Win +, se terminará pagando por un servicio que no debe ser gratis
Es hora que en Colombia se empiecen a transformar las miradas. El mercado de la información y el entretenimiento demandan nuevas interpretaciones, abandonar el lenguaje de subsidio es sano para todos.
El fútbol de Colombia por malo que parezca, sin decir que así sea, requiere de sostenimiento, como cualquier otro negocio en el plano del deporte. Las mejores competencias en el mundo lo ratifican, desde el Fútbol Americano, hasta el Golf.
Subvalorar el producto interno
En la sociedad colombiana parece que se respira un aire de experticia cuando de restarle atributos a los productos internos se refiere. Casi que se hace natural desmembrar la producción interna y echarle el ojo a lo que se produce puertas afuera. El argumento de algunos ciudadanos es que no pagan por ver al Real Madrid, menos pagan por ver a Deportes Tolima, como si de ciudadanos españoles se tratara.
La otra cara del Win +
Varios han sido los líderes de opinión que han demostrado su desacuerdo en la manera como el canal quiere privatizar el fútbol, ese fútbol que se ha adaptado a la vida nacional para suavizar el temor social por la violencia, las desigualdades y la corrupción. Ese mismo fútbol que en otros momentos ha servido como cortina para narcotraficantes, ese fútbol dócil, maleable, fácil de mover al antojo de cualquier pretensión.
Pero es necesario reconocer, que después de todo, ese fútbol ha servido para construir sueños. En él se han edificado vidas colombianas. Porque así hay que mirarlo, como el fútbol que complementa, que estructura y alienta al talento joven del país. Como esa disciplina esperanzadora.
Si se le mira como el fútbol que explota, como el fútbol sumido en escándalos e investigaciones, la negativa será rotunda. Pero toda nueva apuesta trae sus ventajas y desventajas, en este contexto hay que darle lugar a los beneficios, para encontrar en medio del disgusto, una duda razonable.
El fútbol, desde la escena profesional de la competencia, asume el liderazgo como ninguna otra federación deportiva en el país, realizando procesos de mercadeo para beneficiar a ese cúmulo de futbolistas que hoy tienen contrato con los 36 clubes del rentado local, además en la generación de empleo para los colaboradores, sin asumir con esto, que de esa realidad se benefician cientos de familias en Colombia, lo cual es acertado en un argumento de mayor profundidad.
Este editorial no pretende influenciar a los lectores sobre la suscripción al canal, sobre todo, porque en algún momento de la joven historia de este medio, se han encontrado puntos de notables diferencias con la perspectiva neoliberal del canal, el mismo que a veces se extralimita llegando a coartar la libertad de prensa. Win no es el mejor ejemplo para dejar dejar hacer un trabajo informativo a la prensa nacional; sin embargo, por el bien del deporte, es necesario defender su apuesta.
Porque en lo que es menester generar consciencia, es que el deporte debe superar esa mirada del subsidio. Se hace imprescindible generar rentabilidad en el entorno, convertirlo en un sector que le genere ingresos medibles al país.
Sí, pero no así
Es una frase llamativa que cala justamente en la situación. Si bien es defendible la postura de propiciar renta de un espacio de entretenimiento como el fútbol, también lo es enviar un mensaje contundente a las directivas del canal. Y es que en los procesos de mercadeo, entender al cliente debe estar como prioridad.
Los $ 29.900 que cuesta la suscripción mensual, es decir, los $ 500 pesos por partido, se deberían replantear, asumiendo que la economía del país está por debajo de territorios como España, Francia, Inglaterra, Italia, de donde se trajeron la llamativa idea de vender los partidos.
Vender implica georreferenciar. Es mejor vender 100.000 productos a $ 15.000, que vender 20 mil, a $ 30.000, y será un costo más accesible para la clase media colombiana, que ya está habituada a pagar por estos servicios.
El sentido de pertenencia
Ha sido Semilleros Deportivos sólido en su discurso de promover una filosofía que invite a apreciar lo que se hace, lo que siembra, lo que se cosecha en el Eje Cafetero y a nivel nacional. Parece que ante este nuevo producto, la mirada general debería ser adversa; pero no, desde el medio de comunicación se apoya esta y otras iniciativas que busquen desarrollo para el deporte, desarrollo social y nuevas oportunidades para los jóvenes.