Una experiencia que marcó un antes y un después en mi vida
Una experiencia que marcó un antes y un después en mi vida
14 días que quedarán marcados en mi vida y que como Profesional, me dieron más energía para seguir por el camino que me gusta, el Periodismo Deportivo.
Santa Marta fue la sede oficial de los XVIII Juegos Bolivarianos y allí llegamos mi compañero Carlos Marín y yo, dos periodistas que a pesar de ser profesionales, seguimos en nuestro camino por ejercer y cubrir los mejores momentos de los deportistas que nos competen, los del Eje Cafetero (eso comprende a Caldas, Quindío y Risaralda). Lastimosamente por cosas del destino no pudimos estar en la Inauguración oficial el sábado 11 de Noviembre, pero al día siguiente comenzaría la mejor travesía de mi vida, el cubrimiento oficial del primer evento del Ciclo Olímpico, los Juegos Bolivarianos 2017.
El calor extremo y en ocasiones hasta fastidioso, no fue impedimento para que cumpliera el objetivo que nos habíamos trazado con Semilleros Deportivos. No fue fácil, pero tampoco fue imposible, los primeros días el clima parecía que me ganaba la batalla, pero a fin de cuentas y como todo en la vida, es cuestión de adaptación. Fueron pasando las competencias de nuestros deportistas: Tiro con Arco, fue la primer disciplina en tener acción y allí, Sara López y Camilo Cardona, demostraban porque son considerados los mejores de Colombia, 8 medallas de oro entre los dos (4 cada uno), dejaban como resultado las primeras alegrías para el Eje Cafetero. Tengo que decir que aunque ya había tratado con ambos en Pereira, me sorprendió aún más la sencillez y humildad que los dos tienen, tanto con sus rivales como con el público que intentaba conseguir una foto con ellos.
La movilidad en la ciudad más antigua de Colombia, fue relativamente fácil en gran medida, ya que la mayoría de los escenarios quedaban ubicados en sitios cercanos, a excepción de algunos como los de BMX, Fútbol, Boxeo, Atletismo, entre otras, que quedaban en Bureche o Gaira. Hay que decir que dentro de la Logística, se tenía entre sus aliados, el transporte para periodistas y camarógrafos de todos los países visitantes, algo que para tan magno evento facilitaría las cosas. Pero había un problema, los horarios no cuadraban en su mayoría con lo que debíamos cubrir, por eso casi no hicimos uso de ese servicio (solo hasta el final), montar en bus o tener la recomendación de un taxista eran nuestras mejores opciones y así, día a día tomábamos la decisión de cual tomar.
Indiscutiblemente Santa Marta o bien conocida como la Perla de América, vivía algo nunca visto antes, periodistas de Perú, Chile, Ecuador, Venezuela, Panamá, República Dominicana, Bolivia, Paraguay, Guatemala, El Salvador y obviamente Colombia, se congregaban para llevar toda la información de sus deportistas a sus respectivos países y entre todos ellos estaba yo, buscando retratar con mi cámara, lo mejor de los deportistas que llevaban a cuestas las banderas de tres Departamentos: Caldas Quindío y Risaralda. Los samarios por su parte, atendieron el llamado de asistir y llenar los escenarios, cosa que en gran medida se logró aunque hubo algunas disciplinas que no tuvieron tanta acogida, como era de esperarse.
Mis primeros Juegos Bolivarianos quedarán marcados por varios momentos: el ver la alegría o la tristeza de aquellos atletas que se la jugaban no solo por su país, sino por su Departamento, me hacían entender el compromiso y la entrega que tenían por brindar lo mejor de sí en cada una de sus competencias. El ver como en Judo por ejemplo, Jorge González, quien había perdido su oportunidad de conseguir medalla en la modalidad individual, pasó de la tristeza a la alegría, ya que se colgó medalla de oro por equipos, fue algo que me marcó y que quedará como un gran recuerdo y más sabiendo que esa felicidad la pudo disfrutar al lado de su mamá y su abuela.
Ver cada uno de los combates que tuvo Jenny Marcela Arias y que finalmente dejó la medalla de oro como saldo final, también me sirvió para darme cuenta que ellos como atletas o deportistas, día a día se forman sus vidas y que gracias a lo que hacen, van construyendo sus sueños. Además su espontaneidad y naturalidad al acercarme a dialogar con ella para las notas, me asombró ya que reconocía no solo su trabajo en el Ring, sino también el mío con la fotografía y las notas con su agradecimiento.
Tratar con otros deportistas que eran de Caldas o Quindío tampoco fue impedimento, por el contrario, al ver que yo representaba un medio del Eje Cafetero y que nos preocupábamos por hacerles seguimiento, ellos con su don de gente y su caballerosidad, no tenían problema alguno para atenderme y por el contrario siempre estaban dispuestos para lo que necesitara (fotos, notas, entrevistas, etc.).
Otra de las cosas que me dejó esta experiencia, fue el tener que entablar relaciones con colegas internacionales, cosa que en un principio se me hizo difícil, porque aunque no lo crean, soy un poco tímido al principio, pero con el paso de los días, eso fue desapareciendo y pude dialogar con varios de ellos, entre los cuales estaban los venezolanos y los ecuatorianos, que tengo que decir, que me dejaron impresionado con sus formas de ser, nada que envidiarle a nadie y por sobre todo, parecía que nos conociéramos de toda la vida.
De los escenarios creo que solo puedo decir que me impresionaron algunos por su majestuosidad y belleza, pero otros me asombraron por estar no al 100% como se dijo y aun así no tuvieron mayores inconvenientes, pero me queda la duda, ¿será que algún día los terminarán completamente y que esa plata no se perdió?, el paso del tiempo dará la respuesta, ahora tengo la certeza que el Periodismo y la fotografía deportiva son mi vida.
Finalmente, y no menos importante, lo único que me queda por decir es: mil gracias Santa Marta, Mil gracias Juegos Bolivarianos, mil gracias deportistas y mil gracias a la Revista Semilleros Deportivos que me brindó esta maravillosa oportunidad!