La violencia fuera de los estadios

Carlos Marín / Periodista Deportivo

El fin de semana se desarrolló la «prueba piloto» de los Clásicos de la Convivencia, una iniciativa respaldada por el Ministerio del Interior para hacerle frente a las manifestaciones de violencia entre los barristas aficionados al fútbol. La propuesta aunque en general es buena, también hace invitaciones que ya fueron ignoradas en el pasado y carece de aspectos importantes.

Por: Carlos A. Marín

El clásico entre Once Caldas y Atlético Nacional, válido por la fecha 15 de la Liga Águila II, además de haber sido plato futbolero, sirvió para medir en un encuentro de carácter nacional, cómo reaccionan las barras visitantes y locales entorno a un encuentro de esta categoría, es decir, una segunda oportunidad de convivir alrededor de la pecosa.

Foto / Jhon Jairo Bonilla

La propuesta es la invitación misma a vivir el Fútbol en paz, es reintentar lo que en el pasado ya se ha hecho: enviar un mensaje de tolerancia a los seguidores del fútbol.

Aunque para este clásico fueron múltiples y reiterados los mensajes de Fútbol en paz, la antesala del duelo de los coperos americanos, se vio empañada por altercados entre las dos aficiones y de manera preocupante sucedió en las  afueras del estadio Palogrande de Manizales.

Esto nos lleva a realizar varias reflexiones acerca de los programas que surgen para combatir la violencia en el fútbol. Dándonos cuenta que a veces carecen de detalles importantes que pueden significar un avance para la realidad del deporte mismo y la realidad social del país.

Esta iniciativa es repetitiva, pero tiene tres  elementos significativos; siendo el primero la desmitificación que apunta a prohibir el ingreso a la hinchada visitante, bajo el supuesto que la violencia se reduce; el segundo, invita de manera radical al trabajo colaborativo entre el Gobierno, DIMAYOR, clubes e hinchas; el tercero, el contexto de los acuerdos de paz en el territorio nacional.

En cuanto al primer punto suceden ejemplos como el este miércoles 18 de octubre durante la final de la Copa Águila, entre Deportivo Independiente Medellín y Junior de Barranquilla, varias fueron las riñas al interior del escenario, aún cuando el ingreso al escenario para la hinchada visitante estaba prohíbida, es decir,  la norma  no evita la acción.

Foto / Carlos Marín

El segundo punto nos remite a que históricamente los gobiernos se han hecho a un lado dada las implicaciones que exige invertir para prevenir en lo que se consideran consecuencias colaterales de un espectáculo privado. Aún cuando la Ley 181 de 1995 exige la inversión de recursos para campañas de promoción de la sana convivencia, la lista de los municipios que la ignoran va desde el norte hasta el sur de Colombia.

Finalmente entendemos que la invitación de trabajar con los gobiernos tampoco es nueva, lo nuevo es que está dando resultados, lo que motivará a otros territorios a buscar la colaboración.

El ejemplo más claro es Medellín, una ciudad que hace un par de años viene aplicando como estrategia el trabajar por los hinchas de Atlético Nacional y DIM, en el foco principal, el clásico antioqueño. Hoy Medellín es aliado de clubes, de la DIMAYOR, de la empresa privada, para en conjunto sacar adelante el clásico paisa. Los resultados no han sido sorprendentes, pero sí positivos respecto a los antecedentes que registran hechos marcados de violencia.

En definitiva  Clásicos de la Convivencia carece de un punto trascendental, el mismo que ha faltado en la mayoría de campañas de este tipo. Ese punto es que obvia a los barristas que no están al interior del estadio, a quienes van de ciudad en ciudad alentando a su equipos. Y como engloba su fuerte al interior de los escenarios, deja pendiendo de un hilo la invitación hacia los mismos gobiernos para prevenir la violencia en las carreteras, los centros de las ciudades y los barrios que es donde ahora están muriendo los colombianos que dicen ser hinchas de algún equipo de fútbol.

En los alrededores del estadio Palogrande de Manizales, como del  Atanasio Girardot de Medellín también hubo discusiones entre aficionados de los equipos, demostrando que si nos enfrascamos en la convivencia al interior, dejamos por fuera la convivencia que está lejos de las graderías.

Dato: En menos de cuatro meses el Fútbol Profesional Colombiano ha sido testigo de cinco muertes de aficionados a este deporte, todos con color en sus camisetas. Un seguidor del América de Cali, tres de ellos hinchas del Deportivo Independiente Medellín y uno de Atlético Nacional.

Los decesos que son materia de investigación, se produjeron a kilómetros de un estadio de fútbol, no donde debe llegar la DIMAYOR, sino donde debe llegar el Gobierno colombiano.

¿Está usted a favor que la hinchada visitante pueda ingresar al estadio?

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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