La labor admirable de los entrenadores en el deporte colombiano
La labor admirable de los entrenadores en el deporte colombiano
Razonable es aplaudir cuando el atleta llora, consolar con una palmada en el hombro y decirle que el futuro es ancho, así, así el entrenador se hace guía, se hace humano ante la derrota de quién ha preparado por años. Es esa labor la que enmarca su trabajo.
Los XXIII Juegos Centroamericanos en Barranquilla no solo han evidenciado el nivel de los deportistas colombianos, su humanidad también ha quedado al descubierto, pero más que ellos, sus entrenadores, quienes sufren sin estar en el campo, los movimientos de los que representan su trabajo. Una medalla de oro es el resultado de lo que tras bambalinas no se ve, la orientación de un buen guía, mentor, tutor, o como se llama en el deporte, entrenador.
Los que se aguantan los nervios para no contagiar a sus deportistas, los que caminan de un lado al otro, los que el silencio es su mejor murmullo, y los que no pueden contener las lágrimas en una victoria. Así son ellos, a veces invisibles, poco buscados por la prensa pero están ahí, siendo testigos de fracasos y celebraciones.
Son los Centroamericanos y del Caribe un pretexto para laurear el ejercicio de los técnicos, sus códigos de ética que los invita a veces a alejarse del resultado para incluirse en la vida de sus dirigidos, son ellos quien renuncian a la celebración por proteger de una lesión, por hacer caminos mejores para los deportistas.
La diferencia entre un buen técnico, y uno que no lo es, es que el buen técnico siempre pondrá la humanidad del ser, antes que la conquista del atleta. El error hace parte del fracaso, y el fracaso es inevitable cuando se compite. Por eso la preparación académica de quien orienta un proyecto de vida deportivo, no puede desprenderse de los elementos humanos que tienden a desvanecerse en el calor de la rivalidad.
Por eso este editorial está dirigido a ellos que son la sombra, la luz, el soporte en cada prueba, los hay de todas las personalidades, pero la más importante, la que atañe a la realidad del deporte, hay entrenadores que no se olvidan que son seres humanos, y a eso, a los buenos, va dedicado este escrito.