Humillante despedida para el Deportes Quindío 

Humillante despedida para el Deportes Quindío 

Como si fuera una penitencia eterna los hinchas del Deportes Quindío tienen que ver una vez más como el equipo de su casa, de su tierra, fracasa en el intento de retornar a la primera categoría del fútbol colombiano, pero esta vez de la manera más humillante jamás vivida en esta permanencia en la B.

Por. J.J. Tabima.

Como si fuera una penitencia eterna los hinchas del Deportes Quindío tienen que ver una vez más como el equipo de su casa; de su tierra fracasa en el intento de retornar a la primera categoría del fútbol colombiano, pero esta vez de la manera más humillante jamás vivida en esta permanencia en la B.

Agotamiento, decepción, incredulidad y enojo, todo esto y muchos otros sentimientos son los que embargan al seguidor del fútbol quindiano, que siendo hincha o no del Deportes Quindío, se sienten asaltados por un empresario que año tras año ha ido convirtiendo a Armenia en un hazme reír y casa de paso para jugadores que solo piensan en su bienestar personal y en llegar a un equipo grande o por lo menos de primer nivel.

Una serie ante Llaneros Fc la cual se esperaba superar, sino con gran ventaja, si con contundencia, se convirtió en la peor pesadilla para el equipo de Suárez.

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¿ Equipo de Suárez ? Cuando llegó el técnico vallecaucano cayó bien su designación, hombre conocedor de la categoría y con ascensos en su hoja de vida, pero con el pasar del tiempo, quienes menos lo querían ver eran sus jugadores, denunciaban mal trato, y varios de ellos se atrevieron a confrontarlo y uno que otro mostraron su enojo hasta el punto que debían ser controlados por sus compañeros para que no llegaran a agredir al estratega, hace mucho a través de mi casa radial lo denuncié, convirtiéndome en persona no grata para el técnico, quien se defendía tratando de desconocer mi labor. ¿ Por que lo denuncié ? Por qué estoy cansado que jugadores y cuerpos técnicos tapen las malas campañas producto de sus enfrentamientos con los tales “Códigos de Camerino” que no son sino, en momentos y circunstancias, manera de tapar su mediocridad e incapacidad, dejando en un segundo plano el objetivo principal y el bien común, el ascenso.

El equipo estaba fracturado casi desde el inicio y aunque se trataron de solucionar problemas entre ellos, el desenlace parece mostrar que nunca se solucionó nada.

Jugadores caminando la cancha en el Centenario, y la confirmación de un hombre veterano y de mil batallas como Wilson Carpintero demuestran que faltaron ganas y actitud para enfrentar la serie, actitud que debe estar siempre cuando se trabaja y más en lo que es para uno de todo el gusto y aparte hay remuneración por ello.

Al técnico Alberto Suárez quien huyó del estadio apenas finalizaba el compromiso ante Llaneros, parece ser que sus jugadores le cobraron lo de aquellos malos tratos, una y mil veces se le preguntaba por eso y solía responder “No, mis jugadores no tienen esa malicia” terminó creyéndolo por qué los abandonó cuando todo estaba perdido, -¿ y el profesor Suárez entregara balance? ¿ estará en Rueda de Prensa ?, la respuesta: el técnico ya abandonó el estadio; y los jugadores mientras tanto planeaban la manera de abandonar el mismo, muy pocos hablaron con la prensa, quizá los de mayor jerarquía Carpintero, Sevillano y Figueroa, este último quien fuera el más afectado por sus desacuerdos con el técnico. Que manera de terminar una campaña que ilusionó en el remate del Torneo regular.

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Hernando Ángel sigue celebrando que su equipo no ascendió y sigue contando el dinero que gana por conceptos de derechos de televisión, platica que entrega la Dimayor y su principal actividad, la proyección de jugadores que sea cual sea la campaña con el Quindío, buena, mala y pésima cómo está, siempre venderá y prestará a los equipos de la A, negocio redondo.

Mientras Ángel dice que no se toma un tinto con el Deportes Quindío, los cuyabros, los quindianos siguen soñando con un equipo que les haga sentir orgullo y no vergüenza, que les saque sonrisas y no enojos, que les de títulos y no fracasos, fracasos como los vividos con Prince, Cheche Hernández y ahora Alberto Suárez, a quien hay que reconocerle su trabajo y entrega, pero también su prepotencia, que al final marcó su fracaso, sus jugadores no lo bancaron, lo llevaron con la doble.

Segundas partes dicen no son buenas, Prince tras sus 3 fracasos con el Quindío permaneció y ni siquiera pudo meterse a los cuadrangulares en el torneo siguiente, Cheche si se fue tras su no ascenso, el técnico Suárez no tiene ni el respeto de sus jugadores, ni los resultados para permanecer.

Otro año en la carcel de la B, otro año con un equipo de medio pelo, sin jerarquía, son los equipos que arma Hernando Ángel quien al lado de la gerente del equipo, Angelica Lema recién nacida para este negocio, pero muy obediente, ven los problemas donde no están, atacando e humillando a la prensa, -por aquí no pueden pasar, no basta con la

acreditación de Dimayor, sino están en una lista creada por ellos, esa acreditación queda valiendo lo que vale una gata ciega- y no solo la quindiana, para el partido ante Llaneros, le negaron el ingreso al escenario a los periodistas que cubren al conjunto del Meta, creen que tienen al Real Madrid, Barcelona u otros y tienen un equipo ni de quinta, eso es mucha categoría para un equipo de risa.

¿ Que vamos a hacer?

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