Desde la tribuna

Desde la tribuna

Lunes 1 de mayo, día festivo muchos descansaron, menos los guerreros Matecañas, tampoco los encargados de las ventas y todos los que alrededor del fútbol en Pereira trabajan.

Por. Andrea Mesa Quiceno

El Estadio Hernán Ramírez Villegas abrió sus puertas para un nuevo encuentro futbolero, Deportivo Pereira recibió a Fortaleza. Mientras los jugadores calentaban, el speaker encargado animaba a los pocos hinchas que llegaron al estadio «Furia Matecaña rumbo a la A», su enérgica voz no surgió efecto. Hinchas muy pasivos, incrédulos, expectantes, conocedores que su espera es larga, los resultados que esperan del equipo de sus amores solo se sabrán cuando ya el árbol de Navidad tenga lugar en la casa.

Foto / Pablo Bohórquez

Las cámaras encendidas y los reporteros gráficos activos, tenían los ojos bien puestos en el calentamiento, mientras tanto, en el primer piso del estadio se preparaban las delicias para el entretiempo, hamburguesa, dedos de queso, chuzo, perro caliente y chorizo el preferido de la afición. Ya estaba todo listo, mientras los Matecañas se fueron a la charla técnica, los hinchas tendrían muchas opciones gastronómicas para elegir, allí mismo en el primer piso de occidental, los primeros en llegar tuvieron tiempo para disfrutar del tinto y la cerveza sin licor, en los pasillos se tejieron conversaciones de hinchas y familiares con opiniones muy distantes pero al fin y al cabo, unidos por una misma pasión vestida de rojo y amarillo.

Foto / Pablo Bohórquez

Casi cinco mil hinchas llegaron al Hernán, la mitad pagaron y llegaron con sus acompañantes quienes entregaron al ingreso una ayuda para los hermanos de Manizales, esa era su boleta de ingreso; estaban ya listos en sus puestos, el equipo arribó al campo de juego y viendo al equipo salir, al fondo relucía el mensaje contundente de los Hinchas: «Muchos puntos… Si no hay ascenso no sirven para nada, su obligación ¡Ascender!», en cada partido jugado se tiene la presión de la victoria, pero como se dice, al final se verán los resultados y empezó el partido, sin novedades, sin contundencias y sin demostrar el liderato, por eso los Lobos comenzaron a cantar, poniendo un poco de ánimo al partido y pidiéndole «huevos» a los jugadores, en medio de los cánticos, llegó el gol de la visita, la Fortaleza se imponía con el gol de un exmatecaña, la hinchada se incomodó, pero los goles se hacen para quien se trabaja. En el día del trabajo, a los Matecañas les tocaba trabajar en primer lugar por el empate y ojalá por la victoria.
Sobre el minuto 39 ya chiflaban al equipo, impotentes se sentían los hinchas, las tribunas pedían más, pero los jugadores no respondían, al hincha le queda poca paciencia, se ha ido agotando con el paso de los años y las frustraciones. En cada tiro de esquina, se despertaban aplausos, esperando que el gol llegara, para los Hinchas era claro que en el juego aéreo no llegaría el gol, sin embargo, los Matecañas insistían cobrando por arriba.

Foto / Pablo Bohórquez

Hasta que llegó el gol, «Que golazo Rossi» «Taque, taque, taque» «Pereira, Pereira ta ta ta taaa» la gasolina en el fútbol son los goles y así fue que se prendieron los ánimos, no solo del hincha, los jugadores también le metieron el acelerador y siguieron insistiendo por la victoria. La victoria no llegó, un empate por la mínima diferencia entre Deportivo Pereira y Fortaleza, por la fecha 14 de todos contra todos, quedó para la historia del Torneo Águila.

Del partido quedó un buen gol Matecaña, una tonelada y 221 kilos de donaciones para apoyar a los Manizaleños, la hazaña de un arquero discreto que tuvo unas acciones destacadas y la participación cuestionada de un árbitro poco experimentado.

Foto / Pablo Bohórquez

Rocko la mascota del Pereira se movió por las tribunas, posó con los niños que llegaron al Hernán Ramírez y es que eso sí dejó el partido, la Familia entera llegó para ver al Pereira, muchos niños con la camiseta puesta. Sus Padres luchando por infundirles el amor que ellos tienen por el equipo, misión difícil, pero seguirán insistiendo hasta el final, hasta que llegue algún día la tan anhelada estrella Matecaña.
El Estadio, un lugar donde confluyen todas las generaciones, poco a poco se fue viendo vacío, se fueron con una alegría a medias, y mientras se iban, en las conversaciones sostenidas coincidieron en lo mismo “hermano, igual empatemos o ganemos, hasta el último segundo no le creo del todo a este equipo”

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