identificado con ese sentido de pertenencia por el equipo de la ciudad.

Con una escena que tiene a Leider Berrio de protagonista. Desde el banco se ve como el ‘pecoso’ Correa no quiere ver el cobro de su compañero, esta arrodillado y pegado a su santo de confianza, hombre de fe que prefirió rezar mientras su compañero marcaba el gol que representó el desahogó y la gesta más maravillosa en la historia de un club.

Y fue otro devoto, Carlos Ramírez el primero que pudo volver a respirar—Cuando Berrio convirtió es una sensación indescriptible, un momento único en mi vida, el sentir que habíamos hecho historia, de que será la primera estrella y las mas recordada por el resto de la vida para el club, es algo que me llena de demasiada felicidad y orgullo.

La prensa tiene un lugar especial en el título, luego de tantos años de trabajo, un partido de tal magnitud les tocó a la puerta de su estadio —Yo empecé a sentir una cosa toda maluca, yo miraba hacia la tribuna, toda mi familia fue por mí al estadio, el tío campeón, el esposo campeón, yo era como pasmado, pero la llorada fue impresionante, la forma en la que se vivió ese título fue única—Habló el Uber Montoya hincha.

Al final del día, siempre llega el momento de celebrar, más en un deporte que no deja de sorprender. Esta vez, fue una perla de gol que vale un título, bañada y pulida con colores rojo y amarillo, encontrada por un hombre que ha dejado lo único que se tiene en la vida, “la noche más linda del mundo”.

Autor: Juan José Valencia M.

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