Termografía en los deportes, para la prevención de lesiones.

Foto/atriainnovation.com

El corazón de un deportista de alto rendimiento late con la fuerza de miles de horas de sacrificio, de madrugadas en el gimnasio y atardeceres en la pista.

Cada gota de sudor es una promesa, cada músculo trabajado, un sueño forjado con la tenacidad más pura. Pero, ¡ay!, qué frágil es esa promesa cuando en un cruel instante, se puede apagar la llama de la ilusión. Es una realidad desalentadora que golpea constantemente el mundo del deporte.

Casos como el de Michael Phelps, quien sufrió una lesión en la muñeca antes de los Juegos Olímpicos de 2008, o Beth Mead, delantera de la selección inglesa, que se perdió la Copa Mundial Femenina por una lesión en el ligamento cruzado anterior, son solo algunos ejemplos.

También recordamos a la gimnasta japonesa Shun Fujimoto, quien se lesionó una rodilla justo antes de los Olímpicos de 1988, y más recientemente, a la patinadora colombiana Jazmín Álvarez, quien no pudo viajar a los Juegos Olímpicos de París para competir en skateboarding-street debido a la ruptura de su ligamento cruzado anterior.

Foto: Adrián Rodríguez

En el ámbito del fútbol profesional, un estudio de 2021 de la revista British Journal of Sports Medicine, que analizó a 3.302 jugadores de 49 equipos en 19 países europeos durante 18 temporadas, reveló un aumento considerable de las lesiones, tanto en entrenamientos como en partidos.

Y entonces, con el alma encogida, surge la pregunta: ¿pudo evitarse? un «tal vez» deja un sabor amargo; un «de pronto» es casi un lamento; pero un «es posible»… resuena como un bálsamo en el dolor o una chispa de esperanza en la oscuridad.

Y es aquí donde la termografía, esa dulce esperanza que tiene sus orígenes en los trabajos de William Herschel, entra al mundo deportivo gracias a la tecnología digital y a la inteligencia artificial, porque esta técnica permite obtener un completo «mapa térmico» del cuerpo de un deportista, mostrando las variaciones de temperatura con un rango de colores que hacen más efectivo su análisis.

A través de la termofisiología, se puede medir y visualizar al temperatura del cuerpo con precisión durante la actividad física, debido a la radiación infrarroja que emiten los cuerpos en la superficie de la piel. Esto permite a entrenadores y deportistas:

  • La cuantificación de cargas de trabajo de entrenamiento.
  • La detección de desequilibrios posturales, anatómicos y biomecánicos.
  • La evaluación de la forma física y condiciones de rendimiento.
  • La detección de dolor muscular de inicio retardado (DOMS).
  • La evaluación de los niveles de rendimiento para algunas disciplinas deportivas.

En esencia, la termografía deportiva ofrece una herramienta no invasiva y de gran precisión para entender mejor el estado fisiológico del atleta, permitiendo una intervención temprana y personalizada.

No se trata de una solución mágica que garantice el 100% de prevención de lesiones, pero sin duda, es un avance significativo que puede reducir drásticamente el riesgo y, en muchos casos, ofrecer ese «es posible» que tanto anhelan los deportistas y sus equipos.

¿Crees que la implementación masiva de la termografía en el deporte de alto rendimiento podría cambiar el panorama de las lesiones y prolongar la carrera de los atletas?

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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