Tatiana Rivera: con su fútbol en Manizales, desafió todo pronóstico, pasión y garra.

Foto/Jonh Jairo Bonilla para Semilleros Deportivos
Abrirse camino en el fútbol es el anhelo de muchos y la alegría de pocos, y esto lo saben la mayoría de los deportistas que llegan a las escuelas y clubes, donde se siembran semillas que pocos ven florecer. Esto también sucede en el caso de las mujeres que deciden practicar el deporte más espectacular del mundo.
Así inicia la historia deportiva de la futbolista Tatiana Rivera Giraldo, una niña del barrio Las Américas de Manizales, quien, a los 10 años, dio sus primeras “patadas” al balón en el Club Campeones Manizales, gracias a su primo Matías Betancur, quien la recomendó con el entrenador Eduardo Andrés Alba Corredor. Él la acogió con una condición: debía adaptarse a entrenar con los niños y tomar el fútbol como un estilo de vida, aunque fuera la única mujer del club.

Foto/Jonh Jairo Bonilla para Semilleros Deportivos
Contra todo pronóstico
«El primer día no fue fácil para la niña», recuerda Eduardo Andrés, y no era para menos. Aunque sus ojos resplandecían de alegría y entusiasmo, sus habilidades eran aún incipientes e imprecisas. Así que empezó desde cero, luchando contra la torpeza, corrigiendo sus errores, sin dominio del balón y gambeteando contra el desánimo, pero con una poderosa arma conjugada en cuatro pilares: su carácter, el alto compromiso con el fútbol, la responsabilidad y el constante sacrificio.
Ese día pensé, dice el profe Eduardo, que no iba a ser capaz de seguir porque ya me ha pasado con otras niñas del club y les digo las mismas palabras, sino son capaces de asumir el compromiso, se pueden ir. Pero Tatiana me puso esos ojitos, cuando le dije las cosas y asumió el reto. Eso para mi es gratificante y es uno de los momentos que más recuerdo de cuando llegó.
En su mente siempre resonó la frase: ¡voy a lograrlo! y así fue, porque se convirtió en una de las jugadoras más talentosas del club, tanto así que sus compañeros pedían su inclusión en las convocatorias de campeonatos, pues ya conocían sus condiciones en la cancha.

Foto/Club Campeones Manizales
A los 13 años estuvo a punto de abandonar el fútbol, pero contó con un apoyo incondicional: el de Julián Camilo Patiño, quien la aconsejó y le devolvió la confianza que hasta el día de hoy conserva intacta.
“Una de las anécdotas que tengo con ella es que a sus cortos 13 años manifiesta que no volvería a jugar futbol y gracias a una charla que tuvimos donde expusimos varias situaciones la deportista continúa su proceso deportivo y hoy se consolida como deportista de alto rendimiento”. Recuerda Julián Camilo.
Esta joven manizaleña tiene algo especial: aún conserva las bases de los buenos deportistas, ser humilde e integral. Estas cualidades se las han inculcado en casa, donde su mamá y sus tías han estado a su lado incondicionalmente, ayudándola con los pocos recursos que tienen, pero con toda la riqueza de su amor, buscando cómo darle lo que necesitaba para que siguiera jugando fútbol
Los frutos del trabajo
A sus 20 años, ha recibido llamados a la Selección Colombia, jugó en el Deportivo Pereira y actualmente milita como lateral derecha para el Once Caldas, vistiendo la camiseta número 16.

Foto/Jonh Jairo Bonilla para Semilleros Deportivos
En la cancha, no se guarda una gota de sudor, domina bien el juego aéreo, tiene capacidad para atacar y es fuerte en la defensa.
“Es una deportista que ha pasado por todos los procesos en selecciones Caldas, desde la categoría infantil hasta la juvenil y remata su proceso en Juegos Nacionales 2023 y de allí parte a Risaralda a jugar con deportivo Pereira, y este año 2025 nuevamente en la ciudad para defender los colores de Blanco”, Dice Julián Camilo Patiño, entrenador del club Wikam, donde la joven entrenó antes de pasar al fútbol profesional y quien fue de gran apoyo para la deportista.
«Unidos somos más. Más deporte, más región»