«Es un orgullo correr por fin por mi departamento», Jhonatan Restrepo
El ciclista del equipo italiano Androni Giocattoli-Sidermec, nacido hace 25 años en Pácora, Caldas, Jhonatan Restrepo Valencia, es uno de los 26 deportistas con los que Caldas busca fortalecer para desempeñar el mejor papel de su historia en los Juegos Nacionales del Eje Cafetero 2023.
Tiene 25 años, es campeón nacional en pista y campeón panamericano en ruta
El hijo menor de Mario Restrepo y Luz Adriana Valencia, siempre tuvo claro su amor por el deporte, probó en disciplinas como la natación y el fútbol, pero fue la bicicleta la que le despertó las emociones, además lo puso a soñar con ser un deportista profesional.
“Era muy bueno en natación cuando era pequeño, siempre ganaba. Igualmente jugaba fútbol como complemento, pero me daba mucha pereza correr para marcar. Yo jugaba de 10 y tenía talento, aunque nunca me vi como deportista élite en ninguna de esas disciplinas. Lo que me hizo sentir la bicicleta, fue diferente”, aseguró el pedalista.
Cuando tenía seis años, Mario, su papá, le llegó de sorpresa con una bicicleta con rodachines
Le enseñó a montar y lo sacaba a dar algunas vueltas por el pueblo, tratando de inculcar esa pasión que él siempre tuvo por el ciclismo, ya que fue corredor amateur y luego se preparó para dirigir a los jóvenes del municipio. Cuando su hijo tenía entre 15 y 18 años fue el entrenador, hoy es técnico de un club en Pácora.
En ese momento no empezó el gusto de Jhonatan por la bicicleta, antes pensó que nunca volvería a montarse en una. Mejor siguió nadando y jugando los torneos de fútbol cada ocho días. Estuvo en el Once Caldas por un mes, igualmente en el Deportivo Pereira durante un año.
“Yo tenía nueve años y me gustaba bajar las lomas en bicicleta, pero sin manos. Lo que pasó fue que me recibió un alambrado en el que quedé pegado. Por poco pierdo el ojo, igual tuve muchos problemas en el hombro. Desde ahí le cogí miedo a la bicicleta y me quedé con los otros deportes hasta los 15 años”, explicó el pacoreño a Semilleros Deportivos, mientras mostraba las cicatrices.
Cuando estaba en el colegio, aprovechaba los descansos para ver las competencias ciclísticas por televisión. Admiraba a Lance Armstrong, Alberto Contador y a su amigo Rigoberto Urán. Motivado por ver a sus ídolos, empezó a competir en Caldas. En su primera carrera se dio cuenta que si no se esforzaba no llegaría lejos, por eso, luego de haber abandonado esa competencia, sintió que la bicicleta sería su proyecto de vida.
Empezaron los triunfos y en el departamento no se contaba ni con patrocinios, ni equipos que le ayudaran a subir el nivel que él necesitaba para los chequeos.
Igualmente su padre no contaba con el suficiente dinero para cubrir los gastos que exigían las competencias a nivel nacional. Por eso, con 16 años se fue para Antioquia a perseguir su sueño.
Llegó a un equipo de San Rafael, Antioquia y la exigencia allá es hacer ciclismo de pista:
“Vivía en Pácora y mi padre me llevaba cada ocho días a competencias o a entrenar. Nos exigían la pista como complemento de la ruta, entonces llegaron los resultados”, aclaró Jhonatan Restrepo.
Ha sido campeón nacional de pista en persecución individual y por equipos
En Madison o Americana. Campeón panamericano de ruta sub 23 y ha ganado cerca de 10 etapas en carreras de ruta. Pasó por el Coldeportes Zenú, Team Katusha, Manzana Postobón y hoy milita en el Androni Giocattoli-Sidermec, al igual que se pone la camiseta tricolor para representar al país en diferentes competencias.
A los 19 años llegó a Europa fichado por el equipo ruso Katusha, siendo el primer colombiano en estar en sus filas. Esperaban un típico escarabajo que sobresaliera en la alta montaña, pero el pacoreño es un corredor que es más todoterreno, le va bien en los repechos, media montaña, sprint corto, embalaje y se defiende en la crono.
“Me dio duro llegar y ver que no era el escarabajo típico, porque en Colombia si subía muy bien con los de mi categoría. Soy consciente de que no era tan maduro porque me relajaba cuando estaba bien y eso en la ruta se paga. Eso me sirvió mucho para tener la cabeza donde la tengo”, añadió.
En el 2020 se convirtió en el ciclista con más triunfos antes de la pandemia. El receso le ayudó a vivir momentos que no tenía hace rato con su esposa Daniela Muñoz y su hijo de cinco años, Matías. De igual manera para cumplir uno de sus objetivos, competir por Caldas en unas justas nacionales.
No vive la vida con metas a largo plazo, por ahora correrá unas clásicas en Italia, espera estar en la nómina de su equipo para el Giro de Italia; y en noviembre poder llegar a Colombia para cuadrar todos los términos de su participación en los Juegos Nacionales con el departamento, puesto que Antioquia ya le dio la carta de libertad.