«El camino es largo y culebrero» a propósito del asunto Paniagua en Once Caldas
El diario La Patria de Manizales acaba de publicar un artículo sobre el descontento que existe entre la barra Holocausto Norte y algunas personas cercanas al equipo respecto a las actuaciones de Felipe Paniagua, coordinador de las divisiones menores del elenco ‘albo’.
De la producción informativa se pueden rescatar varios elementos: el primero de ellos sin duda, el compromiso que este medio de comunicación ha sostenido a lo largo de su historia con la investigación, práctica que ha pagado con sangre; pero que pese a las adversidades ha sabido sopesar en beneficio de la sociedad caldense y en beneficio de la región.
Otro elemento a rescatar es que al periodismo deportivo se le acusa de no propender por la investigación, que el ejercicio matutino se limita a la crónica del fútbol, a los breves informes sobre las competencias y hasta reportajes de poca elaboración que no terminan llenando las expectativas del periodismo formal, ese que dedica horas, meses y recursos económicos significativos. Y este artículo rompe con esa idea.
Aunque la publicación denominada ‘Señalan a empleado y directivo del Once Caldas’ no es el tótem de la investigación, ni cuenta con una narrativa exigente, por lo menos rompe con esa barrera que ha estado troquelando los intereses de los clubes en la región, y es el silencio cómplice de la prensa con las realidades que atraviesan los equipos del Eje Cafetero.
Con una parte y contraparte Osvaldo Hernández nos recuerda que como periodistas tenemos que trabajar sobre los rumores que se tejen en las conversaciones que los mismos dirigentes y directivos realizan de manera esporádica.
Sin embargo el elemento más importante tiene que ver con el silencio del jugador. En un fragmento del artículo se raya en lo que con frecuencia ocurre en este tipo de producciones y es que la consulta con las fuentes primarias terminan lesionando el material a publicar porque estas expresan una preferencia por el silencio, abnegándose a la denuncia, siendo coproductores de las dificultades por las que atraviesa el fútbol, el deporte.
Con Deportivo Pereira ha sucedido lo mismo, a lo largo de los años se acercan futbolistas a relatar sucesos que enmarcan prácticas engañosas, alejadas de la ética profesional y que engrosan las dificultades por las que atraviesan estos clubes; pero cuando se les pide que testifiquen ante una grabadora, evitan el gesto porque interpretan que el mundo del fútbol es así. “El camino es largo y culebrero”, dicen.
Desde problemas de comisiones hasta dejar por fuera de la nómina principal a jugadores que han tenido actuaciones destacables por intereses particulares; denuncias que se quedan en el rumor, que no alcanzan a tener cuerpo para iniciar una investigación porque el deportista se marcha o ante el asombro, decide guardar silencio y continuar su carrera como si nada.
Dura realidad en Colombia, en Suramérica, en el fútbol mundial, donde las prácticas entorno al dinero, al poder se justifican a través de la redonda y una dinámica empalagosa que si no se descubre a tiempo terminará perjudicando al activo más importante que tiene este deporte, el hincha.