La transparencia es fundamental en los procesos deportivos
El posible caso de dopaje del atleta risaraldense David Céspedes tiene implicaciones que podrían recaer en la manera como los organismos deportivos asumen su responsabilidad, en casos específicos donde la aparente falta de ética está a la orden del día.
Si bien el proceso de investigación está surtiendo sus diferentes etapas, es importante aludir a que la realidad del deportista tuvo que contarse de manera pública, oportuna y sin trabas, para evitar lo que se está observando ahora, sorpresa en el entorno deportivo regional por este caso.
Es que la responsabilidad del entrenador, del médico, del club al que pertenece y de la liga a la que representa no puede quedar en el aire, toda vez que existe un documento por parte de una Comisión Disciplinaria que a través de una resolución oficial (003-2018) argumenta una posible falta al reglamento del Código Mundial Antidopaje (WADA). ¡Gravísimo!
Los procesos transparentes y oportunos al interior de los organismos deportivos, mejoran la comunicación, propenden por detallar en el atleta caminos fundamentados en la práctica de valores, que sin lugar a dudas terminarán por fortalecer los planes de trabajo trazados.
Sin bien, la Liga Risaraldense de Natación ha sido un organismo que ha intentado realizar su trabajo de la mejor manera, esta eventualidad podría empañar la realidad, más si se tiene en cuenta que hasta la fecha, no existe un pronunciamiento oficial sobre el tema, ni siquiera del club al que hace referencia la resolución. El manejo de la situación a través de comunicados y medios oficiales, podrían haber despejado cualquier manto de dudas, que ante la omisión de dicha comunicación, genera luego que la información se filtrara entre los medios comunicación, dejando sospechas aun mayores sobre un atleta al que hay que defender por su recorrido, estatus deportivo y lo que significa para Risaralda.
Esto desprende una reflexión importante sobre la transparencia al interior de los clubes, ligas, federaciones y asociaciones deportivas, que sin lugar a dudas se rigen bajo el derecho privado. Es que si el caso se hubiera manejado de otra manera, con claridad, oportunidad y evitando el silencio, el menos perjudicado hubiera sido el nadador.
Por supuesto que es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pero los documentos y soportes que entrega la Comisión Disciplinaria están respaldados por un laboratorio de prestigio internacional, que también se juega su imagen al emitir resultados de esta categoría en contra de un referente para la natación del país.
En todo caso, es necesario que la situación se aclare y que los responsables de velar por la buena imagen del organismo y del atleta se pronuncien, nunca es tarde para actuar con vehemencia.