Julián Caicedo, el quindiano que sueña con los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020
Julián Caicedo, el quindiano que sueña con los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020
Amante del deporte, este armenio de 39 años ha logrado superarse a sí mismo, y hasta las personas que no creyeron en él cuando perdió un miembro inferior en el 2011. Luego de 7 años de lucha, se prepara como deportista para alcanzar unos Juegos Paralímpicos.
Con la mente en la competencia y pensando en su salud, Julián Andrés Caicedo Arbeláez, ha logrado sobreponerse a diferentes obstáculos que le ha puesto la vida, el más difícil de ellos fue cuando perdió su pierna derecha en un accidente de moto en el 2011.
“Después del accidente, pasaron tres años, donde cada año me hacían una cirugía ya que cada vez tenia inconvenientes con la amputación. Después de cirugías y muchas terapias, para el año 2015 un amigo me comentó sobre el Triatlón, que para ese año en el mes de octubre se hacía un 1/3 de distancia del Irón Man (1.200 metros en Natación, 62 kilómetros en bicicleta y 15 kilómetros en pedestre) en Clermont, Florida”, narró.
Esa idea lo sedujo porque sus quebrantos de salud no parecían disminuir, y la actividad física sería una ayuda para el progreso. “Me puse como reto ese evento. Aprendí a nadar con la técnica que se debe. Compré mi bicicleta de ruta, me tocó aprender a montar con una sola pierna. Y la parte de correr la hacía en muletas. Con disciplina y dedicación entrené cada día, luego viajé al evento y logré terminarlo en un tiempo de 10 horas 36 minutos”, manifestó.
Después de esa participación ya era un estilo de vida lo que quería adquirir Julián, así que buscó la manera de incorporar el Triatlón en su vida, aunque fue difícil encontrar respaldo para ese propósito, pues tocó la primera vez las puertas del ente territorial en Quindío y le dijeron que no había presupuesto, al ser un solo deportista en esta especialidad de “discapacitados”.
Para él, que se inició a los cinco años en el deporte como bicicrosista y a los 15 años como ciclomontañista, estos fueron nuevos retos, pues tenía que conseguir los aditamentos deportivos necesarios para acomodarse a su bicicleta sin una de sus piernas. Haciendo rifas, vendiendo alimentos y con apoyo de la familia se fue adaptando mejor.
“Seguí entrenando y compitiendo en los eventos que hace la Federación colombiana de Triatlón en la cual competía con los convencionales (personas no discapacitadas) era el único con discapacidad. Empecé a obtener logros, y seguí fijándome siempre dos objetivos: llegar a representar a mi país en un campeonato mundial de Paratriatlón y el segundo llegar a un unos juegos Paralímpicos el cual sería Tokio 2020 si logro estar en el ranquin con los puntos necesarios”, apuntó.
Tocando puertas, para el 2017 logró ingresar a la Liga Antioqueña de Triatlón, fue allí donde encontró un respaldo dentro del ámbito deportivo nacional, porque según manifiesta le ofrecieron una oportunidad de demostrar su capacidad como deportista con habilidades diversas.
“Siempre mi mayor motivación fue la de salir adelante yo mismo. Al principio demostrarme que el perder una parte de mi cuerpo no es el final del mundo. No es motivo para dejar de creer en Dios o pensar en el fracaso, incluso en cosas más radicales como el suicidio, las drogas o el alcohol, creyendo que mi vida se terminó”, argumentó Caicedo.
Con objetivos claros y un camino por recorrer, ha logrado destacar en tres años de competencia. En el 2015 logró el primer puesto en el Campeonato Nacional de Paratriatlón en Cartagena, ese mismo año se subió al primer lugar en Clermont, Florida, y así diferentes participaciones donde ha podido resaltar.
En este 2018 ocupó el cuarto lugar en el Campeonato Nacional en San Andrés Islas, y el segundo lugar en la Válida Nacional de Triatlón en Guatapé, Antioquia. Y como si fuera poco ocupó la lista de los clasificados al Mundial de Paratriatlón, que se realizará en Sarasota, Florida, en octubre.
En el Mundial buscará los puntos necesarios para pensar en una clasificados a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, reto y meta que se ha propuesto al lado de su esposa, y su hija Celeste, de quien “Espero que se sienta orgullosa del papá que tiene y enseñarle la disciplina del deporte que ella escoja”, complementó Julián.
Finalmente el atleta manifiesta que su estilo de vida le ha dejado una tarea especial, a la que se ha encomendado día a día. “Ir por la vida llevando un mensaje de superación y grandes éxitos. Todo conseguido con la ayuda de la familia, y de las personas que han creído en mí”
De esta manera el armenio que viaja una vez al mes hasta Antioquia, buscará dejar en alto el nombre del país en una nueva participación internacional, esta con tinte mundial, como muy pocos lo han logrado.
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