Daniel Giraldo, un patinador con sangre de campeón
Del 4 al 14 de febrero se realizará en Ibagué el Campeonato Panamericano de Patinaje de Velocidad, en el que participarán corredores del Eje Cafetero, en busca de traer medallas para la región. Uno de ellos, es el caldense de 19 años, Daniel Alberto Giraldo.
Nació en Manizales el 9 de mayo del 2001, es el único hijo del matrimonio de Diana Patricia Londoño y Alberto Giraldo, sin embargo tiene cinco hermanos mayores. La Carola es el barrio que lo ha visto progresar con su trayectoria deportiva, puesto que a los dos años de edad se mudó a este sector y todavía sigue radicado allí.
“Cuando yo nací vivíamos en la 21, luego nos fuimos para La Carola, hice la primaria en lo que era como la sede B del colegio INEM que quedaba cerca a mi casa y luego me pasé al Redentoristas. Fue una infancia de jugar con amigos de la cuadra, de la misma institución. Nos gustaba estar en la calle, pero también los videojuegos”, recordó Daniel Giraldo.
Inicios en el deporte
Desde muy pequeño la aventura deportiva empezó en la vida de este manizaleño, sus padres querían que estuviera metido en alguna disciplina deportiva. La primera en la que intentó cogerle amor a la actividad física fue la natación. Sin embargo, nunca lo llenó de manera completa, por lo que estuvo poco tiempo y siguió buscando otras opciones.
Su padre que siempre ha sido amante del fútbol lo llevaba a los partidos que él jugaba en las diferentes canchas de la ciudad o fuera de ella. Los regalos que le daba, siempre tenían que ver con el balompié: balones, canilleras, uniformes, etc. Pero Daniel nunca estuvo en un club o academia, practicaba este deporte por diversión.
“Mi papá fue arquero y quería que yo fuera futbolista, siempre jugábamos cuando lo acompañaba en los campeonatos, sin embargo yo solo practicaba fútbol en el colegio y eso que era más micro. Me gusta estar en la posición de delantero porque hay que aprovechar la velocidad que me da mi deporte”, recalcó.
Patinaje
La incursión en el mundo del patinaje de velocidad se debe a un regalo que le dieron sus papás en la navidad del 2007. Unos patines de cuatro ruedas parecidos a los de patinaje artístico, fueron los primero que recibió este deportista en su vida, y según cuenta él, se los dieron por recomendación de un allegado a la familia, porque Patricia y Alberto no sabían qué regalarle.
En el 2008 el profesor de educación física del INEM, les ofreció clases de este deporte en la institución, por lo que la familia Giraldo Londoño aceptó y allá empezó la pasión de Daniel por esta disciplina deportiva. Fueron tres clases de iniciación en el patio del colegio para acostumbrarse a los patines y después poderlos llevar a la Unidad Deportiva Palogrande.
“Yo recuerdo mucho una charla que dio el profesor Alejandro Cárdenas en mi primer día, me gustó mucho y ahí me quedé. Los primeros días practicaba con los patines de cuatro, luego pasé a unos en línea, me costó mucho adaptarme por el equilibrio que es muy diferente por la posición de las ruedas, y luego con los profesionales fue otra vez complicado por la bota, debido que es ajustada al tobillo y la otra era más alta”, explicó.
Clubes
Durante los 13 años que lleva montado en unos patines ha pasado por los tres clubes más reconocidos de la ciudad, empezó en Milenium sobre ruedas y ahí estuvo hasta el 2014. Ese año pasó a SpeedLine, club en el que estuvo hasta inicios del 2020, pero que abandonó para buscar más competencia y nivel. Es por eso que corre actualmente para Azores, con los que busca volver a estar en la selección Colombia.
En su habitación hay cerca de 200 medallas y cinco trofeos, debido a los grandes resultados que ha conseguido en su trayectoria deportiva. Su especialidad son las pruebas de fondo, gusto que fue adquiriendo, gracias a no rendirse, porque como él lo cuenta, nadie daba un peso por él y eso lo motivó a seguir trabajando fuerte para cumplir sus sueños.
“Cuando yo empecé en esto, estaba con unos compañeros que todos eran mejor que yo. Veía que a ellos los federaban y se iban a competencias, mientras que a mí me dejaban entrenando o compitiendo en lo local. Obvio me aburría, pero nunca pensé en dejar el deporte, trabajé y me di cuenta que era malo para la reacción rápida, pero disfrutaba la sensación de patinar hasta más no poder, por eso me especialicé en fondo”, aclaró.
Hoy es uno de los máximos referente de Caldas en el deporte a pesar de su corta edad. Cuenta que ha gastado siete pares de patines profesionales y más de 100 juegos de ruedas, todo por dejar el nombre del departamento en alto. Sin duda es la carta principal para conseguir las preseas deseadas en los Juegos Nacionales 2023.
Alegrías y tristezas
La emoción más grande que le ha dado el patinaje hasta ahora, fue ponerse el uniforme del combinado patrio, montarse en un avión y representar a su país en una gira europea en Alemania en el 2017. Desde ahí, el sueño siempre ha sido volverse a poner ese uniforme, pero esta vez en un campeonato del mundo y gritar campeón.
“Yo siempre corrí dos años por debajo de la categoría y me iba bien, eso impresionó a los técnicos de la selección, buscaron a mi papá, por lo que cuando él me contó yo no lo podía creer. Todo se dio en cuestión de dos semanas, yo ni tenía pasaporte, pero resolví todo para viajar. Allá me sentía perdido por el idioma, por primera vez vi nevar y me puse a jugar con los compañeros, entonces me enfermé para la competencia. Quedé séptimo y octavo en las pruebas”, sostuvo.
Desde entonces solo le queda el recuerdo de haber vestido la tricolor, porque ha intentado en dos ocasiones entrar al selectivo nacional, sin embargo la mala suerte lo ha acompañado. En el 2018 los nervios de competir al lado de campeones del mundo, le jugaron una mala pasada y en el 2019, una caída lo sacó de competencia.
Su máximo ídolo es Alex Cujavante, múltiple campeón mundial, al cual Daniel ya ha vencido y eso lo ha inspirado para trabajar más. Es por eso que desde que se graduó en 2018, ha dedicado dos años solo al patinaje de alto rendimiento, pues es consciente que Colombia es potencia mundial y cumplir el sueño no es tarea fácil. Entrena diariamente entre siete y ocho horas.
“Por ser un país tan fuerte en esta disciplina es fácil que en una prueba en la que hay 30 corredores, 13 o 14 ya hayan sido campeones del mundo, eso exige un nivel muy alto. Mi meta es corregir errores, traerme algunas medallas ahora de Ibagué, además tener todas las condiciones para ser campeón mundial y nacional en los Juegos del 2023. Quiero estudiar alguna ingeniería, pero ahora el enfoque es otro”, concluyó.
En los próximos días estará viajando a la capital musical de Colombia, sabe que tiene la responsabilidad de traer alegrías a su departamento, pero a pesar de la presión que esto le pueda generar, a Daniel Giraldo solo se le ve una sonrisa y la felicidad de hacer lo que le gusta.