¿Por qué las prácticas deportivas desde edades tempranas?

¿Por qué las prácticas deportivas desde edades tempranas?

Foto / Pablo Bohórquez

En un escrito de la Mg. en Rehabilitación Neurológica infantil, Luz Angélica Orozco Restrepo, se resaltó desde el neurodesarrollo y sus diferentes esferas físicas y mentales, los logros que un niño debe alcanzar desde el comienzo de su vida hasta la edad adulta, que incluyen la necesidad de la inserción de la actividad psicomotriz a las rutinas, lo cual se considera de vital importancia.

El niño nace con un cerebro en desarrollo, en el que las conexiones nerviosas continúan en proceso de formación, esto evoluciona de acuerdo a la variedad de estÍmulos brindados por el medio en el que interactúa.

Durante la edad preescolar alcanza sus mayores potencialidades en cuanto a lo cognitivo y lo motor, presentando grandes avances en el aprendizaje y la conciencia de las capacidades de su cuerpo.

Por medio del cuerpo el niño explora, aprende y gana experiencias, el juego en sus diferentes modalidades llega a ser la forma en que el niño empieza a relacionarse con sus pares y a entender reglas en los contextos sociales, siendo las prácticas psicomotrices y la educación deportiva el portal hacia grandes aprendizajes.

Se define entonces la psicomotricidad como el estudio y la intervención  del desarrollo motor ligado a procesos de pensamiento y emociones. Como técnica, ésta se encarga de trabajar la interacción del cuerpo con el ambiente en aspectos sociales, físicos, cognitivos y del lenguaje.

Foto / Pablo Bohórquez

Los niños que se encuentran en edades entre 6 y 12 años necesitan centrarse en actividades escolares, pero además de esto requieren espacios de esparcimiento y diversión que les permitan hacer uso adecuado del tiempo libre.

Se define la infancia intermedia como el lapso comprendido entre los seis y doce años de edad, en esta etapa los niños alcanzan un desarrollo motor  mucho más gradual y coordinado que en la niñez temprana, pasando de actividades como correr, escalar, saltar lazo, nadar, montar bicicleta o patinar a destrezas físicas que integren además un nivel cognitivo y emocional mayor.

Esta edad es adecuada desde el punto de vista del neurodesarrollo para iniciar la práctica de deportes que requieran fuerza, equilibrio y coordinación, pues la maduración del sistema nervioso mejora la transmisión de los impulsos neuronales dándose un avance en la velocidad de ejecución de los movimientos.

Desde el punto de vista social hay cierta independencia supervisada con tendencia a la autoregulación  y un mayor desarrollo cognitivo con uso de la lógica, necesidad de aceptación y trabajo de el autoestima y la autopercepción. Es así como el deporte se  vuelve una herramienta para alcanzar el bienestar físico y social, incentivando sentimientos de pertenencia, establecimiento de rutinas, desarrollo de destrezas, mejora en la percepción de si mismo entre muchos otros beneficios. La disciplina que implica una práctica deportiva puede contribuir a el establecimiento de un mayor orden en el desempeño de tareas escolares.

Foto / Pablo Bohórquez

En esta edad se recomiendan deportes que les permitan a los niños mejorar la capacidad de socialización e incentivar el respeto de las reglas, entre ellos el futbol, el baloncesto y el voleibol.  Los deportes de práctica individual  como lo es el tenis, contribuyen a la mejora de la coordinación, los reflejos, el ritmo y descarga de agresividad.

Finalmente lo importante de incentivar una práctica deportiva desde edades tempranas es que el niño además de ejercitarse físicamente pueda utilizar esta actividad como motor de diversión y socialización, características necesarias para un desarrollo íntegro de todas sus esferas.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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