Héctor el para atleta que ha recolectado más medallas que café

Foto/Liga de Tenis de Mesa de Caldas

Una buena cosecha de medallas obtuvo los para deportistas que representaron a Caldas en el II Campeonato Nacional de Para Tenis de Mesa celebrado en Medellín.

Tanto la rama femenina como la masculina se vistió de oro, plata y bronce en las diferentes categorías del tenis de mesa que se jugó en el coliseo Rodrigo Pérez Castro de la capitán antioqueña que recibió cerca de 50 para atletas del país.

Los delegados del departamento cafetero lograron 16 medallas que demostraron el buen nivel deportivo de los tenistas caldenses en la categoría de equipos e individual.

De las medallas recogidas, 5 fueron de oro en la categoría individual, una para María Manuela Celis en la categoría femenina y en la masculina el turno fue para Luis Valencia y Esteban Guzmán.

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Y en la fase por equipos el color dorado en la categoría TT5 que llegó de las raquetas de Leonardo García y Héctor Castañeda, además de una plata por medio de Luis Valencia y Yovany López en la categoría TT4.

Así mismo la categoría mixta TT6-TT7 Manuela Celis y Miguel Castro dieron también su fruto ganando una medalla de plata. Y en la categoría de TT10, la presea plateada se la colgó Andrés Duque mientras el bronce fue para Santiago Ramírez, además de otros para atletas que consiguieron plata y bronce para dejar al departamento con una buena representación.

Pero hubo tres medallas de oro muy significativas en este campeonato, las de Héctor Castañeda, un hombre que ha dedicado la mitad de su vida a recolectar preseas como granos de café y en esta ocasión logró una tripleta.

Foto/Jonh Jairo Bonilla para Semilleros Deportivos

Un basquetbolista que se volvió tenista

Pero detrás de cada medalla hay una historia y esta es la de Héctor Castañeda, un chinchinense criado en Riosucio, donde terminó su bachillerato, pero por cosas de la vida llegó a trabajar en la central hidroeléctrica de Manizales. Allí tuvo un accidente laboral en 1999 que lo dejó en silla de ruedas.

Sin embargo, a Héctor la vida le había enseñado a mirar adelante en cualquier circunstancia y este hecho, aunque doloroso, no impediría que sus metas se frenaran, era un hombre activo y dinámico y así seguiría porque cuatro años después estaba jugando el exigente deporte del baloncesto, algo fuerte y rudo para su condición física pero agradable y confortable para su mente.

Un día el entrenador Wadis Geovany Posada al ver su destreza y las ganas que le ponía al entrenamiento lo invitó a jugar tenis de mesa, algo que alternaba porque los dos lo hacían sentir feliz. Pero luego de tres años tuvo que escoger con qué disciplina se quedaba y no dudó en inclinarse por el deporte del pin pong, aunque, hasta el día de hoy, sigue jugando baloncesto y billar.

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Cuando le preguntan cuántas medallas ha conseguido desde el 2003, solo recuerda las que tiene desde el 2012 que son cerca de 40, más las que ha ganado en los para nacionales que suman más de 15 porque una, dice él, se la robaron.

Héctor vive con su hija, en una casa familiar y al día de hoy sigue brindándole logros y triunfos al departamento de Caldas a quien le está agradecido por creer en él. Eso sí no vacila en decir que a veces los procesos son difíciles por las gestiones administrativas, pero esto no ha sido obstáculo, porque a sus 51 años sabe que todo se puede solucionar, además dice que después de sus últimos juegos para nacionales que no sabe cuando serán, seguirá tal vez como entrenador o asesor.

“El deporte es el principal rehabilitador en las personas que adquirimos algún tipo de discapacidad, luego se convierte en un estilo de vida que ya nos hace falta y cuando uno lo convierte en su trabajo, lo vuelve parte de su vida” dice Héctor.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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