‘Pigua’ y su importante aporte al fútbol infantil del Quindío
Roberith Olaya Guzmán, el técnico de Montengro F.C. Piguas ha logrado levantar varios procesos en este municipio, el mismo que hoy reconoce una labor entorno a la pecosa.
Después del terremoto de 1999 que sacudió al Eje Cafetero, donde el Quindío resultó duramente golpeado, a este hombre solo se le ocurrió ayudar a superar la crisis con fútbol, sí con la redonda en medio de escombros y familias sin esperanzas.
“Fue a raíz de ver la necesidad que vivimos después del terremoto, ver los albergues temporales en el estadio de Montenegro, eso me daba como tristeza, y sentimiento de ver los niños frustrados, sin saber qué hacer después, al ver a las mamás decaídas, sin muchas esperanzas sobre el futuro. Entonces agarré un grupo del barrio Uribe y dije: voy a ocuparles el tiempo libre, que tengan algo en qué pensar”, así nació su amor por entrenamiento.
Fue desde ese momento que empezó a “sonarle” la tarea de formar desde las bases para que pequeños que alejados de la capital, una ciudad destruida por el fenómeno natural, pudieran encontrar en este municipio un lugar que refugiara también sus ilusiones.
Olaya Guzmán se aventuró a un sueño que los montenegrinos no dudan en reconocerle, incluso desde los inicios trabajó de la mano de Henry Gutiérrez, hombres que influyeron en su pensamiento y en el objetivo de promover el fútbol en este lugar.
La OMATA fue el primer equipo que creó, su nombre corresponde a una entidad que para la época tenía que ver con el campo, con este lograron ser sensación en Montenegro y hacerse al reconocimiento por su labor, los niños y la esférica.
“La gente me colaboraba para los arbitrajes, se empezó a ver el proceso que se estaba haciendo y raíz de eso me llegaron unos talentos y nos ganamos varios torneos, recuerdo que jugábamos con unas camiseticas prestadas”, añadió Pigua.
La década del 2000 trajo consigo nuevas oportunidades, Montenegro tenía unas necesidades en materia deportiva, por lo que las acciones emprendidas por Pigua ya tenían a alguien como referente. Fue así como surgió el Club Deportivo Montenegro Fútbol Club, de la mano de Henry Gutiérrez, otro de los gestores que aportaron en ese camino.
“Estábamos encaminando el fútbol nuestro, empezamos a jugar torneos de liga, a salir y era para nosotros como ir un mundial, porque nos teníamos que desplazar hasta Armenia, era único, lo mejor que les podía pasar a los niños”, agregó. Recuerda que desde aquella época los transportes en Jeeps Willys fueron una opción para los desplazamientos hasta la capital, en recorridos donde también los padres disfrutaban de viajar para encarar torneos que después les darían alegrías.
Pigua no se quedó con la sola intención de formar a los pequeños, ha sido un autodidacta de la táctica por lo que empezó a profundizar en el tema en los partidos para los posteriores juegos de Liga, competiciones al interior del departamento.
Ese ha sido el primer gran aporte que tuvo con su natal Quindío. Luego, cuando el recorrido le había entregado gratas experiencias alrededor del fútbol, empezó a identificar necesidades más latentes, a trabajar desde componente técnicos a los jóvenes futbolistas, no sin antes dejarles claro algo:
“Trabajamos para que estos niños sean grandes personas, que por medio del entrenamiento deportivo puedan formarse, es algo que hacemos con los padres. Yo les digo que tienen que estudiar, que tomen el fútbol como una opción, porque eso es lo que es. A nadie le prometo que voy a hacer su hijo un jugador profesional, a nadie le digo que se encarrete, porque primero hay que prepararse, asegurar el estudio”, aludió.
Con esa filosofía se ha sostenido un hombre al que admiran por “ser una personas muy acuciosa, muy juiciosa, se ganó tanto el corazón de sus muchachos, de los padres de familia que fue lanzado como Concejal del municipio de Montenegro”, añadió Luis Duque, director ejecutivo de la Liga Risaraldense de Fútbol, y quien conoce hace ya varios años a Pigua.
En ese lugar se mantuvo desde el 2007, hasta el 2011, y del 2011 hasta el 2015. Periodo de tiempo que le sirvió para entregarle un nuevo nombre al representativo de Montenegro; pasó de llamarse Club Deportivo Montenegro Fútbol Club, a Montenegro Piguas, haciendo refrencia al apodo que durante varios años los vecinos del sector le dejaron.
“La gente nos identificaba como piguas, decían: esos muchachos tan guerreros, llegaron los niños, llegaron los piguas, los piguas ya vienen, entonces cuando me tocó renovar el reconocimiento deportivo, toda la documentación y cambiar los estatutos del club, se quedó Montenegro Fútbol Club Piguas”, relató. Lo anterior ocurrió hace ocho años.
«Hablar de Roberith Olaya es hablar del pionero en cuanto a las competencias del fútbol infantil en el Quindío, ya que siempre le ha dado prioridad a la competencia por fuera del departamento, realizando grandes gestas para el fútbol de este departamento. Razón de esto es que el profesor cuando el Babyfútbol por motivos de organización no se realizaba en el departamento, él se desplazaba a la ciudad de Pereira a jugar con un equipo del Quindío. Estuvo muy cerca de lograr en varias ocasiones cupo a la final nacional», comentó Ancizar Vera, dirigente deportivo de este departamento. Y eso consiguió en el 2017, la clasificación a la final nacional en la Marte Uno, de Antioquia.
Tiempo fugaz para Roberith, porque después del 2010 se perfiló para construir una idea, regresar la PonyFútbol en su fase departamental, al Quindío. Este departamento la había perdido por un incumpliendo en el 2004 con la Corporación Deportiva Los Paisitas, de Antioquia. Fueron años maltrechos donde Risaralda le brindó acogida al fútbol de Montenegro, para que Pigua pudiera sonar a nivel regional con sus procesos.
“En Pereira, me contacté con Luis Eduardo Duque, para ver qué posibilidades existían, y ‘Lucho’ dijo que no había ningún problema, porque no habían sacado acuerdos. Jugué una eliminatoria en Pereira, y gané cupo para llegar a Ibagué, participamos también en la de Anserma, Caldas”, apuntó.
Fue un reeditar la historia, y los desplazamientos al interior del Quindío en los Jeeps Willys, cambiaron a ser entre departamentos vecinos, para mostrar el talento infantil del fútbol de Montenegro. Piguas se fue ganando el terreno como referente.
Luego para el 2014, en una lucha que dio Olaya Guzmán consiguió que la Corporación Deportiva los Paisitas mirara al Quindío con ojos de perdón, permitieran que este territorio tuviera por lo menos dos cupos para la fase clasificatoria hacia el Festival de Festivales en Medellín. “Perdimos la final en ese tiempo con Galicia, quedamos subcampeones, pero fuimos hasta el regional”, declaró.
Menuda historia la que ha redactado en su memoria el popular Pigua, tiempos difíciles que ha vivido, donde lo mejor que pudo entregarle a su institución, fue llegar al PonyFútbol en su fase final en Antioquia, donde este 2018, por segunda vez consecutiva, ya el nombre se escucha entre la prensa paisa.
En todo el proceso, en los 20 años que lleva dedicado al fútbol infantil, Pigua resalta la compañía de su esposa, Maryori Builes Suárez, con quien ha construido un hogar complementado por los tres hijos: Juan Daniel, Samuel y Sara, quienes han sido el motor en la casa de los Olaya Builes.
Aunque las dos décadas han dejado experiencias maravillosas para el recorrido del entrenador, es consciente que su ilusión no termina, que está preparado para orientar las escuelas de formación de un equipo profesional, o cuando el tiempo y su preparación lo indiquen, poder dirigir un plantel profesional. «Es un sueño que tiene cualquier entrenador, poder dirigir un equipo profesional», puntualizó.
En la actualidad además de orientar a Montenegro Piguas, trabaja para este municipio, promoviendo el trabajo del fútbol infantil en las veredas, en un proyecto apoyado por el Alcalde Álvaro Hernández, quien ha entendido la labor tan importante que ha desarrollo el entrenador durante 20 años este lugar.